Antes que nada debo decir que apoyo la democracia participativa (me choca escribir en primera persona, pero la ocasión lo amerita). Uno de los ejemplos más maravillosos de sus bondades y trascendencia es el plebiscito nacional en Chile que el 5 de marzo de 1988 dio paso a la democracia y fue el principio del fin de la dictadura tras casi dos décadas de opresión.
La pregunta a los chilenos fue simple y clara: debían decidir si querían que Augusto Pinochet ampliara su presidencia hasta el 11 de marzo de 1997, o sea casi otra década más; y la respuesta fue un NO que se impuso con un resultado de 44.01 % en favor de su permanencia y 55.99 en contra del dictador. Así comenzó la transición democrática chilena.
En México, en estos tiempos del lamentable blanco y negro, el “estás conmigo o contra mí”, el de la 4T y los conservadores o los fifís y los chairos, debo hacer otra aclaración: estoy absolutamente de acuerdo que cualquiera que viole la ley tenga el castigo que merezca… se trate de un ciudadano como usted o yo, un funcionario, un empresario, un legislador o el mismísimo Presidente de la República.
Dicho todo lo anterior doy mi opinión. Mañana se realizará la consulta popular que el presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó al Senado el 15 de septiembre de 2020 con la intención evidente de que se empatara con las elecciones intermedias de 2021. Era claro que quería influir en los resultados de la integración de la Cámara de Diputados y las gubernaturas en juego.
El concepto fue sencillo: ¡Juicio a los expresidentes de México! Y la mayoría de Morena y sus aliados la aprobaron. Nomás que la oposición le puso los peros legales y políticos obvios y evitó que se ligara a los comicios. Además también la Corte -con el activismo del ministro Arturo Zaldívar - tuvo que modificar la redacción de la pregunta para que no fuera inconstitucional, de ahí el galimatías que se votará mañana.
Pero al final lo que veremos con esta consulta es un ejemplo más de la genialidad política de López Obrador, quien sin duda debe ser ya un caso de estudio por su impresionante capacidad para la construcción de escenarios de “ganar-ganar” en la vida pública; porque independientemente del resultado de la consulta el Presidente y su partido ganan porque mantienen en movimiento a sus estructuras electorales y colocan en la conversación pública los temas que les favorecen. Lo mismo ocurrirá -¡genial!- con la también innecesaria consulta de revocación de mandato de 2022 previa a la sucesión de 2024.
De entrada, el Presidente logró poner en el debate una consulta totalmente ociosa porque el resultado de la elección de 2018 expresó la voluntad de cambio de los mexicanos que (sólo hay que revisar las promesas de campaña de AMLO) así expresaron su exigencia de combatir la corrupción, castigar a los malos gobernantes, generar bienestar y empleo, acabar con la desigualdad y garantizar seguridad a un país lastimado y empobrecido. Bastaba sentarse en “La Silla” y ponerse a trabajar.
Pero la fórmula les funciona y como se prevé que la participación será muy baja este domingo y por ello no vinculante, ya Mario Delgado , presidente de Morena, planteó la creación de una “comisión de la verdad” para juzgar a los expresidentes Enrique Peña Nieto , Felipe Calderón , Vicente Fox , Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari (no incluye al represor de estudiantes Luis Echeverría). Pero se trata sólo de propaganda, no de justicia.
Porque los expresidentes ya han sido juzgados política y socialmente. Los panistas Calderón y Fox por lanzarse a lo tonto a la lucha contra el narco y embarrarse de la cultura priista… aunque hayan respetado y promovido la libertad de expresión, crearan el Seguro Popular y el Instituto de Transparencia; Peña Nieto por la corrupción escandalosa… a pesar de ser el que más empleos ha creado; Zedillo que si bien le dio paso a la alternancia en la Presidencia provocó la crisis del “error de diciembre” de 1994; y Salinas que llevó a México a la modernidad con la CNDH , el IFE y el TLC … pero en el proceso enriqueció a sus amigos como Carlos Slim.
Hay que insistir: el juicio histórico es diferente al juicio legal que el gobierno de la 4T pudo haber puesto en marcha en el minuto uno del primer día de diciembre de 2018, porque hay montones de denuncias contra los expresidentes que son útiles como pie para comenzar profundas investigaciones en la Fiscalía General de la República en su contra.
En fin, para concluir el tema, no votaré mañana porque no servirá para juzgar a los expresidentes sino para engordar un brillante ejercicio de propaganda que se prolongará hasta el fin del sexenio.
VUELTA URGENTE
Quienes colaboramos en El Universal recién expresamos en una carta nuestra preocupación por el discurso de AMLO contra medios críticos a su administración. Pretexto para que el empresario Federico Arreola , propietario del portal El Sendero del Peje (SDP Noticias) descalificara a quienes en total libertad nos sumamos a ese reclamo.
Pongamos en contexto a un personaje que usa a los medios y el periodismo para abonar a sus intereses. Arreola fue director general en Milenio donde bajo su mando fui editor de Ciudad, coordinador de Edición y Editor General. Su salida de esa empresa se dio porque en los albores de la sucesión presidencial de 2006 intentó poner al medio a las órdenes de su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, lo cual rechazaron el propietario don Francisco González y el director Editorial Carlos Marín, quienes entonces defendieron su independencia periodística.
Los intereses que mueven a Arreola están muy lejos de la libertad de expresión y lindan más en las filias políticas y los intereses económicos, como los que lo ligaron en su momento al malogrado candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio , a los pasados gobiernos y hoy y de hace tiempo a AMLO. Cada quien… el periodismo es otra cosa.