Después de haber concluido la participación de los mexicanos en natación dentro de los Juegos Olímpicos París 2024, me quedó claro que el apoyo del Fideicomiso Top 16 fue esencial.
Miguel de Lara, con su mejor marca en 200 metros pecho, hubiera sido finalista; desgraciadamente, algo pasó, pese a que él fue el que más oportunidad tuvo para estar en forma.
Jorge Iga, con su mejor marca, hubiera estado en el lugar 14 de París 2024. Él tiene una justificación: la marca la hizo hace muy poco y, para estar en forma para un evento de esta naturaleza, hay que tener suficiente tiempo. En otras condiciones, estoy seguro de que en 200 metros libre podría haber sido semifinalista.
No entiendo qué pasó con Gabriel Castaño, pero —con su mejor marca— hubiera sido noveno del mundo y quedó en el 15. Celia Pulido tampoco mejoró su marca en estos Juegos.
Eso es la actuación de los mexicanos, pero vamos a otro lado, al Fideicomiso Top 16, que apoyó a los muchachos para prepararse, en la realización de campamentos, viajes, eventos. Fue todo un éxito, gracias a los empresarios que confiaron en mí y que —con diferentes cantidades— apoyaron para juntar 2.5 millones de pesos, de los cuales todavía quedan como 800 mil.
La gente que sabe de natación entiende que ha sido un éxito lo que se ha generado a partir de este fideicomiso, que ya veremos si sigue.
Otros nadadores que no dieron la marca para asistir a París 2024, con sus mejores tiempos, hubieran tenido un buen lugar.
Por ejemplo, Melissa Rodríguez debió estar en los Olímpicos. María Mata Cocco es un caso excepcional, porque la marca que dio World Aquatics no fue congruente con los tiempos.
Héctor Ruvalcaba hubiera quedado en el sitio 16 en los 200 metros pecho y Ángel Martínez hubiera estado en semifinales.
El hecho de haber logrado lo que se hizo es reconfortante para toda la comunidad acuática, ya que tampoco son muchos semifinalistas en la historia de la natación mexicana en Olímpicos.
Recuerdo a Felipe Muñoz en Munich 1972, después de ganar oro en México 1968. Ahí mismo, Guillermo García llegó a la final de los mil 500 metros libre. Antes, en Londres 1948, Clemente Mejía fue cuarto en 100 metros dorso, y en Melbourne 1958 Eulalio Ríos fue sexto en los 200 metros mariposa.
En Barcelona 1992, Javier Careaga quedó en el puesto 15; y en Atenas 2004, Juan José Veloz había sido el último semifinalista, en los 200 metros mariposa.
Mucha gente piensa que ser semifinalista no es nada, pero la gente que sabe de natación entiende que no es nada despreciable. Estos jóvenes hicieron su máximo esfuerzo. Los felicito mucho. Vamos a ver cómo continúa el fideicomiso y, sobre todo, qué va a pasar con la federación, en la que —insisto— debe haber una cabeza por disciplina, para que tenga autonomía.