Cuando era director de la Conade y vivía en El Pedregal, llevaba una vida muy agitada, me levantaba muy temprano y llegaba a casa muy tarde, por cuestiones de trabajo. Era demasiado lo que hacía, le dediqué seis años a esta Comisión como no saben, pero era parte de lo que en su momento quería hacer por el deporte de nuestro país. Y es que no solamente era director de Conade, sino que también era presidente de la Codeme, así que imaginen la agenda.
En medio de toda esa actividad, me sucedió algo que se convirtió en una de las mejores anécdotas de mi vida. Uno de esos días de tanto trabajo, pasada la tarde, mi amigo José Ramón Fernández me habló un poco desesperado: “Nelson necesito una casa para una cena muy importante”. Le dije: “Mi casa es tu casa”, aunque en esos momentos no sabía a ciencia cierta con quién era la cena, o de qué qué se trataba.
José Ramón me comentó que pese a lo apresurado del favor, necesitaba que todo quedara para esa misma noche y por supuesto que me comprometí a que todo estuviera en orden para tener lista la cena.
Y finalmente me dijo: “La cena es para Pelé” ¿Pelé en mi casa? Llegó un momento en que finalmente tomé conciencia de lo que tenía que preparar y por supuesto que no dudé en ayudar, por la amistad, pero sobre todo por la personalidad de la que se trataba. Tuve la oportunidad de llevar a mis hijos, a los hijos de mi segundo matrimonio y cuando llegó Pelé fue un gran placer platicar con él. Fue una cena muy agradable. Él me decía que cómo podía aguantar la política deportiva , ya que él ya había pasado por ser ministro del deporte y había salido asqueado, al grado de que decía que fue la peor época de su vida como profesional. Comentaba que fue muy difícil poder trabajar y contener a las federaciones nacionales, pero afortunadamente cuando lo quitaron el puesto volvió al futbol, que era —sin duda—, su vida.
La pasé muy bien con mi amigo José Ramón y por supuesto con El Rey Pelé . Me pude dar cuenta de que en su manera de hablar y de expresarse había una similitud con quien fuera mi amigo, el gran cantante José José. Ambos hablaban de una manera tan apasionada del amor y de hacer bien al prójimo, que en verdad ojalá hubiera más gente así. Quedan los gratos recuerdos, las fotografías, las charlas. Quise recordar esta anécdota ahora que ya no está con nosotros O Rei , para contar un poco de lo que era este personaje, un hombre de primera. Para mí, como seguramente para mucha gente, fue maravilloso poder platicar y convivir con alguien como El Rey del Futbol, el poder compartir experiencias como dirigentes del deporte, compartir la mesa y poder guardar este recuerdo del más grande de todos los tiempos. Descanse en paz...
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