Mi familia, mis amigos y mi novia me tiraron piedras por afirmar esto: el gobierno mexicano ha gestionado (en general) de manera correcta la infección de Covid-19 . Y lamento que no me validen pero es que los infectólogos con los que he consultado, contratados por empresas mexicanas globales, afirman que independientemente de las críticas, nuestro país ha hecho las cosas más o menos bien frente a la pandemia .
Otra cosa es, me dicen, que fallen en la comunicación. Pero literal afirman que a la fecha hubieran hecho lo mismo en términos técnicos que Hugo López-Gatell . Lo que si critican es que ni de lejos hubieran declarado lo que el Presidente y el subsecretario de Salud han dicho sobre cubrebocas, semáforos epidemiológicos y más (ese más es convocar a eventos masivos).
Al final del día insisten que que todas las autoridades deben llamar a la sociedad a usar cubrebocas , mantener la sana distancia y tener limpiecitas las manos; igualito que con la gripe española hace un siglo. Pero las vacunas ahí están y a pesar de las discusiones ya se las ponen a los menores de edad y las de refuerzo a los viejitos. Ahí van… Politizar el tema es comprensible pero necesario porque urgen.
Lo que sí no es admisible es el colapso del sistema de salud. Los que somos hijos de la educación pública y beneficiarios de la seguridad social sabemos que es una real tortura ir por una gripe al IMSS o al ISSSTE desde hace décadas, pero estábamos claros hasta hace tres años que si te pasaba algo grave te iban a curar. Eso ya ahora no es tan así.
Con la Covid-19 ahí vamos jalando, pero el problema ahora es si tienes cáncer, diabetes, una cirugía pendiente o algo así porque quién sabe cómo te vaya a ir.
Cuento mi experiencia reciente: Por un asunto muy familiar (mi papá tiene cáncer ) tuve la oportunidad de volver al Centro Médico Nacional 20 de Noviembre en la Ciudad de México y la verdad fue una experiencia dolorosa, mucho muy dolorosa.
Más allá de la natural preocupación por mi padre y tocayo que a sus 85 años remontó una hepatitis C pero tiene un cáncer en la médula espinal, y fue terriblemente deprimente ver las condiciones en las que se encuentra el hospital más importante del ISSSTE.
De entrada no podían diagnosticar a mi padre porque había un tomógrafo dañado. Con el cáncer avanzando mi papá se pasó más de una semana esperando por un estudio. ¡Increíble, como si en todo el ISSSTE hubiera sólo un tomógrafo!
Pero lo más triste y deprimente, más allá de la preocupación familiar, fue andar por los pasillos del hospital más importante del instituto donde durante toda mi infancia y adolescencia fui atendido y cuidado y ahora atestiguar su brutal deterioro.
Lodo en los elevadores, lámparas reventadas, paredes mugrosas, seguridad mínima, limpieza evidentemente deficiente, medicinas quién sabe… Lo único que tiene de pie a esos centros hospitalarios es el compromiso de sus trabajadores, enfermeras y médicos que se parten el alma todos los días en las condiciones más precarias.
Un país se define por sus servicios educativos, de salud e infraestructura y hoy tenemos un pendiente grave porque la gente no sólo se está muriendo por Covid-19 sino por negligencia . Decirlo no es propaganda ni conservadurismo, es sólo un testimonio.