Las grandes crisis económicas se superan con fuertes volúmenes de gasto público para restaurar el crecimiento económico. Aunque son alentadores los pronósticos de la actividad económica mexicana para 2021 (6.1%), son claramente insuficientes para superar la crisis sanitaría y los desequilibrios de la era neoliberal. Se añade que la reactivación económica en curso no es sólida porque depende del mercado estadounidense, entonces, es imprescindible sentar las bases de un crecimiento económico robusto y, para ello, el gobierno debe aumentar le gasto de la inversión y alentar el gasto privado.

La disponibilidad liquidez para garantizar financiamiento barato y abundante es una condición básica para garantizar el crecimiento económico. El gasto público se financia vía impuestos (aclarando que primero se gasta y después se recaudan los impuestos) y, deuda, en caso de incurrir en déficit fiscal. La 4T ha optado por no ampliar la deuda porque el crecimiento de la tasa de interés es mayor que la del producto, lo cual, se explica a partir del margen creciente de la tasa de interés mexicana con respecto a la estadounidense. Una alternativa sería hacer una reforma estructural impositiva, considerada como riesgoso por el gobierno de la 4T, por la oposición de los grandes capitales.

Aunque el actual gobierno ha sido exitoso en incrementar los ingresos fiscales (vía el combate a la evasión y elusión fiscal) ello no es suficiente. En el contexto de la autonomía del Banco de México, el gobierno debe encabezar una gran discusión nacional sobre el efecto negativo de incrementos de la “tasa de interés objetivo” en periodos de inflación y bajo crecimiento económico, debido a que aumenta la deuda pública nacional y el costo del crédito al sector privado. Otra medida urgente es que el gobierno utilice todos los recursos que la H. Cámara Diputados autoriza para su ejercicio e, incluso, de acuerdo con la prerrogativa de la Ley de Banco de México, obtener préstamos de hasta un 1.5% del gasto público autorizado por la H. Cámara de Diputados. La obsesión de equilibrar el gasto público primario ha provocado que en los últimos 20 años el gobierno federal haya moderado su gasto fiscal, notoriamente en inversión pública, manteniendo un constante superávit de la Cuenta Corriente de la Tesorería que opera en el Banco de México. Finalmente, se debe discutir la política del Banco de México sobre los Depósitos de Regulación Monetaria a partir de títulos del gobierno federal que se volvió el mecanismo por excelencia para retirar liquidez de la economía. La política de depósitos de regulación monetaria con base en títulos públicos permite a los bancos comerciales operar con altos rendimientos en su operación y sin riesgos, con bajos volúmenes de créditos.

Resumiendo, se debe revertir la política del Banco de México de subir las tasas de tasas de interés ante presiones inflacionarias porque aumenta el peso de la deuda pública y el costo privado del financiamiento, lo cual, es contraproducente para el desarrollo. Adicionalmente el gobierno federal debe utilizar todos los recursos autorizadas para el gasto e, incluso a acceder a créditos con base a los recursos autorizadas y, finalmente, el fisco no debe asumir el costo de administrar la liquidez de la economía.

Profesora de la Facultad de Economía de la UNAM e integrante del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social, CACEPS.
caceps@gmail.com

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