Ante el repunte gradual pero sostenido de contagios por coronavirus, este martes 6 de julio debe iniciar en la Ciudad de México la aceleración del proceso de vacunación a los capitalinos, a fin de que, en un plazo de dos meses, todos los y las habitantes mayores de 18 años de edad cuenten al menos con una dosis.

A partir de esta semana, de acuerdo con la información oficial, la vacunación se llevará a cabo a un ritmo de 208 mil personas diariamente, a fin de alcanzar la meta de un millón 44 mil dosis semanales.

Para lograrlo, las autoridades sanitarias no incrementarán las 17 sedes de aplicación, pero han decidido modificar los procedimientos de acceso, pues ahora es obligatorio acudir con el registro de vacunación ya impreso. Estiman que el solo hecho de llegar a la sede con el documento les permitirá triplicar, dicen, la capacidad por hora que cada unidad vacunadora puede alcanzar.

Al mismo tiempo, del martes 6 al sábado 10 de julio, por vez primera se estará vacunando simultáneamente a tres diferentes grupos de personas, en nueve alcaldías: en primera dosis, habitantes de 30 a 39 y de 40 a 49 años, así como de segunda dosis, a quienes se encuentren en el decil de 50 a 59 años.

Las metas que el gobierno de la Ciudad de México se ha impuesto en la materia parecieran, en principio, un tanto utópicas. El máximo de personas vacunadas hasta la semana pasada no superaba las 170 mil diarias y las 650 mil, en una semana. La tarea que tendrá que realizar la autoridad sanitaria es colosal y el desafío en puerta resulta formidable.

El mismo director de Gobierno Digital de la Ciudad de México, Eduardo Clark, reconoce que los números de este reto son “altísimos”. Por mucho los más elevados del país y compiten con las cifras de las estrategias más exitosas en términos de vacunación per cápita, registradas en otras partes del mundo.

Sin duda, la magnitud y la densidad demográfica de la capital del país, así como la pobreza y la marginación en que viven amplios sectores de sus pobladores han representado y representan todavía un riesgo mayúsculo en el combate a la epidemia por coronavirus. El relajamiento de las medidas sanitarias por la necesidad económica y el hartazgo de la población es un hecho y está prácticamente generalizado en todo el territorio. En mucho, no obstante, él éxito o el fracaso de las estrategias de la vacunación dependerán de los resultados que se obtengan en las grandes urbes.

Es en este contexto que la apuesta del gobierno de la Ciudad de México debe ser reconocida y valorada. Frente a retos descomunales, se requieren respuestas extraordinarias. La llamada tercera ola de contagios azota actualmente a la humanidad en diferentes regiones del planeta y podría estarse gestando hoy en nuestro país.

La medicina, la academia y el sentido común aconsejan que en estos escenarios no hay tiempo que perder ni espacio para la confianza. Hace apenas unos meses la crisis estuvo a punto de desbordarnos. Hoy todavía estamos lejos de poder asegurar que domamos la pandemia. No es el momento de bajar la guardia y sí en cambio, como lo propone la Ciudad de México, es la hora de acelerar el proceso de inmunización.

Académico de la UNAM.

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