Es increíble. Se repite la historia, como cuando yo era director de la.

Me acuerdo muy bien que, cuando estaba en Atenas, en los Juegos Olímpicos de 2004, quien dirigía al Comité Olímpico Mexicano era Felipe Muñoz, alumno mío, que trabajó conmigo y Ronald Johnson para los Juegos de 1968.

¿Y qué hizo Felipe antes de terminar los Juegos, cuando en el duodécimo día no teníamos medallas? Vino a México, con instrucciones del señor Mario Vázquez, a dar una rueda de prensa diciendo que el Gobierno no había cumplido. ¿Les suena familiar la historia?

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Este enfrentamiento no tiene límites, y si ahora le dieron una acreditación a Ana Guevara, dejándola sin los accesos que debería tener el Ministro del Deporte de nuestro país, en 2004 me hospedaron en el barco Queen Mary, una trampa que me hacía trasladar diario desde el embarcadero hasta las sedes de los eventos olímpicos, la mayoría a una hora de distancia... Y después filtraron que estaba en el lugar más caro de toda Grecia.

Regreso para decirle al presidente Vicente Fox que ahí estaba mi renuncia, porque la actuación había sido bastante mala: tres platas y un bronce. Me dijo que no. Le respondí que, mientras no tuviéramos un lugar donde entrenar, y el Comité sí, en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano, allá se tenía todo el poder de manipular a los deportistas.

Fox me dijo que ese Centro Olímpico Mexicano jamás se lo iba a quitar a Mario Vázquez, porque era un hombre muy poderoso. “¿Por qué no construyes uno?”, preguntó. Y fue cuando se inició la construcción del CNAR, el Centro de Alto Rendimiento, donde ahora se prepararon todos los deportistas que estuvieron en París.

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De las cinco medallas que se lograron, cuatro se labraron en ese lugar. No estaba tan equivocado, ya que el Centro Deportivo Olímpico Mexicano siempre ha sido la manzana de la discordia del deporte nacional. No quiero decir que estoy de acuerdo con cómo se ha comportado la directora de la Conade, para nada, pero sí es importante poner en su lugar al COM, que en este momento es un negocio privado explotado por algunos.

No puedo creer que 20 años después sigamos con la misma situación. Esto pasa desde que el Comité Olímpico Mexicano fue entregado a particulares, en 1973, al señor Vázquez Raña. Y seguimos padeciendo ese enfrentamiento.

Lo ideal es pagarle al Comité Olímpico Mexicano —a través del Gobierno Federal— unas oficinas lujosas en Santa Fe, que desde ahí despache y coordine lo que son las elecciones nacionales, por supuesto siempre con la coordinación de las federaciones y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. Porque, hoy por hoy, el Comité quiere volver a ser el gran protagonista, y no sólo eso, sino quedarse con la Federación Mexicana de Natación, poniendo a su gente ahí.

Es importantísimo que la Dra. Claudia Sheinbaum se entere cómo se manejan ambas instituciones que promueven el deporte.

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