Tuve uno de esos sueños que más bien parecía una pesadilla. Una ilusión que en un momento de reflexión pudo ser realidad ante la impunidad que se ha vivido en el deporte mexicano por años. Soñé que por el hecho de que se llevarían a cabo los juegos Olímpicos y las opciones que tenían los clavados para conseguir medalla, le daban la oportunidad al presidente de la Federación Mexicana de Natación, para seguir con su defensa al proceso que le siguen la UIF y la FGR hasta el final de Tokio 2020.
Lo sé, parece algo absurdo, pero a veces uno está tan metido en un tema, que pasan este tipo de cosas, cuando lo normal tendría que ser que si has hecho actos de corrupción, te deben perseguir y te tienen que castigar. Así de claras deben ser las cosas.
Y más aún cuando quienes están al frente de la federación siguen perjudicando a sus deportistas. El último ejemplo de ello, lo que sucedió con los mismos clavados en los Olímpicos, con los que nos quedó la sensación de que el jurado dio algunas calificaciones bajas a clavados que incluso midieron distinto con otros competidores. Me explico:
La federación y sus dirigentes rompieron todas las relaciones de jueceo con la FINA, al no estar alineados con las políticas de ésta y lo que antes teníamos en el tema de los clavados se perdió. En otras palabras, México dejó de pesar entre los jueces, como ya lo hacía. Y es que hay que recordar que en los deportes de apreciación siempre se debe tomar en cuenta el lugar que el deportista o el país tiene con los jueces.
Recuerdo que cuando María del Rosario y Memo Pérez ganaron oro en taekwondo en Beijing 2008, respectivamente, el presidente de la federación de taekwondo dijo que él también había tenido su mérito al ejercer cierta influencia en los jueces (antes del peto electrónico). Pudiera parecer pretencioso, pero ese tipo de relaciones al final parecen sí influir.
En el caso de los clavados medio punto te puede o no dar medalla, en el caso de Tokio 2020 un bronce, lo que quedó claro en diversos casos.
De regreso al caso Todorov, espero que después de tantas audiencias y argumentando que no habla bien español, inicie el juicio en el que lo castigarán como se merece. Espero que mi sueño nunca se cumpla, ni con este personaje no con ningún otro que dañe al deporte de nuestro país; que la justicia mexicana haga las cosas como manda la ley y que en estos días se continúe con el proceso sobre un hombre que ha hecho mucho daño.
Es solamente esperar que se haga justicia, en este caso de la Federación Mexicana de Natación como en muchos otros, como el de mi pequeña luego de que han pasado ya 14 años sin sentencia para los asesinos de mi hija. Ahora que como me dice uno de mis nietos: “Hay que tener fe en que las cosas se hagan como marca la ley”. Tendré fe para que llegue la justicia y estos personajes que tanto han perjudicado al deporte desaparezcan.