Si nos atenemos a las definiciones técnicas “un sofisma , falacia o parlogismo es un argumento que parece válido y verdadero, pero que en realidad es inválido y oculta un error”. Si observamos las argumentaciones de Andrés Manuel López Obrador sobre diversos temas resulta que nuestro presidente es un sofista y un ejemplo de ello son sus declaraciones de ayer y antes sobre la consulta de revocación de mandato de marzo de 2022.
A propósito de la acción de inconstitucionalidad que presentaron el jueves los grupos parlamentarios de PRI, PAN y PRD en la Cámara de Diputados ante la Suprema Corte de Justicia contra el cambio en la redacción de la pregunta sobre la revocación de mandato, el Presidente se lanzó con todo contra la alianza opositora.
Su principal argumento fue que los “conservadores” se oponen a un ejercicio como el de la revocación de mandato porque desprecian a los ciudadanos y rechazan por ello este mecanismo que les da poder a través de la democracia participativa. Dicho así suena contundente y deja con su argumento a los opositores como antidemócratas.
Pero (ahí viene el pero) a la hora de revisar el diferendo entre el gobierno de la Cuarta Transformación y la coalición PRI-PAN-PRD se hace evidente la falacia, la mentira, de López Obrador y la forma en que pervierte un ejercicio por definición sin duda democrático.
De entrada ha desnaturalizado la herramienta de la consulta de revocación de mandato al convocarla desde el poder y el gobierno, pues de origen está destinada a ser utilizada en caso extremo por la sociedad y la oposición ante la presunción de un mal gobierno, como, por ejemplo, ha ocurrido varias veces en el estado de California en los Estados Unidos.
Pero esta consulta es promovida ¡por López Obrador, su gobierno y su partido! ¿Dónde están los grupos sociales que la demandan? No se les ve por ningún lado. La oposición ya expresó que está a favor de que concluya el mandato para el que fue electo. ¿Hay alguna otra campaña que no sea la publicitada desde Palacio Nacional pidiendo la consulta de revocación de mandato? Entonces ¿para qué hacerla? ¿Es un capricho? No, va más allá.
Ayer López Obrador dijo que quiere modificar la ley para reducir el porcentaje mínimo de participación (que es del 40 por ciento del padrón) para que el resultado de la consulta sea vinculante, tomando como pretexto que la organización Sí por México llamó a los ciudadanos a no acudir a un ejercicio que, afirman, promueve una vez más desde Palacio la confrontación y crispación social.
La pregunta obvia es ¿por qué debe ser menor la participación en un ejercicio de tal relevancia como una consulta de revocación de mandato que la mínima en un proceso electoral federal como manda la Constitución ? Pero no sólo surge esa interrogante: ¿Pretende AMLO reducir el porcentaje de participación mínimo para utilizarla como ariete ante un eventual triunfo opositor? ¿Apuesta a la ingobernabilidad si él y Morena llegaran a ser derrotados?
En los hechos el Presidente y la 4T han desvirtuado y despojado a la sociedad de lo que se pretendía fuera una ampliación de su derecho a ejercer la democracia participativa. Y eso es lo verdaderamente antidemocrático, pues lo que pretenden es usarla como palanca para una ratificación del ejercicio de gobierno de AMLO y de movilización previa a las elecciones estatales de 2022 y de las federales de 2024 .
Al seguir con el desmonte del sofisma del Peje viene a cuenta recordar la redacción original de la pregunta, que en principio era simple y directa y sólo admitía un SI o un NO como respuesta:
“Estás de acuerdo en que (nombre), Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, continúe ejerciendo el cargo hasta que que concluya su mandato?”
Sin embargo, en el Senado Morena hizo la maroma y dio pie a la acción de inconstitucionalidad que el jueves pasado se presentó en la Corte bajo dos argumentos. Primero, porque no es una pregunta directa, son dos, y segundo porque es inductiva pues sugiere la respuesta:
“¿Estás de acuerdo en que (nombre), Presidente(a) de los Estados Unidos Mexicanos se le revoque el mandato por pérdida de confianza o que siga en la Presidencia de la República hasta que se termine su periodo?”. Así o más inducida.
En fin, que el Presidente no ha tenido empacho usar argumentos sofistas, falaces, y torcido la ley a través de Morena para secuestrarle a la ciudadanía un legítimo mecanismo de democracia participativa y usarlo como artilugio electoral. Eso no es democracia, es manipulación y autoritarismo .