A un día de iniciar la novena edición de la Cumbre de las Américas, esta vez en Los Ángeles, Estados Unidos de América (EUA), la postura de Andrés Manuel López Obrador en torno a la condición de su presencia en el evento sigue siendo polémica y objeto de debate. Él asistiría si Joe Biden invita a los líderes de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

No es por Latinoamérica, es por él

Esta posición de López Obrador ha sido defendida a capa y espada por muchos de sus seguidores, quienes señalan que protegió a Latinoamérica para que estuviese totalmente representada en la reunión de jefes de Estado (y en algunos casos, de gobierno) del continente. Pero, ¿esa era en realidad la intención de esta condición hacia Washington? Y, en cualquier caso, ¿traería buenos resultados este condicionamiento?

Vamos por partes. Condicionar a otros gobiernos es inherente el mundo de la política. No es una práctica ajena de los políticos y en la relación bilateral de mexicoestadounidense hay múltiples ejemplos. Pero, condicionar a EUA, la hegemonía global, nuestro vecino y más importante aliado y socio comercial; tendría que hacerse con cuidado y con un buen análisis de lo que podría pasar. Aunado a ello, si se toma el riesgo de condicionar a la potencia, se debería tener seguridad de que el intercambio es favorable para nuestro país.

Ese es justamente un punto al que se debe prestar atención. López Obrador tomó el riesgo de condicionar a EUA, pero, ¿a cambio de qué? ¿De defender la voz de países latinoamericanos que a todas luces son autoritarios? No parece que en realidad sea así, y a continuación se buscará dilucidarlo, pero si fuese el caso, entonces ahí México perdió por varias razones. Es cierto que no se debe cortar el diálogo con los países, aunque sean autoritarios, pero defenderlos es una acción diferente y grave para el Estado de derecho que las naciones alrededor del globo han aceptado procurar y proteger.

Ahora, al haber sido pública y no privada la forma en que López Obrador condicionó a Biden, no sólo se careció de diplomacia, sino de tacto para negociar con el aliado y socio comercial más importante de nuestro país con el que se quiere algo a cambio. Negociar suele ser más fácil cuando se hace en privado, ya que las partes involucradas pueden extender el diálogo y agotar todos los recursos para comprometerse en la construcción de un acuerdo. Si la intención del mandatario mexicano hubiese sido defender a Cuba, Nicaragua y Venezuela para que tuvieran voz en la Cumbre y no fuesen apartados del resto de países americanos, condicionar en privado a Biden habría sido más inteligente, puesto que habría dotado de un entorno más propicio para negociar.

Pero no fue así y la razón muy probable de ello sea porque López Obrador no tiene intención de acudir a la Cumbre. El mandatario mexicano optó por un camino más espinado y complicado de transitar si es que el fin era efectivamente conseguir ablandar a Washington para invitar a la triada de países mencionados. Al hacer el condicionamiento de manera pública, Biden tiene menos espacio para maniobrar, puesto que más actores domésticos, como los Republicanos, e internacionales, como China, Rusia, etc., saben de la encrucijada del presidente y toman nota de cómo reacciona el gobierno estadounidense ante esta situación. Por ello, su espacio de reacción se limita y no hay tanta posibilidad de compromiso o voluntad de modificar su postura inicial.

Se presenta un fallo en la diplomacia de México, lo que es nuevamente preocupante por la relación bilateral en particular que se está mermando. Pero existe la posibilidad muy elevada, en mi opinión, de que López Obrador haya optado por manejar de esta manera su invitación a participar en la Cumbre porque le conviene más a él, y para esto hay que considerar el hecho de que Biden no estaría dispuesto a invitar a los líderes de Cuba, Nicaragua y Venezuela porque no está en la agenda ni intereses de su partido.

Sabemos bien que algo que detesta el tabasqueño es que sea encarado y no pueda salir bien parado de cuestionamientos hacia sus acciones. Como presidente, en México puede salir avante porque en muchas ocasiones tiene el control del entorno en el que se mueve, y si no quiere responder a las preguntas que se le increpan, simplemente responde con cualquier historia de su infancia o declaración de limitado sentido. Pero eso es algo que sería muy difícil de replicar fuera del país – si saliera, desde luego, y – si se enfrentara a un escenario donde no tenga el control y se le enfrente y critique.

La Cumbre es justamente un espacio para dialogar y generar acuerdos, pero también para conversar en torno a los problemas de la región. Por ende, el tema de garantizar la protección de los derechos humanos y las libertades, entre ellas, de prensa; es uno que puede que sea abordado y en el que López Obrador, en el escenario que estaría, le sería más difícil obviar la realidad del país y comentar algo completamente diferente a lo que se le solicitó. No es algo que el mandatario mexicano prefiera experimentar, y si tiene la posibilidad de evitar asistir al evento, probablemente la tome, aunque sea desviando la atención y utilizando una narrativa alternativa de lo que sucede en realidad.

Niels Rosas Valdez
Historiador e internacionalista
@NielsRosasV (Twitter)
niels.rosas@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS