Cada día que se acercan los Juegos Olímpicos nos damos más cuenta de las carencias que sufren algunos de nuestros deportistas por la indiferencia de dirigentes a los que se les ha olvidado cuál es su principal función: apoyar el desarrollo de esos atletas.
Quítele usted el deporte, quítele usted los nombres... A 40 días del inicio de los Juegos Olímpicos es increíble que todavía existan deportistas que estén rogando por atención de sus federativas, que haya clasificatorios con reglas poco claras o ni siquiera eso. Si no avanzamos en el deporte, está claro, es porque hay quien no hace su trabajo como se debe y solamente aparecen para la fotografía cuando vienen los triunfos.
Lo peor de todo es escuchar a los atletas sufrir ante estas situaciones. Muchachos que han entregado su vida a un deporte, que han entrado a una disciplina de trabajo fuerte, con grandes sacrificios —de ellos y de sus familias— y que cuando están en la recta final, a un paso de cumplir con el sueño de unos Juegos Olímpicos, simple y sencillamente tienen que estar rogando.
¿Por qué un atleta tendría que rogar lo que deberían entregarle como parte del compromiso compartido que tienen deportistas y dirigentes?
Esto no es nuevo por supuesto, lo hemos visto ya en diferentes ciclos Olímpicos y en diferentes disciplinas. Y eso es lo que preocupa, que no parece haber poder humano que pueda cambiar con esa situación. Porque cuando no es el boxeo, es natación o atletismo. El caso es que continúan estas situaciones que poco a poco van matando las ilusiones de estos muchachos.
Todavía faltan por conocerse nombres de atletas que irán a Tokio 2020 por parte de México. Todavía falta para que se lleven a cabo estos Juegos Olímpicos tan castigados por la pandemia y esperemos que a pesar de todas las dificultades por lo que generó el Covid-19 y estos fallidos directivos, puedan cumplir con sus objetivos.