Niels Rosas Valdez

Pisoteando el legado

Niels Rosas Valdez
25/08/2024 |01:36
Niels Rosas Valdez
autor de OpiniónVer perfil

A poco más de dos meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos de América (EUA), los recientes movimientos en la política estadounidense han cobrado mucha importancia. Pareciera que, en un sistema bipartidista, sólo dos actores serían los más importantes de cara a los comicios del 5 de noviembre, pero no es el caso. ¿Qué cambios se han gestado en la carrera hacia la Casa Blanca?

Prácticamente todo el mundo está hablando de las elecciones en EUA. No es de sorprenderse, se trata de uno los comicios más importantes para el globo, si no es que es el más relevante. El país de las barras y las estrellas, a pesar de su declive en la influencia en el orbe, sigue siendo la hegemonía, por lo que el nuevo gobierno que se establezca en enero de 2025, tras las votaciones de las próximas semanas, guiará gran parte de la política internacional.

Por ello y mucho más, la carrera presidencial estadounidense es el centro de atención en la actualidad. Si bien en EUA hay varios partidos políticos, desde tiempos remotos el respaldo del electorado se ha concentrado en el Partido Demócrata y el Partido Republicano, cuyas candidaturas se perfilan para una competencia cada vez más ardua a medida que se acerca la fecha de las votaciones, por lo que cualquier apoyo extra es totalmente bienvenido.

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En este sentido, recientes acontecimientos han modificado nuevamente la balanza en el apoyo político de quienes ostentan las candidaturas por la presidencial del país. El acto lo libró Robert Francis Kennedy Jr., hijo de uno de los hermanos del conocido expresidente de EUA, John Fitzgerald Kennedy. Inició como precandidato demócrata, pero al no recibir el impulso de su propio partido, devino en candidato independiente en la contienda. Ahora, su abandono de la carrera por la presidencia y posterior anuncio de integración y respaldo a la campaña de Donald Trump es, sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos más duros de resistir y superar para los demócratas en los últimos años.

Lo de Kennedy Jr., no es cosa menor y debe revisarse con todas las implicaciones posibles. En primera instancia, abandonó el partido cuyos familiares en tiempos pasados habían hecho historia. Como se mencionó, incluso su tío había sido presidente del país y su mismo padre, fiscal general de los EUA. Por si eso fuera poco, en vez de servir de soporte a la candidatura demócrata de Kamala Harris, que habría sido lo más lógico desde el punto de vista de su carrera política, se alió con el poderoso rival republicano.

Para el legado de los Kennedy, lo que cometió el ahora excandidato independiente es una mancha indeleble en su historia. De velar por la democracia y las libertades en una etapa difícil para la política internacional en la segunda mitad del siglo XX, ahora el sobrino de quien fuera mandatario de EUA une fuerzas con un actor que conocemos bien por su populismo, su falta de valores democráticos y desdén por el progresismo.

Pero sabemos que en la política todo puede pasar. Resulta interesante observar que poco importó la lucha de los antepasados de Kennedy Jr., para que tomara la decisión de incluirse en las filas trumpistas. Pragmatismo político y ganas de conseguir utilidades, desde luego, puesto que él y Trump manejaban discursos diferentes en múltiples temas, incluido el medio ambiente y el cambio climático, es decir, falta recordar que el ahora excandidato independiente es abogado medioambiental.

Ahora, en el panorama de la carrera, el respaldo mencionado hacia Trump le quita un posible apoyo a Harris, efecto que necesitaba para seguir compitiendo con el titán republicano. La vicepresidenta de EUA deberá subir una cuesta aún más pronunciada de cara al 5 de noviembre, algo no imposible, pero más complicado que antes. Con lo que sucedió, si pierde en las urnas, Kennedy Jr., podrá gozar en lo alto de los acuerdos que haya establecido con el nuevo presidente; pero si gana la candidata demócrata, encontrará nada más y nada menos que el rechazo progresivo de quienes habrían esperado que su legado familiar se impusiera en momentos de crisis y determinantes para la democracia de su propio país.

Historiador e internacionalista

@NielsRosasV (Twitter)

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