Ayer se cumplieron 500 días de guerra entre Rusia y Ucrania, un evento que ha generado ecos en todo el mundo. Desde el día uno, al de la centena número cinco, la situación no se ha modificado mucho en torno a las posiciones beligerantes en el conflicto armado, puesto que ambas buscan ganar a toda cosa. ¿Cuál es la situación actual y qué cambios se han efectuado?

Todos recordamos el acto que empezó la guerra. En plena sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que se celebraba para dialogar y negociar el cese de tensiones en la frontera ruso-ucraniana, Vladimir Putin ordenó el inicio de la “operación militar especial”. Quizá no ha habido otro ataque directo más estruendoso del mandatario ruso a las instituciones internacionales que este. Rusia, que ostentaba la presidencia del Consejo en ese momento, sólo se dedicó a vetar las resoluciones y menospreciar las solicitudes y ruegos de paz provenientes de la comunidad internacional.

Hoy la guerra continúa su curso. Pensamos que el poderío militar ruso podría conseguir su objetivo en unas cuantas semanas, incluso algunos aventurados propusieron que serían días, pero una combinación de factores nos ha llevado a la situación actual. Por parte de Rusia, la corrupción de años durante y después de la Unión Soviética hizo mella en las instituciones estatales, entre ellas el Ministerio de Defensa, pieza central en la coordinación del conflicto y en el fondeo y aprovisionamiento del ejército. También la falta de logística en la milicia y la reluctancia de soldados rusos por pelear contra los ucranianos impactaron con severidad.

Para el caso de Ucrania, la situación estaba difícil desde el inicio, puesto que su limitado arsenal y el número reducido de efectivos apuntaban a una derrota más pronto que tarde. Sin embargo, la visión de los soldados ucranianos, que peleaban por la supervivencia de su nación, junto con el apoyo militar, económico y político de Occidente dio vuelta a la situación. En la actualidad, hay varios territorios recuperados por las fuerzas de Kiev, pero hay otros que aún permanecen decididamente en las manos de los atacantes rusos.

¿Cuál es el devenir de la guerra? Desde hace ya un tiempo comprendemos a este enfrentamiento bélico como un conflicto de mediana duración, con las dos partes luchando por el desgaste quizá más que las operaciones en tierra. En ese sentido, es difícil visualizar un vencedor, sobre todo con el respaldo que reciben: mientras que Rusia cuenta con el apoyo de países como China, India, Brasil y Pakistán, varios integrantes de los BRICS; Ucrania encuentra su soporte en una gran parte de Occidente, incluido aquí el G7.

El devenir de la crisis ruso-ucraniana es incierto. Por el momento, no ha habido significativos avances territoriales en ninguna parte. A esto se une la atención actual de Putin y el presidente Volodimir Zelenski en atender otras situaciones de la mayor relevancia. El Kremlin debe resolver el problema que alimenta la insurrección del grupo Wagner de hace unos días, puesto que podría provocar más tensiones en la población y en los oligarcas.

Por otro lado, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, mediador entre Moscú y Kiev en la guerra, le ha asegurado recientemente apoyo a Zelenki para impulsar la candidatura de Ucrania en la OTAN. Esto es lo que tanto ha buscado el mandatario ucraniano para la guerra, sin embargo, pone en un predicamento a los 31 miembros de la alianza militar, puesto que el tiempo es complejo y las negociaciones podrían resultar en una escalada de tensiones con Rusia, que fue justo el punto que propagó el conflicto en primera instancia; entonces quizá no sea la mejor opción para ponerle fin al enfrentamiento bélico. No se ve cuándo terminaría la guerra, pero es claro que el desgaste es a lo que ambos países le apuestan de momento.

Niels Rosas Valdez

Historiador e internacionalista

@NielsRosasV (Twitter)


Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS