Sergio Kun Agüero, quien ya no pudo seguir su carrera como futbolista ni estar con la selección argentina en el Mundial, por un problema en el corazón, se ha convertido en un personaje que nos ha hecho reflexionar. Me quedo con ese apoyo incondicional a sus excompañeros y la manera en que se convirtió en un líder moral en Qatar 2022.
Y principalmente él, sin olvidar al resto del plantel, se veía feliz. Insisto, se convirtió en un líder moral que aportó grandes cosas a nivel sicológico, de apoyo, de estar ahí.
En México, en el deporte federado, alguien que quiere colaborar con una selección nacional —en nuestro caso, de natación— es mal visto por la gente de afuera, que bloquea y prefiere seguir con sus dinámicas negativas, que poco aportan.
Recordé lo que viví en 1978, también en Colombia, en los Centroamericanos de Medellín, cuando se arrasó con un magnífico resultado. Y en ambas ocasiones tuve la oportunidad de vivirlo de cerca, con una buena relación con los deportistas, siendo su amigo. Me gustó mucho tener esa posibilidad.
Sin embargo, para los Panamericanos de Lima, Perú, y pese a que la Unión Americana de Natación (UANA) me había acreditado, desde México decidieron echarme del grupo, lo cual me dolió mucho. No dije nada, para no perjudicar el ánimo de los nadadores, y me fui a la tribuna a seguir apoyando, porque eso es lo que hay que hacer: Apoyar.
Mi intención no es ser protagonista, simplemente quiero ayudar ahora que puedo, pero desde que llegó la directora de la Conade no he podido hablar con ella, pese a que he pedido audiencia, para platicar de necesidades que veo se tienen y de cómo podemos hacer todos para mejorar. También ya he pedido una audiencia para ver a la presidenta del COM, siempre con el mismo fin.
Todo esto llega a mi mente, porque me doy cuenta de que en México seguimos siendo especialistas en ser envidiosos y no en ayudar. Lo que requiere este país es que todos pongamos algo de nuestra parte, o nunca nos superaremos, y hablo de cualquier deporte. Quienes se sumen para apoyar tienen que respetar reglas, horarios, pero si pueden estar ahí, que lo hagan.
Por eso es que la historia del Kun Agüero me llamó mucho la atención, porque así debería ser la actitud en México. A cualquier persona que quiere colaborar con una selección hay que darle la oportunidad. Es una gran historia, de la cual podríamos retomar algo, siempre que sea para el bien de los atletas y el deporte mexicano, como fue el caso de Argentina, ahora tricampeona del mundo.
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