Las desigualdades y la exclusión histórica de las mujeres en la estructura política de nuestro país tienen su origen en un sistema predominantemente patriarcal que las ha mantenido en los márgenes de la vida pública y de la toma de decisiones. Para consolidar un sistema democrático se requiere de la participación de las mujeres, que sus voces y sus demandas sean incorporadas en la agenda pública como una prioridad nacional.
En los últimos años, la participación política de las mujeres se ha acelerado por el impulso legislativo en materia de paridad. El reciente proceso electoral que vivió México representó una oportunidad para consolidar la democracia con la participación de las mujeres; la aplicación de las nuevas disposiciones jurídicas para garantizar la paridad tuvo impacto positivo en el número de mujeres electas en las gubernaturas, en los congresos federal y locales , en la integración de los ayuntamientos y alcaldías, así como en la representación política indígena.
El escenario político está cambiando para las mexicanas, después de emprender una larga lucha para ejercer con plenitud su derecho a votar y ser votadas, seis mujeres fueron electas como gobernadoras, la Cámara de Diputadas y Diputados tendrá 149 mujeres por el principio de mayoría relativa, lo que representa 49.7%. El porcentaje de mujeres electas para integrar los congresos locales, por el principio de mayoría relativa, supera el 50%1. Cuatro legislaturas tendrán una composición paritaria y en 15 superan el 50%.
Considerando la urgencia de revertir la subrepresentación de las mujeres indígenas en el ámbito político el Instituto Nacional Electoral ( INE ) implementó acciones afirmativas a su favor, resultando electas 13 diputadas federales en distritos indígenas,2 10 más que en la actual Legislatura.
Las reglas para garantizar la paridad y el voto de la ciudadanía revierten la exclusión y la subrepresentación política de las mujeres, avanzamos normalizando su presencia en el ámbito público, modificando patrones culturales y contribuyendo a la erradicación de estereotipos y roles de género, por lo que podemos asegurar que la paridad representa la oportunidad para acelerar la igualdad sustantiva y construir un modelo de democracia plural e incluyente.
A pesar de que la efectividad numérica al aplicar el principio de paridad en todo es visible, no hay que perder de vista que continuamos enfrentando el reto de garantizar el ejercicio de los derechos políticos y electorales de las mujeres sin violencias y en plena libertad. Además, será de gran importancia dar seguimiento a la conformación de las comisiones en los congresos federal y locales para que las mujeres participen como presidentas al frente de los espacios que tradicionalmente fueron ocupados por hombres.
La paridad es una obligación y debe cumplirse cabalmente. Los gobiernos, las instituciones y los partidos políticos deben promover el liderazgo de las mujeres en la vida pública, garantizar posiciones políticas, realizar cambios culturales y remover todos los obstáculos que impiden a las mujeres acceder a cargos de toma de decisiones, libres de cualquier tipo de discriminación.
A la par, es importante que las mujeres en espacios de poder y de toma de decisión promuevan los derechos de más mujeres, fortalezcan la agenda feminista e incidan en la respuesta a las demandas pendientes que impiden que las mujeres y las niñas alcancen su pleno potencial.
Tenemos claro que el camino no está acabado, por lo que es indispensable la suma de esfuerzos institucionales y de la ciudadanía, para que las mujeres alcancen una representación política efectiva y México goce de los privilegios de una democracia paritaria avanzando hacia la igualdad sustantiva.
Considera a las 30 entidades que renovaron sus congresos. Datos de los Programas de Resultados Electorales Preliminares ( PREP ) de los Organismos Públicos Locales Electorales. Corte al 15 de junio, 11:00 horas.
Con datos de los cómputos distritales del INE. Corte al 16 de junio, 9:00 horas.
