El hombre que llegó a la Presidencia gracias a un discurso de honestidad y que se ganó el voto de millones de mexicanos hartos de décadas de transas de gobiernos del PRI y el PAN enriquecidos al amparo del poder reaccionó violentamente ante un golpe que derrumbó dos de los pilares de su gobierno: el Ejército, al que ha entregado cuerpos de seguridad, obras y más; y su discurso contra la corrupción sobre el que basó 18 años de campaña presidencial.
Es desmesurada, contradictoria y por ello inaceptable la decisión con la que Andrés Manuel López Obrador enfrentó la revelación de los malos manejos en la asignación y manejo de los contratos de una de sus obras insignia como es el aeropuerto de Santa Lucía , resultado del reportaje de la plataforma Latinus que lidera el periodista Carlos Loret .
En lugar de ordenar, acorde con su discurso anticorrupción , una inmediata investigación sobre las corruptelas reveladas por Latinus en las obras del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Presidente tristemente decidió -en un “¡Tengan pa´ que aprendan!”- publicar un acuerdo por el cual prácticamente todas las obras federales por decreto son consideradas asunto de seguridad nacional y por lo tanto no susceptibles de solicitudes de transparencia.
Y es que el periodismo hizo su trabajo y exhibió la corrupción en una obra emblemática de la llamada 4T … pero no sólo eso: demostró que al entregar al Ejército obras, seguridad y demás AMLO contaminó de corrupción a la institución que en la que más depositan su confianza los mexicanos.
Si estuviéramos en un capítulo de Chespirito sólo nos quedaría decir: “¡Ahora quién vendrá a salvarnos!”.
Pero no sólo eso, semana tras semana surgen evidencias de que con López Obrador y su 4T la corrupción no sólo no se ha detenido sino que continúa y además aderezada con tintes autoritarios. Basta ver el cambio en la legislación que rige a la Auditoría Superior de la Federación, el órgano de control del Congreso frente al ejercicio del presupuesto del Gobierno de México.
Resulta que la mayoría de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados cambió el Reglamento de la ASF para quitarle sus diferentes direcciones la facultad de presentar denuncias de desvíos ante la Fiscalía General de la República y obligarlas a reportar sus hallazgos al área de “Seguimiento” sin que ello garantice que las malversaciones sean denunciadas. Eso derivó en la renuncia del auditor de Cumplimiento Financiero, Gerardo Lozano Dubernard, quien advirtió que se abre la puerta así a la arbitrariedad e impunidad con esa reforma morenista.
Así que, literalmente llegan tiempos oscuros, pues es la opacidad es la que triunfa sobre la transparencia en esta segunda mitad del sexenio de AMLO, que literalmente oculta a la sociedad y los medios el manejo de miles de millones de pesos que ejerce el gobierno federal en obras y administración.
UNA VUELTA REGIA DE MONREAL
Declarado aspirante firme a la candidatura presidencial de Morena, el líder del Senado Ricardo Monreal sigue en sus esfuerzos por lograr que dentro de su partido haya un proceso democrático de selección a través de elecciones primarias y no mediante encuesta.
Ayer dio una conferencia en la Universidad de Monterrey (UDEM) donde fue claro al insistir en que busca la postulación morenista y advertir que “no permitir la apertura genera ruptura”, al tiempo que dijo que su partido está colgado de la popularidad del Presidente pero que éste no estará en la boleta en 2024, por lo que deben promover la unidad para evitar la división y no arriesgarse a perder en las próximas presidenciales.