Se ha ido la primera semana de 2024 y vienen los meses en los que el deporte mexicano dará su último jalón rumbo a los Juegos Olímpicos, ya sea por parte de aquellos atletas que ya están clasificados, aquellos que buscan clasificar, además claro, de entrenadores, padres de familia y responsables del deporte en México.

Es el último tramo del camino en este ciclo olímpico, que ha tenido sus polémicas y controversias, pero que ha tenido más triunfos, éxitos y un enorme número de deportistas que pueden darlo todo con tal de representar a su país y poner su nombre en lo más alto.

En los próximos Juegos Olímpicos de París 2024 seguramente habría oportunidades de medallas en deportes como taekwondo, clavados, pentatlón y natación artística; es una lástima que en deportes de conjunto como el fútbol no se logró clasificar, lo cual reduce una posibilidad de presea.

Pero para que esas posibles medallas de las que hablamos lleguen, se necesita que en este último estirón rumbo a París, todos los involucrados entendamos perfectamente que no caben las grillas ni los conflictos que saquen de su zona de concentración a los atletas.

Lo que requieren es planeación, trabajo en equipo y apoyo en todos los sentidos. Uno de los más importantes, claro es el económico, pero también requieren apoyo en lo que se refiere a dejarlos trabajar y enfocarse en lo único que necesitan hacer, que es ir por su boleto a los Juegos Olímpicos o en prepararse en busca de una actuación histórica.

Por eso es que no se entiende lo que ha sucedido de nueva cuenta de parte de la Conade a los deportistas de actividades acuáticas.

No hay ninguna razón para que estos atletas no sean sujetos a que se les entreguen sus becas, la comunidad no entiende por qué están discriminándolos cuando no son parte del problema político en el deporte de nuestro país; si hay quien se ha peleado a lo largo de estos años, que no embarren a los deportistas, quienes han demostrado una y otra vez que se merecen esas becas y que, además, las utilizan para seguir preparándose, así como han utilizado los estímulos que les han entregado.

A eso es a lo que me refiero cuando en este último jalón rumbo a París se les debe dar la tranquilidad para trabajar, la certeza de que se sienten apoyados y protegidos por quienes tienen que protegerlos y no sentirse desplazados.

Falta menos para los Olímpicos, todavía hay plazas por ganar y los que ya la tienen siguen con su preparación porque no quieren fallar. México tiene buenos deportistas, grandes entrenadores, pero requieren que todos los que estamos alrededor estemos a su altura y entendamos que debemos apoyarlos con todo (no solo dinero, repito), para que logren sus objetivos.

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