Realmente es complicada la situación del coronavirus en México, algo que es una realidad y que se recrudece por el repunte o rebrotes en el país, lo que ha hecho que se hayan tomado muchas decisiones tanto de los diferentes estados como de la Ciudad de México. Pero a la par de esas decisiones y de la alarma social que existe, también se han generado situaciones de confusión.
Es claro que en nuestro país no existe una disciplina por parte de los ciudadanos ante una contingencia como ésta, y evitar todo lo referente a los contagios. Además, desgraciadamente la política que ha manejado las autoridades ha sido confusa y no ha sido pareja.
Vemos actividades no necesarias abrir de manera acelerada en todo el país. Bodas, fiestas, antros, bares, pero algo que llama mucho la atención, que es muy delicado y que no han podido controlar las autoridades: se trata de las manifestaciones, las marchas, actos de inconformidad y a favor del gobierno.
Esa situación es la que confunde a muchos mexicanos, ya que por una parte está la exigencia de los gobiernos para que no se salga de casa y se hagan los protocolos de sana distancia. Exigen, además, a los empresarios hacer lo mínimo para no generar multitudes en sus negocios, entre otras cosas.
Pero luego vemos las manifestaciones y no entendemos por qué esas sí están permitidas. En este momento debe ser igual de exigente para las marchas y poner más sentido común para apoyar a las empresas que generan empleos y movimiento con control, con disciplina y protocolos, gente que está siendo golpeada sin un verdadero apoyo.
Ha faltado sensibilidad para valorar el esfuerzo que hacen muchas industrias cuya reapertura es necesaria para la economía. Una de estas industrias que menos consideraciones tiene y que es importante para la sociedad (en cuestión económica y de salud), es la de clubes y gimnasios, que ha sido de alguna manera olvidada y ha sufrido de esta incongruencia en comparación de muchas actividades.
No estoy diciendo que se dé manga ancha y se haga lo que quiera, pero digo que es parte fundamental en la salud y activación física, lo cual ayuda en momentos como el que vivimos. Es cuestión de análisis, de valorar lo que se aporta: la actividad física. No es que esté pugnando porque estos negocios tengan una preferencia, pero siempre queda la pregunta de por qué unos sí tienen libertad y otros no.
Ya que por un lado nos dicen que comamos bien, que hagamos ejercicio y por otro lado vigilan a la industria de clubes y gimnasios como si fuera la que más contagios generan en el país... Ahí vienen las contradicciones con las que meten temor a los usuarios, por eso es que se necesita un análisis serio para que se entiendan el daño que le hacen a la industria del deporte, del ejercicio, y que pueda ir para adelante con todas las medidas que se necesitan y sobre todo, con la congruencia que hoy no existe, ya que pareciera que hay preferencia a las marchas y manifestaciones, que a mantener vivas estás industrias y los empleos que generan.