Hoy culminan las elecciones del Parlamento Europeo de la Unión Europea (UE). Son unas votaciones de la más alta relevancia para el conglomerado europeo de naciones, pero también para el mundo por las implicaciones que podría acarrear. ¿Qué cambios están en juego en Bruselas? ¿Cómo se observan estos comicios dentro y fuera del continente?

Este 2024 es un año lleno de elecciones en todo el mundo. Hasta ahora las hemos presenciado en Taiwán, Indonesia, Rusia, India y, más recientemente, México; pero todavía faltan algunas otras de gran relevancia en el calendario electoral, como las del Reino Unido, los Estados Unidos de América y la UE. Estas últimas concluyen hoy y esperan la participación de millones de europeos repartidos en 27 países.

El resultado de la votación del electorado europeo permitirá la conformación de la décima legislatura del Parlamento Europeo, que será integrado por 720 eurodiputados, una cifra nueva de escaños que se rediseñó a raíz del Brexit con la salida británica de la UE. Las y los nuevos legisladores ganadores en las elecciones, que son propuestos por los partidos políticos de los 27 países de acuerdo con su porcentaje de votación, conformarán grupos en el parlamento de acuerdo con su posición política.

El Parlamento Europeo es prácticamente el centro de los cambios que podrían efectuarse en estas elecciones de la UE. En un primer momento, las y los nuevos eurodiputados tendrán en sus manos la posibilidad de respaldar el liderazgo de la actual presidenta del parlamento, Roberta Metsola, o bien, votar por una nueva titularidad del puesto para el siguiente quinquenio. Esta posición es de las más relevantes en Bruselas, puesto que permite coordinar los escaños, promover o limitar las iniciativas de la Comisión Europea y ostentar un peso mayor en el establecimiento del presupuesto para las varias instituciones y organismos del conglomerado europeo de naciones.

En un segundo momento, las y los nuevos eurodiputados del Parlamento Europeo tienen la facultad de elegir a la presidencia de la Comisión Europea, previa propuesta del Consejo Europeo, que está conformado por los jefes de gobierno de los estados miembro de la UE. Así, la actual presidenta, Úrsula von der Leyen podría continuar un segundo y final periodo en frente del Poder Ejecutivo de la unión de naciones europeas, o bien, dar paso a una transición de poder en caso de que no le favorezca el apoyo de las y los nuevos legisladores.

Otro cambio, pero que en este caso será un hecho, es el de la titularidad del Consejo Europeo, que dura dos años y medio con posibilidad de una reelección. Su actual presidente, Charles Michel, ya ocupó el cargo por cinco años, por lo que un tercer periodo no es viable. De esta manera, los jefes de gobierno de los 27 países de la UE deberán elegir a la nueva presidencia que acompañaría a von der Leyen o a la nueva presidencia de la Comisión Europea en al menos la mitad del periodo de la legislatura.

En este contexto, la conformación del Parlamento Europeo y su presidencia, así como la de la Comisión Europea y el Consejo Europeo son de la más alta relevancia para el curso de la UE, sus aspiraciones, sus objetivos y sus retos. Estos cuatro elementos, que los van a definir las elecciones que terminan hoy, deberán atender las varias situaciones críticas para el conglomerado europeo de naciones, tanto domésticas como al exterior.

Hacia el exterior, podemos mencionar como puntos focales la guerra de Rusia y Ucrania, la dinámica emprendida con países y potencias emergentes, como es el caso de China e India; su colaboración y competencia en la regulación y desarrollo de la inteligencia artificial; y la promoción de la protección medioambiental. Al interior, los retos no son menores, puesto que los liderazgos que se establezcan deben atender con suma delicadeza y urgencia la proliferación de discursos, narrativas y movimientos de extrema derecha que hacen peligrar no sólo a los avances progresistas en materia de género, inclusión social, medio ambiente, etc., sino que pueden dañar a las instituciones y la existencia de la misma UE.

La UE es un actor preponderante en el globo. Es un agente que promueve la cooperación, el diálogo, las libertades, los Derechos Humanos y la democracia, entre otras particularidades. Su relación con múltiples países y potencias le permite influir en mayor o menor medida en varias regiones alrededor del mundo. De esta manera, sus liderazgos tendrían una dirección tanto al interior, como al exterior, impactando las interacciones con actores estatales y no estatales en el orbe. Por ende, quienes ocupen los espacios de toma de decisiones de la más alta relevancia, deben ser personas con una claridad, comprensión y visión más íntegra y completa para dirigir desde Bruselas la acción de la unión de naciones europeas para el bienestar y la cooperación internacional.

Historiador e internacionalista

@NielsRosasV (Twitter)

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