El 22 de mayo Pac-Man cumplió 42 años de su lanzamiento (1980), sin duda, un hito en la historia de la sociedad, ya que podríamos marcar un antes y un después. Hoy en día, los videojuegos involucran interacción y por lo tanto protección de datos personales. Son una forma de entretenimiento que pueden aportar momentos de distracción necesarios; sin embargo, ello no implica que no existan riesgos. El avance de plataformas de juego en línea son una oportunidad para aumentar la experiencia que ofrecen los videojuegos, pero debemos ser conscientes que exponen los riesgos potenciales a los que debemos poner nuestra atención, por ejemplo, el manejo inadecuado de nuestros datos, así como al robo de nuestra información personal.

De acuerdo con The CIU (Competitive Intelligence Unit), consultora especializada en tecnología, en México existen 72 mil 300 millones de gamers (jugadores). Si lo comparamos con las cifras del censo de población del INEGI, entonces el 57.4 % de las y los mexicanos se identifica como usuario de video juegos, y es que la facilidad para acceder a cada uno es cada vez mayor: desde un smartphone, consolas portátiles o de casa, computadoras. Desde múltiples dispositivos se puede acceder a esta forma de entretenimiento.

De acuerdo con WeLiveSecurity, agencia especializada en riesgos y seguridad de la información, las plataformas desarrolladoras de videojuegos como Capcom, Crytek o CD Projekt Red, experimentaron un aumento exponencial de ciberataques dirigidos entre 2020 y 2021. Estos ataques tenían como objetivo el robo de la información de usuarios, empleados, así como de propiedad intelectual. Tan solo en marzo pasado, el conglomerado Ubisoft, fue objetivo de un ataque que vulneró su base de datos, en el cual, según la empresa no se comprometió información personal; lo que no ocurrió en 2013, cuando la misma empresa reportó la pérdida de información sensible de usuarios en un ciberataque masivo.

Si se analizan las acciones que se llevan a cabo para ingresar a un juego, gran parte de estos solicitan información que va desde nuestro nombre, domicilio, fecha de nacimiento, ubicación satelital o incluso información bancaria; como por ejemplo los números de nuestras tarjetas bancarias que se emplean en la compra de niveles o experiencias de juego. Es aquí donde quiero ser más enfática, debemos tener sumo cuidado al compartir nuestra información, por mínima que esta sea, sobre todo pensando que los que emplean estos dispositivos son en su mayoría niños, adolescentes y jóvenes quienes aún no se encuentran capacitados para discernir los riesgos potenciales de compartir información sensible.

Ante esto, desde el INAI hemos emitido recomendaciones generales para jugar

con responsabilidad. Por ejemplo, identificar el uso que se hará de los datos que ingresamos; conocer los términos y condiciones de uso; conocer si algún dato será compartido con tercero; saber qué permisos (por ejemplo, de ubicación, grabación o captura de imágenes) se están utilizando y con qué fin; tener claro que la conexión a internet sea segura; ser consciente de qué datos personales se están compartiendo.

Como sociedad tenemos corresponsabilidad de informarnos, y por supuesto, en el INAI estamos atentos para apoyarlos a través del Centro de Atención a la Sociedad (800 835 43 24) si consideran que sus datos fueron vulnerados. Recuerden: el cuidar de nuestra información es una tarea de todos los días.

Comisionada del INAI 

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