La lucha por la dignificación afroestadounidense en la Unión Americana tuvo episodios severos y crueles durante todo el siglo XX. Aunque en 1954 se decretó como inconstitucional la segregación educativa y en 1964 se promovió la Ley de los Derechos Civiles, pasaron muchos años para que las llamadas “personas de color” tuvieran verdaderas oportunidades en su propio país.
Con el comienzo del siglo XXI, una luminaria política ganó fuerza entre el electorado estadounidense. Carismático y elocuente, Barack Hussein Obama necesitó poco tiempo para ganarse la confianza del pueblo, sin importar su color de piel.
Para 2005, la revista británica New Statesman lo nombró como una de las 10 personas que podrían cambiar al mundo mientras fortalecía su presencia política en el senado de Estados Unidos. Dos años después comenzó su carrera presidencial, preparándose para hacer historia.
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Hace 15 años, el 20 de enero del 2009, Barack Obama se convirtió en el presidente número 44 de Estados Unidos y el primer afroestadounidense en el cargo. Tuvo a su favor el poderoso respaldo de varios sectores de la población y el descontento que generó la administración republicana de Bush.
Así llegó Obama al poder, con una aceptación apabullante y grandes expectativas por cumplir.
Su contienda más difícil fue contra Hillary Clinton
Desde comienzos del 2007, dos años antes de su investidura, Barack Obama se posicionó como un destacado contendiente dentro del Partido Demócrata. El entonces senador por Illinois no perdió el tiempo y se mantuvo muy cerca de sus electores adquiriendo gran popularidad.
Según informó EL UNIVERSAL en su edición del 18 de enero de 2007, uno de los prejuicios que Obama podría romper si lograba la candidatura demócrata –además de su color de piel– era la inexperiencia, pues apenas tenía dos años en su escaño de senador federal, a diferencia de otros contendientes que tenían varias décadas como figuras públicas.
Desde ese momento, su principal adversaria fue la entonces senadora por Nueva York, Hillary Clinton. Mientras Obama atraía votantes con un innovador giro en la política estadounidense, la ex primera dama representó el establecido y “confiable” modelo político del siglo XX.
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Otros aspirantes demócratas eran John Edwards, Chris Rodd, Tom Vilsack, Dennis Kucinich y Joe Biden, todos con experiencia como senadores, alcaldes o gobernadores. Para finales de enero del 2007, Clinton superó a Obama y a los demás contendientes con más de 20 puntos de aprobación.
Para mediados de ese año se asomaron los primeros indicios de una severa crisis económica, motivada por incumplimiento de pagos en el sistema hipotecario estadounidense y un incremento subsecuente en la tasa de desempleo. La economía sería el tema más importante en las elecciones de noviembre del 2008.
La polémica administración republicana de George W. Bush y Dick Cheney, reconocida por su guerra contra Irak y sus cuestionables acciones de seguridad tras el atentado de las Torres Gemelas, dejó a los electores con una gran animadversión frente a la política tradicional, algo que benefició a Obama.
El novedoso aspirante demócrata dio la vuelta a sus índices de popularidad y para el 21 de noviembre del 2007 llegó al 30% de aprobación, contra los nada despreciables 26 puntos de Hillary Clinton.
Entre ellos sería la confrontación final por la candidatura demócrata, pues ningún otro adversario logró acercarse a las dos luminarias del partido.
Sus fueron muy agresivos. Obama evidenció lo “mentirosos” que eran los Clinton, mientras la ex primera dama culpó al senador de Illinois de “nunca asumir la responsabilidad de sus acciones”, pues votó en contra de la intervención estadounidense en Irak.
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Conforme avanzó la contienda demócrata, los votantes consideraron a Barack Obama como “el más elegible”, mientras Hillary Clinton les pareció “menos honesta” y “menos confiable”. Para abril del 2008, el aspirante afroestadounidense tuvo 62% de aprobación, contra el 31% de su adversaria.
A finales de mayo del 2008, EL UNIVERSAL informó sobre las opiniones de analistas estadounidenses, quienes aseguraron que Hillary Clinton ya no tenía oportunidad de alcanzar la candidatura demócrata, pero sí había logrado debilitar y dejar “herido de muerte” a Obama.
Recopilación de debates donde Hillary Clinton habló con dureza de las propuestas y posturas de Barack Obama, durante su contienda por la candidatura demócrata en 2008. “Yo no sólo prometo cambio [en referencia a la promesa de Obama], yo he realizado cambios en 35 años”, comentó la entonces senadora por Nueva York. Fuente: NBC/YouTube.
El aspirante afroestadounidense sería conocido como "el candidato que derrotó a los Clinton”, según se leyó en este diario, aunque su imagen y discurso tuvo severos reveses durante su enfrentamiento con la senadora de Nueva York.
La noche del 3 de junio, Obama obtuvo más de 2 mil votos de delegados demócratas y afianzó su inminente candidatura. “Esta noche puedo asegurarles que seré el nominado del Partido Demócrata a la Presidencia de Estados Unidos”, dijo el todavía senador por Illinois.
