Cada que alguien me pregunta qué pasa con la natación de México, por qué no tiene un mejor desarrollo a pesar de la infraestructura y los recursos humanos que existen, desafortunadamente siempre llego a la misma conclusión: corrupción. Y justo en los días pasados, se ha presentado uno más de estos terribles casos.

La Federación Mexicana de Natación (FMN) le pidió 28 mil pesos a varios nadadores mexicanos para que participaran en la Copa UANA, un certamen que reúne a los mejores del continente americano y que, en 2018 —en la edición anterior— la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) solventó los gastos de los atletas.

Al certamen, realizado en Lima, Perú, asistieron 36 nadadores tricolores, de los cuales algunos tuvieron que pagar esa cantidad para solventar los gastos de su participación en el certamen.

Lo peor, es que un importante número ni siquiera debió asistir a este evento, ya que había otros que tenían mejores marcas.

Hay que recordar que para la participación de la delegación mexicana en la edición de 2018, que se realizó en Coral Springs, Florida, la Conade solventó los gastos de los participantes. Sin embargo, las cosas cambiaron para la edición de este año.

No fue la única irregularidad que se detectó sobre la FMN y los atletas mexicanos que participaron en el torneo. La mitad, 18 de ellos, fueron elegidos por el director técnico de la FMN, Ricardo Marmolejo, y otros entrenadores sin contar con las mejores marcas.

El proceso de selección fue nuevamente poco claro, ya que —en un principio— se había dicho que se eligirían conforme a los resultados que obtuvieron en al menos tres competencias anteriores y no sólo en la última: el Campeonato Nacional de Curso Largo de diciembre pasado.

Aunque los nadadores mexicanos tuvieron una buena participación, resulta raro que la FMN no publicó los resultados que obtuvieron en la competencia que terminó el pasado domingo. Insisto, no es una cuestión de los nadadores, sino de quienes dirigen este deporte que muchas personas amamos, y mientras nadie les diga algo, seguirán estos actos y malos manejos que —por más torneos que organicen o a los que asistan— no abonan en el desarrollo de la natación mexicana.

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