Cuando hablamos de los jóvenes de nuestro país y la necesidad que tenemos de que tomen responsabilidad en el importante rol que tienen hacia el futuro del país, lo más cómodo es decir que a la mayoría no les interesa, que prefieren una vida fácil y que quieren todo fácil.
Sin embargo, lo que no hacemos o hacemos muy poco, es preguntarnos lo que hemos puesto de nuestra parte como sociedad para generar las opciones que les permitan desarrollarse y ser productivos para el país, que al final es lo que todos queremos en busca de mejores tiempos.
Hay emprendedores que han salido adelante gracias a su visión y la facilidad para hacer negocios. Las muchachas y muchachos que han desarrollado sus negocios son un buen ejemplo, sin duda, pero también los son quienes han estudiado y han pulido su talento y habilidades. Ellos son a quienes no debemos dejar de ver, de seguir, porque después nos estamos lamentando que se van a terminar de estudiar o trabajar a otros países porque les ofrecen mejores cosas que en México.
Y no solamente se trata del gobierno, sino también de la iniciativa privada (que lo hace más), ya que desperdiciar ese talento por no tener los planes de carrera adecuados o no querer ejecutarlos, es una lástima.
Esta lección me ha quedado muy clara después de ver cómo un joven mexicano, el exnadador Ricardo Vargas, ha apostado por implementar en México todo el conocimiento que adquirió durante su formación en la Universidad de Michigan. Él bien pudo haber decidido buscar su destino por allá, pero eligió regresar a México para abonar desde su trinchera y tratar de mejorar en cosas que siente se pueden hacer mejor. Ha dejado de nadar, pero seguirá con una importante labor en este deporte al convertirse en gerente de ANV Plaza Central.
Pero no solamente es que se haga cargo de una sucursal, es escucharlo hablar, escuchar acerca de sus planes y esa manera de pensar con la que no solo se puede revitalizar un negocio privado, sino la percepción, planeación y ejecución de todo lo que tiene que ver con un deporte con gran talento que se desperdicia por cuestiones de politiquería y asuntos personales.
Y como Ricardo, hay muchos jóvenes que quieren ayudar a que el país sea mejor. Desde maestros, entrenadores y formadores (cuya labor es vital), hasta ejecutivos y empresarios.
Por eso es que me ha quedado claro que en lugar de criticarlos y pensar que todos quieren ganar dinero sin trabajar, nos enfoquemos y redirijamos nuestras energías en entender lo que necesitan para desarrollarse. Insisto, talento hay de sobra y hay muchas muchachas y muchachos que quieren ser parte de un México mejor. Nosotros debemos dejarlos, y para ello, desde donde nos toca, generar las dinámicas y opciones para que ese talento joven se pueda desarrollar y explotar por el bien de México. Dejemos de quejarnos de ellos y veamos qué falta para que el día de mañana sean ellos los que abran las opciones a los que vienen atrás, es el ciclo de la vida y debemos entenderlo.
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