Es una verdadera pena no participar en un proceso electoral. A los mexicanos nos ha costado mucho poder contar con herramientas democráticas que nos permitan elegir con certeza a nuestros gobernantes, pero hoy vivimos una situación singular: el secuestro desde el poder de una herramienta de democracia participativa como es el proceso de votación para una Revocación de Mandato.

Sin duda la reforma para instaurar las consultas de Revocación de Mandato tienen un diseño viable, pero la votación que se realizará mañana está desnaturalizada porque viene desde el poder y el partido del gobierno y por esa razón es ilegítima. La autodenominada Cuarta Transformación le robó a la sociedad este mecanismo y lo convirtió en una ratificación presidencial.

No se trata de una manifestación social crítica a un gobierno, la Consulta fue secuestrada desde Palacio Nacional por la voluntad de Andrés Manuel López Obrador que entre otros objetivos pretende con este ejercicio una validación de su gobierno, a un tiempo movilizar las estructuras electorales de su partido Morena y de pasada descalificar al Instituto Nacional Electoral .

Todos los mexicanos tienen hoy una credencial para votar con fotografía, esa credencial es la muestra física de los esfuerzos de la oposición por acabar con los fraudes del régimen priísta y hacer que los votos contaran y se contaran, que importara ir a las casillas y tomar una decisión ciudadana; pero con la Consulta de mañana nos fue robada esa opción porque desde el gobierno se determinó que una herramienta crítica y ciudadana fuera tergiversada y hecha de un plumazo la encuesta del Presidente , no de los ciudadanos.

No ir a votar mañana es también una manifestación ciudadana, es la expresión del rechazo al secuestro de los mecanismos democráticos de parte de un gobierno autoritario. La abstención siempre se ha presentado como una descalificación a los malos gobiernos y esta no es la excepción.

Morena

y el gobierno apuestan por lograr la mayor participación posible en la consulta de mañana, buscan movilizar sus estructuras electorales previo a las elecciones locales en seis estados.

Es paradójico, pero no ir a votar mañana ser puede considerar como una manifestación democrática. Será una expresión social del rechazo a una intromisión del gobierno en los procesos electorales. Un NO mayúsculo a que las autoridades le metan las manos a las elecciones.

Mañana domingo será un día para el presidente Andrés López Obrador y su partido, no será un día para los ciudadanos porque los que no vayan a votar lo harán porque no se prestarán a una farsa montada en su nombre.