Lamentablemente, en los últimos días vimos escenas realmente terribles para nuestra sociedad y para nuestro deporte. Lo que sucedió el sábado 5 de marzo en el estadio La Corregidora, en el marco del partido Querétaro vs Atlas, es una más de esas alarmas que se han encendido de manera urgente respecto a la violencia que vivimos hoy en día.

De por sí nuestro país, nuestra gente, sigue luchando con la violencia (de todo tipo y a todas las escalas), que no nos permite tener la tranquilidad que quisiéramos para seguir adelante, y ahora con lo ocurrido en el futbol de la Liga MX, se termina por manchar el deporte, que seguía siendo ese espacio en el que podíamos refugiarnos de todo lo que sucede en el día a día.

Y aunque estos actos de violencia, con el grado que vimos en Querétaro, no es una constante en el futbol o en cualquier otro deporte en nuestro país, vaya que ha pegado en la imagen de los mexicanos a nivel internacional.

Pero algo que debe quedar claro es que ni estas llamadas barras, ni estos actos de barbarie, ni ningún otro acto aberrante que se presenta en el futbol o cualquier otra disciplina, representa realmente lo que es el deporte y eso debemos de tenerlos todo bien claro, sobre todo nuestros jóvenes y niños, quienes no pueden quedarse con la idea de que ir a un partido, a una competencia en la alberca, en las pistas, o cualquier otro evento, significa tener que ir listo a agarrarse a golpes con el rival o con quien se ponga enfrente.

Tenemos que decirle a nuestros niños y jóvenes que el deporte no tiene nada que ver con esas escenas de violencia que se presentaron en Querétaro o que se han visto en cualquier otro escenario. Quienes amamos el deporte, quienes hemos vivido por y para el deporte, repudiamos a estos personajes que solamente echan a perder nuestros recintos.

Claro que no todos los que van a un partido se comportan igual, ya la Liga y la Federación Mexicana de Futbol tomaron las medidas correspondientes, que pudieron quedarse cortas o ser las correctas, pero como sociedad no podemos quedarnos ahí, no podemos dejar que las futuras generaciones piensen que estos pésimos comportamientos son normales, debemos de hacer algo, también desde casa, para mejorar el camino.

Profesor

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