Tengo ya una semana en México después de un viaje de casi un mes por Asia. Primero estuve en Daewo, Corea; y después Tokio y Fukuoka, en Japón. Una gira para apoyar a cerca de 40 deportistas que participaron en un par de eventos muy importantes, pero que sobre todo, se llevaron un gran aprendizaje de lo que vivieron.

Primero fuimos a los International Children Games, con un grupo de niños que va a un evento que es tipo olímpicos para menores a 15 años. Asistieron cerca de 32 personas que tan extraordinariamente se comportaron en todo momento y que se trajeron una enorme enseñanza que seguramente les servirá en muchos aspectos de la vida.

Tengo que hacer relevancia de lo que vivimos en Asia este grupo de mexicanos y que afortunadamente todo aprendieron como dos países que han tenido guerras, que han pasado dificultades, se han repuesto en su progreso en la industria, en el deporte, en muchas cosas. Lo principal a destacar me parece que es la disciplina y la educación, y estos viajes se convirtieron en un enorme aprendizaje.

No dejaré de reconocer a estas dos naciones que han tenido tanto problema. Seguramente en la política habrá quien opine antes que nada de sus defectos, pero en general es gente muy educada, que nos ha demostrado lo que ya sabíamos en los eventos en los que participan por su manera de actuar, es algo increíble que por supuesto se refleja por la cultura.

No quisiera comparar, pero es imposible dejar de hacerlo después de ver a lo largo de 81 años cómo ha ido cambiando y cómo se ha ido degenerando el comportamiento de los jóvenes en nuestro país. Ojo, que no son todos, pero es un importante porcentaje de la juventud mexicana a la que las reglas parecen ya no sufrir efecto y eso es peligroso.

No me gusta cómo se educa a muchos de nuestros jóvenes actualmente o, en otras palabras, como no se educa a muchos de los jóvenes en México. Antes los abuelos decían que las “letras con sangre entran” y era una disciplina férrea que obedecían. No me refiero a un maltrato físico, a golpes (con eso nunca estaré de acuerdo), sino a la disciplina que existía en muchas casas en las que se priorizaba el comportarse bien.

Añoro aquellos tiempos en los que había respeto para los padres, para las mujeres, de parte de nuestros jóvenes y jovencitas. Ahora pareciera que quien lleva el control en la familia son los propios jóvenes y más en familias en las que ha habido padres exitosos y tienen dinero. Ellos que reciben el esfuerzo de sus abuelos y padres no alcanzan a comprender cómo sus familias consiguieron trascender en el aspecto económico y ven la vida tan fácil, que en un fin de semana se avientan 20 o 25 mil pesos en el antro o en el viaje.

Tenemos que revertir la manera en que estamos educando a nuestros hijos, y no es maltratarlos insisto, es simplemente poner disciplina. Tenemos que ser conscientes de que nos hemos equivocado en algo en la educación. También quiero aclarar que no sucede en todas las casas o casos, pero sí en un gran número, sobre todo con aquellos que están acostumbrados a que todo es fácil y no sienten lo que es el esfuerzo por tener cosas.

Me siento afortunado por tener hijos que han valorado lo que se ha logrado con esfuerzo, dedicación y disciplina en la familia, y sé que hay muchos otros padres que están viviendo esto. El mensaje para ellos es seguir igual, pero para los que no están poniendo atención en esta situación tan vital para el futuro del país, ojalá retomen esa disciplina y no sea muy tarde.

Me llamó la atención lo que viví en Corea y Japón, y me gustaría que en México se alcanzara ese tipo de desarrollo con disciplina. Ahora que estuvimos por allá con muchos jóvenes, se comportaron de gran manera; en las tribunas donde estábamos, por ejemplo, no dejaron basura, la levantaron y no movieron las cosas de su lugar. Algo muy parecido a lo que hacen los japoneses en los Mundiales de Futbol cuando, después de los partidos, recogen su basura y hasta la basura de otros.

Son ese tipo de cosas las que podemos copiar e implementar en nuestros jóvenes, además del respeto a los demás, que es clave en estos momentos. Una felicitación a estos muchachos y muchachas, a sus padres, y ojalá realmente reflexionemos de la necesidad de mejorar la manera en que desde la casa educamos a nuestros hijos, no dejárselo a las escuelas que ahí van a adquirir conocimiento, pero no a aprender cómo ser mejores mexicanos. Ojalá lo entendamos y evolucionemos en ellos.

Profesor

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