Primero que nada, quiero agradecer a las máximas autoridades de EL UNIVERSAL, que me permiten recordarle a la gente que se supone debe impartir justicia en este país, que hoy se cumplen 15 años del secuestro y asesinato de mi pequeña Silvia Vargas Escalera, y al día de hoy, no hemos encontrado esa justicia, como tampoco la han encontrado en muchos otros casos similares.

Después de 15 años, no hay una sola sentencia para la gente implicada, y solamente se ha dictado una para quien puso la lápida para esconder a mi hija en la casa en la que estaba secuestrada.

Han pasado varios presidentes y muchos, muchos funcionarios, que saben perfectamente lo ocurrido. Primero el licenciado Felipe Calderón, quien estuvo al pendiente del caso. Después vino todo el sexenio de Enrique Peña Nieto. Él fue quien me dijo que mi pequeña había muerto y se había descubierto que un preso en Barrientos había declarado en dónde estaba. Y ahora cuatro años de Andrés Manuel López Obrador…

Los tres saben del tiempo que lleva el caso sin que haya una sentencia justa. Por eso aprovecho la oportunidad para recordarle a los jueces de esa banda que asesinó a mi hija, y que venía delinquiendo desde el año 2000, y lo doloroso que es que sigan dándole oportunidad de defensa, lo cual es increíble.

Vienen haciendo sus delitos desde el 2000, siete años antes de que levantaran a mi pequeña. He estado muy atento en la Fiscalía General de la República. Me dicen que el caso está bien y que no saldrán quienes están encarcelados. Sin embargo, lo que busco es que haya una sentencia definitiva, por asesinato, y no que me diga que están en la cárcel y no van a salir.

Hace poco veía un reportaje en relación a que existen 93 mil mexicanos en las cárceles sin sentencia, una barbaridad, entre estos, quienes destruyeron una parte de mí, de mi familia. Luego, hace unos días, Alejandro Martí posteó que ya dieron sentencia a un par de implicados en el secuestro y asesinato de su hijo Fernando, aunque faltan otros 14 integrantes de la banda, es decir, su caso ha avanzado, pero sigue sin encontrar total justicia. Insisto, es una lucha que no deberíamos estar peleando si los encargados de impartir justicia hicieran bien su trabajo.

Por esta razón agradezco profundamente a todos en EL UNIVERSAL de permitirme exponer mi caso. Ya son 15 años y en cada uno que pasa le recuerdo a los jueces, a la justicia mexicana todo lo que he vivido. A los medios de comunicación, decirles que de no ser por ellos, nunca hubiera aparecido mi pequeña. Gracias a que pusieron mi lamento en el aire, apareció mi hija una semana después de haber contado que no se hacía nada de justicia en México.

Como muchos otros padres que no tienen la posibilidad de ser leídos, pero que sufren igual, espero una respuesta de las autoridades porque les recuerdo que 15 años no es un tiempo menor, ya que ha sido un tiempo de sufrir el “valemadrismo” y poco interés de la justicia mexicana. Y a todos aquellos que siguen esperando por la sentencia a quien les arrebató una parte de su vida, mi solidaridad, que en esta lucha no estamos solos.

Profesor

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