Pomposamente, la Federación Mexicana de Natación anunció que el Campeonato Nacional en Veracruz sería selectivo a los Juegos Olímpicos Tokio 2020... pero más que eso, se ha convertido en una nueva decepción para la natación de nuestro país.

Es una vergüenza que nadie le diga nada ni a Kiril Todorov ni a su séquito, luego de todas las anomalías ocurridas; imaginen ustedes, ¿qué diría la FINA si supiera que se nadaron pruebas de mil 500 metros con dos nadadores por carril?

Es injusto lo que se hace con los nadadores mexicanos; afortunadamente, los jóvenes que pueden ir a Tokio (con marca B), no necesitaron ir a Veracruz, con excepción de a quienes no les quedó de otra. El resto de los muchachos con posibilidades de Olímpicos sabía del desorden que sería y decidió no ir a Veracruz.

Pero hubo más incongruencias. Se dijo que sería selectivo para la Copa de la UANA, pero no se dijo cómo se clasificarían y —a la mera hora— quien dirige la Comisión Técnica pondrá las reglas para sacar provecho, como lo hizo para el Campeonato Mundial de Hungría, entre otros eventos.

El señor Todorov no entiende nada de natación y todo se lo deja a David Callejas, una persona que está destruyendo técnicamente los eventos de calidad. Lo más triste es que los entrenadores no son capaces de levantar la voz en las juntas previas para exponer las anomalías. Incluso, se les pronosticó que posiblemente habría Norte el lunes o martes y que, de ser así, se reducirían las pruebas.

Es más, en el Congreso que se llevó a cabo a principios de año para elegir sedes de eventos, también se les dijo que Veracruz no era la mejor opción en esta época del año. Sabemos del dineral que se embolsó la federación (más de 1.5 millones de pesos por incripción a pruebas) y las razones por las que hizo el evento en Veracruz, como la conveniencia política, antes de la deportiva. Ridículo que ya trascendió en la prensa internacional.

Seguimos expuestos a lo que quieran el presidente de la FMN y su grupo, que después de los éxitos en Centroamericanos y Panamericanos, han destruido la natación. Lo que hacen es acabar con el entusiasmo de los padres, clubes, entrenadores y, por supuesto, nadadores.

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