¿Se imagina levantarse a las 4:00 am para comenzar a entrenar , después ir a la escuela o al trabajo, para volver a entrenar por la tarde? Esa es —a grosso modo— la rutina de los nadadores mexicanos que mantienen el . Y no es que se quejen; por el contrario, disfrutan lo que hacen y se enfocan en su trabajo para alcanzar el nivel que desean.

Ellos —como siempre— no se dan por vencidos , al igual que sus padres y la gente que los apoya. La siguiente semana, arrancarán con participación en diferentes frentes.

En estos momentos, los chicos y chicas que están becados en diferentes universidades de Estados Unidos se encuentran en plena efervescencia, de cara a la temporada de la NCAA , en la que participarán, buscando llegar lo mejor posible a las finales estudiantiles.

Los chicos en universidades de Estados Unidos son: Fernando Ruvalcaba, Jorge Cárdenas, Álvaro Ibarra (ambos de ANV ), además de Brenda Díaz, Ximena Conde, Cristina Vergara, Andrea Gómez Jackson, Tehani Molina, Sergio Durán y Mundo Gómez, quienes compiten por el Centro Universitario Incarnate Word . Por Brigham Young están Diego Camacho, Abraham Barragán y Daniela Flores. Regina Caracas y Andrés Puente nadan para Texas A&M , sin olvidar a José Cano y Daniel Ramírez.

Por otro lado, hay un grupo de nadadores que ya no estudia en alguna universidad estadounidense, pero que se quedó allá para seguir con su preparación, en busca de llegar a los Olímpicos París 2024 .

Tal es el caso de Jorge Iga, Miguel Chávez, María José Mata y Héctor Rubalcava.

La mayoría ya le ha dado medallas importantes a nuestro país en eventos internacionales de alto calibre.

Ellos siguen con su preparación, aunque —por economía— es difícil, pese a que intentamos conseguir los recursos para salir adelante. Hay que apoyar a estos jóvenes, que no dejan de tener entusiasmo y ganas de salir adelante. Un reconocimiento aparte para los padres de familia, que buscan el recurso con tal de cumplir el sueño olímpico .

Por eso, es importante que todos los que estamos involucrados en la natación y la comunidad acuática dejemos de pensar en lo malo y nos enfoquemos en cómo les podemos ayudar. Mi forma de vida siempre ha sido que no se puede estancar uno en pensar que no se lograrán las cosas, en lugar de pensar que sí.

Si estos nadadores y nadadoras no van a Juegos Centroamericanos, Juegos Panamericanos y demás eventos que están en el calendario, no tendría caso todo el esfuerzo que han hecho. Es un deporte que requiere mínimo cinco horas de trabajo. Por eso madrugan para entrenar, van a la escuela y vuelven a entrenar. Es un deporte tan demandante y están comprometidos; tan es así, que pese a lo que ocurre en los deportes acuáticos de México, no dejan de luchar para representar de la mejor manera a su país.

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