En este Proceso Electoral Federal y Local 2023-2024 la ciudadanía se enfrenta al reto de emitir un voto libre de desinformación, infodemia o “Fake News” electoral, es decir un voto libre e informado en el mundo de la posverdad.
La desinformación electoral son acciones que buscan influir de manera negativa en el comportamiento de la ciudadanía, mediante la difusión de información engañosa o claramente falsa; el impacto puede manifestarse en diferentes magnitudes para desacreditar el trabajo de las instituciones electorales, las etapas de una elección y su ámbito de responsabilidad.
La política de la posverdad ofrece elementos de análisis sobre el proceso de desinformación electoral, al difundir contenido que no tiene bases formales, además, se fundamenta o se dirige a los aspectos emocionales de las personas receptoras del contenido. En este sentido, nos enfrentamos a uno de los aspectos que contribuyen a la perdida de objetividad y veracidad en las instituciones electorales. Este fenómeno es difícil de detectar ya que individualmente nos rodea y traspasa en todos los límites, de cerca y de lejos convivimos con sus efectos.
Vivimos interconectados e hiperconectados, en un espacio donde la difusión de acciones de desinformación sucede de manera casi instantánea, resultado de nuestros hábitos de consumo de plataformas y redes sociales. Los objetivos pueden variar, desde favorecer a candidatos/as o partidos políticos, desacreditar a rivales o instituciones, hasta polarizar a la sociedad o movilizar a segmentos específicos.
¿Qué pasa si a esto le agregamos el mal uso de medios digitales? La era digital ha provocado una transformación en los hábitos de consumo de información. La rapidez para crear y consumir contenidos dejó de ser una herramienta eficaz para compartir conocimiento y convertirse en un instrumento que puede manipular la información según la conveniencia de su creador, el cual, puede impactar a personas jóvenes y adultas, de cualquier sector social.
Podríamos ser simplistas sobre la responsabilidad de la desinformación señalando al medio de comunicación o red social como el responsable de iniciar su difusión. Sin embargo, es crucial reflexionar sobre nuestro propio papel al compartir contenido no verificado. Al difundir noticias incorrectas, falsas o malintencionadas, nos convertimos activamente en parte del problema en lugar de contribuir a la solución. Por tanto, es nuestra responsabilidad verificar la información que compartimos en redes sociales o aplicaciones de mensajería, como al reenviar cadenas o imágenes a través de WhatsApp.
Otro factor que no conocíamos en las pasadas elecciones de 2018 y que ahora tiene mayor relevancia es el uso de la Inteligencia Artificial (IA), una herramienta con mucho potencial, de la que comenzamos a conocer sus efectos, y sin contar con una regulación en el marco jurídico nacional. Actualmente, basta con ingresar a un generador de audio para clonar la voz de una persona y atribuirle dichos, ideas o posicionamientos que en ningún momento precisó, por ello es imperativo que como ciudadanas y ciudadanos contrastemos la información que nos llega.
Desde el INE promovemos seis simples y eficaces herramientas para contrarrestar la desinformación:
1. Di No a las Cadenas Anónimas:
· Rechazar rumores y mensajes que promueven odio o violencia política.
2. Información de Fuentes Confiables:
· Acudir a fuentes oficiales y medios de verificación de hechos reconocidos.
3. Verificación de Autoría:
· Confirmar quién está detrás de la información recibida.
4. Lee la Noticia Completa:
· Evitar juicios basados solo en titulares.
5. Fecha de Publicación:
· Contextualizar la información considerando la temporalidad.
6. Reportar Contenidos Falsos:
· Contribuir a frenar la propagación de información engañosa.
Por supuesto, estas no son reglas estrictas; cada persona tiene la responsabilidad de valorar cómo y en qué medios se informa sobre las noticias en materia electoral. Otra manera en la que la ciudadanía puede validar las noticias o publicaciones es mediante el portal Certeza 2024 y las cuentas oficiales del INE en Facebook, X (antes Twitter), Instagram, YouTube y TikTok.
Una clave para combatir la desinformación en la era digital es la alfabetización digital, se refiere a los "conocimiento sobre los derechos en línea y el cómo combatir el discurso de odio en línea y el ciberacoso (cyberbullying), además de conocer los temas éticos alrededor del acceso y uso de la información, y el involucramiento tanto con las tecnologías de la información y comunicación como con los medios, con la finalidad de promover la igualdad, la libertad de expresión, el diálogo y la paz", es un concepto aplicable a la vida diaria, en el uso de las redes sociales y al momento de recibir información de diferentes fuentes.
Finalmente, me gustaría cerrar con una pregunta: ¿A quién o a quiénes les corresponde intervenir para evitar las influencias negativas que dificultan el voto informado de la ciudadanía, sobre todo para las personas que requieren mayor orientación o apoyo para discriminar de una noticia o publicación falsa de otra que es real?
Desde el marco normativo, el Instituto Nacional Electoral tiene las atribuciones para garantizar que el proceso electoral se realice conforme al principio máximo de proporcionar certeza y garantizar un proceso electoral justo e imparcial, en condiciones de igualdad y equidad en la contienda.
Nos toca a todos, sociedad, gobierno, partidos políticos, candidatos y medios de comunicación a actuar con ética y corresponsabilidad para que todas las personas cuenten con los elementos informativos que den certeza para emitir su voto conforme a sus intereses o convicciones, en un marco de cultura cívica y conforme a los principios democráticos de una sociedad del conocimiento.