En su cobertura del 8 de junio del 2008, esta casa editorial informó sobre el retiro de Hillary Clinton de la carrera presidencial y su “cierre de filas” con Obama, en un esfuerzo político por remendar los quiebres que ambos generaron al interior del aparato demócrata.
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Desde ese momento, Obama hizo historia al convertirse en el primer aspirante presidencial afroestadounidense. Su campaña debía derrotar cualquier rasgo de racismo prevaleciente en pleno siglo XXI, además de otros prejuicios sobre su reducida carrera política comparada de la larga experiencia de su nuevo contrincante, el republicano John McCain.
Primer candidato afroestadounidense contra un veterano de guerra
John McCain se constituyó como un miembro poco ortodoxo dentro de la corriente republicana. Antes de su prolífica carrera como senador de Arizona fue prisionero de guerra por casi seis años durante el conflicto con Vietnam; tras esa dolorosa experiencia, se convirtió en uno de los principales opositores contra la tortura.
También tuvo posturas accesibles a las uniones civiles para personas del mismo sexo, así como para otorgar ciudadanías a inmigrantes que cumplieran cierto tiempo en Estados Unidos. A pesar de su imagen menos conservadora, McCain tuvo pésimos asesores en su campaña presidencial y ni hablar de su polémica compañera de fórmula, Sarah Palin.
El equipo republicano comenzó una campaña de desinformación sobre propuestas y el pasado de Barack Obama, incluida la duda sobre la nacionalidad del aspirante demócrata.
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El rumor de que Obama había nacido en Kenia –de donde era originario su padre–, no surgió de bocas republicanas, sino de fanáticos de Hillary Clinton durante las elecciones demócratas, pero el equipo de McCain no dejó escapar esa oportunidad de difamación.
Contrario a su equipo de campaña, John McCain defendió frente a sus propios seguidores la “decencia” de su oponente político. “No tendría que temerle a Obama como presidente”, dijo el candidato republicano a uno de sus simpatizantes. Fuente: CNN/YouTube.
También se desinformó sobre la supuesta intención del candidato afroestadounidense de llevar educación sexual explícita y avanzada a niños de preescolar, hecho falso, pues Obama sólo mencionó la posibilidad de capacitar a menores para que identificaran el peligro de una agresión sexual.
Obama se apoyó en su promesa de recuperación económica, con estímulos fiscales y recuperación progresiva del empleo; también se enfocó en una cobertura completa de salud y la garantía de derechos civiles para minorías. Su elocuencia al hablar, aderezada con la evidente diferencia de su color de piel, lo posicionaron como un candidato único en la historia electoral de Estados Unidos.
Para el 15 de octubre de 2008, a menos de un mes de las elecciones presidenciales, Barack Obama tenía 53% de la intención de voto, contra 39% de John McCain. De acuerdo con The New York Times, los electores vieron con malos ojos la estrategia republicana que pasó gran parte de su campaña atacando al afroestadounidense, en lugar de explicar propuestas de gobierno.
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Para noviembre del 2008, la Unión Americana ya atravesaba la peor recesión económica desde la Gran Depresión. Los efectos de tal crisis y la pésima estrategia de McCain dieron el empuje necesario para que un demócrata entrara a la Casa Blanca para el periodo 2008–2012.
Un presidente que, en otros años, hubiera sido esclavo
La elección del 4 de noviembre del 2008 era casi obvia. Durante la jornada electoral Obama tuvo resultados positivos en los típicos estados demócratas como Nueva York o Washington, pero también ganó ventaja en entidades con tendencia republicana, como Florida y Carolina del Norte.
Mientras algunos votantes simpatizaban con el plan de Barack Obama, otros votaron para castigar al partido republicano tras el desastroso desempeño de George W. Bush en la oficina oval.
El mandato del hijo de George H. W. Bush recibió el apodo de “la peor presidencia de la historia”. Su administración de ocho años dejó un déficit público de más de 450 mil millones de dólares, una tasa de desempleo del 7% y una crisis hipotecaria e inmobiliaria nunca antes vista. Gran parte del pueblo quería vengarse de los republicanos y votaron según sus sentimientos.
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Después de colgarse otras victorias en estados decisivos como Ohio, Colorado, Nuevo México y Pennsylvania, Obama obtuvo 338 votos del colegio electoral, por encima de los 270 requeridos para ganar la presidencia.
Hubo un histórico regocijo durante las últimas horas de votación. Según comentó Adam Nagourney, en su análisis para The New York Times y recuperado por EL UNIVERSAL, “muchos estadounidenses salieron a las calles a celebrar […] una nueva era en un país en el que hace sólo 143 años, Obama, como hombre de raza negra, hubiera sido esclavo”.
“Como cuando se vienen abajo los cimientos de un viejo edificio, emergían los nuevos rasgos de la sociedad estadounidense”, aseguró Nagourney. Fue un momento de catarsis, tanto en temas raciales como de esperanza social, sobre todo por temores económicos.
Esta casa editorial mencionó las palabras de un joven votante emocionado por los resultados electorales: “veo más gente blanca que negra celebrando. Esto es un sueño”. Obama obtuvo poco más de 57 millones de votos populares, contra 52 millones de boletas para McCain.
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El candidato republicano, en un discurso responsable y respetuoso, aceptó la derrota frente a Obama y lo llamó “mi futuro presidente”. Mientras algunos de sus simpatizantes abandonaban el recinto en Arizona donde se despidió de la carrera presidencial, McCain instó a sus seguidores a apoyar al mandatario electo, por el bien de la nación entera.
Los meses pasaron rápido, entre júbilo esperanzador y desconfianza económica que afectó a todo el mundo. La fecha para la investidura del primer presidente afroestadounidense fue el 20 de enero del 2009 –hace 15 años–, en un evento histórico para la política global.
En un acto simbólico y bien preparado, Barack Obama pasó la tarde antes de su juramento pintando un albergue en Washington y realizando trabajos comunitarios. Durante su generosa jornada, mencionó el imborrable legado de Martin Luther King en un intento por enaltecer su próximo nombramiento como el primer presidente negro de la Unión Americana.
“Estados Unidos se colocó frente al espejo y se reconoció como una nación diferente”, escribió J. Jaime Hernández, corresponsal de EL UNIVERSAL en la ceremonia de investidura.
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La llegada de la familia Obama a la Casa Blanca no sólo interesó a sus conciudadanos, sino a todo el mundo. Mientras algunos países como Cuba o Irán tomaban con recelo su entrada a la presidencia, en Irak y países de África –en especial Kenia– miraban con gran optimismo el próximo mandato.
“Somos una nación de cristianos y musulmanes, de judíos e hindúes, y de no creyentes. Estamos moldeados por todas las lenguas y culturas, sacadas de todos los rincones de la Tierra. […] Y a todos los pueblos y gobiernos que hoy tienen la mirada puesta en nosotros, […] sabed que Estados Unidos es amigo de toda nación y de todo hombre, mujer y niño que busque un futuro de paz y dignidad”, dijo el presidente número 44 de la Unión Americana.
Según consideró EL UNIVERSAL, Obama no llegó como una figura política más a la oficina oval, sino como un “símbolo y sustancia, icono para jóvenes y sueño cumplido de una vieja generación que jamás creyó que un hombre con su color de piel ascendería al cargo en el que ha prometido defender una Constitución que originalmente lo consideraría como ‘tres quintas partes’ de una persona”.
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Durante sus ocho años en la oficina oval, Obama revirtió el índice de desempleo, bajándolo del 10% en 2009 a 4.5% en 2017, pero las familias estadounidenses tenían menor poder adquisitivo como consecuencia de los ajustes financieros y crediticios.
En un juramento algo atropellado, Barack Obama asumió el cargo como el presidente número 44 en la historia de Estados Unidos. Fuente: BBC/YouTube.
La violencia racial continuó durante el periodo del primer presidente afrodestadounidense, en especial con casos de abuso policial y negligencia en los aparatos judiciales. A pesar de su discurso de paz y evidentes intenciones de terminar la guerra con Irak, la administración Obama comenzó ataques bélicos contra Afganistán, Paquistán, Somalia, Yemen, Libia y Siria.
Una de las decepciones más grandes tras la administración Obama fue la falta de una reforma migratoria efectiva, detenida por la corriente republicana en la Cámara de Representantes y con empuje débil por parte de los demócratas.
Aunque los llamados dreamers –jóvenes que llegaron en su infancia a Estados Unidos y que obtuvieron prórrogas para continuar en el país– fueron la mejor acción pro-inmigrante de la administración Obama, el periodo entre 2009 a 2017 se caracterizó por tener la mayor cantidad de deportaciones, antes de la era Trump.
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Ocho años después de su llegada al cargo, el sueño de cambio con Obama se disipó y dejó ver una realidad no tan prometedora. Tras su mandato, el país norteamericano quedó más polarizado y se reafirmaron las disparidades sociales, fertilizando el terreno para que un presidente tan radical como Donald Trump fuera el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Corrido de Barack Obama, de Juan Carlos Sánchez y Sinaloa 21, mexicano que residía en Los Ángeles –al momento de la investidura de Obama– y que escribió el corrido para honrar al primer presidente afroestadounidense de la historia. Fuente: YouTube.
- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- Cubero, A. (Junio 2015). Cómo la campaña del candidato demócrata Barack Obama aprovechó las nuevas tecnologías para ganar la presidencia de los Estados Unidos. Madrid: Universidad Pontificia Comillas.
- Farías, J. (2009). De la White House a la Black House: elección presidencial de los Estados Unidos en el 2008. ¿Movilidad social ascendente?. En CONfines de Relaciones Internacionales y Ciencia Política.