“La mejor política exterior es la interior”, manifestaba el presidente Andrés Manuel López Obrador al inicio de su administración, declaración que preocupaba sobremanera a muchos, puesto que nuestro país es un actor global importante y activo en la participación, interacción y cooperación internacional. Limitar la política exterior era un acto que solo conllevaría a reducir la presencia de México en el mundo.
Con base en los apuntes del mandatario, su participación en los eventos de la comunidad internacional se redujo abismalmente al grado de sólo reunir tres salidas oficiales hasta antes del jueves pasado en lo que va de su administración, todas ellas a Estados Unidos de América (EUA) bajo solicitud exprofeso de la Casa Blanca. No obstante, esta cuarta salida oficial resulta muy apremiante para el gobierno mexicano en turno.
Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba fueron los países elegidos para la nueva salida oficial del mandatario mexicano. En varios de ellos, supervisar los programas sociales “Jóvenes Construyendo el Futuro” y “Sembrando Vida” fueron parte del orden del día de López Obrador, aunque es difícil conocer a ciencia cierta el progreso que se espera, puesto que en nuestro país sus resultados son reducidos.
Pero otro de los temas centrales de la agenda del presidente en esta serie de visitas ha sido, en realidad, colocado por el gobierno estadounidense y es a todas luces evidente. Para Washington es imprescindible atender y administrar lo más pronto y efectivamente posible la migración centroamericana a EUA, puesto que es un punto focal de enorme trascendencia para la permanencia de los demócratas en la Casa Blanca de cara a las elecciones intermedias.
Hay que recordar que los republicanos, con Donald Trump aún de cerca, siguen siendo fuertes y su ascenso político no estaría lejos de ocurrir si sus rivales fallaran en un manejo de la migración. De ahí la importancia de la participación coordinada con México y Centroamérica para inyectar en ese espacio una inversión considerable para la creación de empleos y mejorar las condiciones de vida de los centroamericanos, disuadiendo así su migración que, dicho sea de paso, resulta tormentosa a lo largo del territorio mexicano por los severos problemas de inseguridad atraviesa el país. Sin embargo, esto resulta complicado porque siendo francos ¿qué aporte económico puede dar López Obrador en Centroamérica para detonar el crecimiento económico y conseguir el resultado esperado si en los tres años de su gobierno no se ha llegado si quiera un atisbo de mejora económica?
Otro punto crucial en esta salida del presidente es la visita a dos espacios estratégicos para su gobierno: Honduras y Cuba. Recién en el país centroamericano ha jurado como presidenta Xiomara Castro, dándole al gobierno nacional un giro de 180° hacia la izquierda política. Eso le permite a López Obrador construir alianzas en la región para aumentar sus conexiones, redes de apoyo y poder político ante otros actores del continente, como Washington.
El mismo resultado se espera de la visita al país caribeño, con quien el gobierno mexicano ha sostenido relaciones cordiales y constantes al paso del tiempo. Sin embargo, por razones ideológicas, éstas se han visto fortalecidas durante la administración de López Obrador. Prueba de lo anterior fue la visita de Miguel Díaz-Canel a México en el marco de las celebraciones por nuestra independencia, previo al inicio de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños llevada a cabo en Palacio Nacional.
No cabe duda que esta cuarta salida, a diferencia de las tres primeas en las que López Obrador tuvo que participar a regañadientes, es estratégica para los intereses directos del gobierno mexicano en turno. Es decir, supervisa sus programas sociales en el extranjero, le hace un favor enorme a Joe Biden al ir personalmente con los líderes centroamericanos para coordinar la inversión en sus países y detener la migración (situación que también favorece a México), y, finalmente, construye y fortalece sus alianzas regionales de la izquierda latinoamericana. El ganón de la salida es quien erróneamente dijo que la mejor política exterior era la interior.
Historiador e internacionalista
@NielsRosasV (Twitter)
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