Esta columna va dedicada a dos personajes importantes de los clavados en México. Primero que nada, al atleta Osmar Olvera. Espectacular actuación que tuvo en sincronizados trampolín tres metros, con su compañero Juan Celaya. Debió ser oro.

No conozco mucho de cómo se califican los clavados, pero sí conozco las tramas que hay entre los jueces y dirigentes. En el deporte de apreciación, siempre hay oportunidad de pensar que existen arreglos... Y quizá no los haya, pero sí circunstancias de entendimiento entre los jueces.

En Atenas 2004, cuando era dirigente de la Conade, la máxima autoridad de clavados en aquel entonces me dijo: “Aquí hay que soltar recursos. Si queremos medallas, tenemos que soltar algo, porque se necesita dar atenciones a los jueces, para que vean con buenos ojos a nuestros clavadistas”. Aquella vez, no hubo medallas.

Pero vamos a lo positivo de lo que pasó con Olvera: Dos medallas. Magnífico desempeño. No se amilanó con la dupla china.

Hay que recordar que nuestra amiga Ma Jin, cuando llegó a México, sufrió muchísimo porque los clavados estaban manejados por entrenadores varones y le fue muy difícil adaptarse al medio.

Cuando un personaje viene de otro país, los entrenadores mexicanos no se explican el porqué de su arribo, ya que ellos piensan que tienen extraordinario nivel. Pero no teníamos los suficientes entrenadores en México y tuve la oportunidad, en 2002, de traer a 50 chinos a diferentes disciplinas.

No quiero decir que la trataron mal, pero se veía claramente que era difícil entrar a su círculo; sin embargo, logró imponerse a eso. Ya tiene cuatro medallas olímpicas con clavadistas mexicanos.

Afortunadamente, el Gobierno Federal —a través de la Conade— se impuso al COM y la llevó a París, para que estuviera al lado de los clavadistas. Fue muy bueno que estuviera Ma Jin, ya que no había podido asistir a ninguna Copa del Mundo, porque quien quería ponerse las medallas es la gente que maneja los clavados en México.

Ma Jin se ha adaptado a muchas condiciones. Primero, entrenando en el CEFORMA con varios clavadistas importantes, como Rommel Pacheco, Paola Espinosa y muchos que han logrado medallas en Juegos Olímpicos y otras grandes competencias. Después, se adaptó a practicar en el CNAR.

La influencia de Ma Jin y de la escuela que trae desde China ha sido tan grande que a nuestro país han llegado otros buenos entrenadores, que han tomado a clavadistas tricolores bajo su batuta, para hacerlos protagonistas en la fosa; tal es el caso de Shi Qingyang, quien entrena a Alejandra Estudillo, quien —con 19 años— terminó sexta en París, y Kevin Berlín, que estará buscando medalla en plataforma individual.

Enhorabuena para Osmar. Enhorabuena para Ma Jin. Pero no hay que olvidarnos del gran Joaquín Capilla, quien tenía el talento suficiente y un entrenador magnífico, como Mario Tovar, quien fue inspiración para todos los clavadistas que le siguieron, como ahora lo será Osmar para los que vienen atrás.

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