Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Aunque hoy Santa Fe es una zona de la Ciudad de México famosa por el caos vial, sus grandes corporativos y complejos residenciales, la historia de este antiguo pueblo se remonta a la época prehispánica. En este lugar se estableció el primer pueblo-hospital del territorio mexicano, fue hogar de un hombre considerado santo, fábrica de pólvora y zona de tiraderos de basura.
Es también un sitio de contrastes, pues el territorio quedó dividido cuando el gobierno federal expropió una parte para construir un megaproyecto urbano , en el que destacaba el Centro Comercial Santa Fe.
“Esto tuvo un impacto directo en el antiguo pueblo de Santa Fe, que tenía su propia dinámica de crecimiento en la periferia urbana. También trastocó su identidad porque ahora Santa Fe se relaciona con los corporativos y no con un pueblo que ha existido desde el siglo XVI, con una historia y patrimonio propios”, explica en entrevista Cecilia Barraza, doctora en Urbanismo y Maestra en Historia por la UNAM.
Según la especialista, ambas partes no conviven de forma orgánica porque las salidas de los corporativos o casas de lujo “le dan la vuelta” al pueblo por el prejuicio de la inseguridad y también por el evidente contraste que hay entre las clases sociales que habitan la zona.
En la imagen de 1994, un aspecto de la pepena en los tiraderos de Santa Fe; en la del 2001, las oficinas que fueron construidas sobre estos, se observa el famoso edificio llamado coloquialmente “de los pantalones”. Fotos: Archivo EL UNIVERSAL. Diseño web: Griselda Carrera.
Esto se debe a que, desde sus inicios, el megaproyecto urbanizador de Santa Fe nunca consideró la integración: la frontera entre el antiguo pueblo y lo nuevo es evidente y las vías de acceso están saturadas.
Los vecinos del pueblo y los de los corporativos no se piensan como un barrio en conjunto: “hay proyectos sociales o universitarios que han intentado apoyar e integrar a las comunidades, pero fuera de eso la empatía es poca y los prejuicios sobre cuál es la zona segura y cuál es la peligrosa son constantes”, narra Cecilia.
Los tiraderos de Santa Fe en los primeros años de la década de los 90. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
El primer pueblo-hospital
La historia de la zona se remonta a tiempos prehispánicos, a un lugar llamado Acaxochitl —que significa flor de caña—, era parte de los poblados que integraban la Triple Alianza, una "confederación política de centros que gobernaban y disponían de los recursos de diferentes regiones", de acuerdo con un artículo de la investigadora Clementina Battcock.
Una vez consumada la Conquista, desde esa región se transportaban agua —debido a la existencia de manantiales en la zona— y materiales que eran utilizados para la construcción.
En el siglo XVI Vasco de Quiroga , obispo y uno de los jueces de la segunda audiencia de la Nueva España, buscó la salud física, espiritual y social de los habitantes durante las rebeliones pasada la Conquista y con este fin fundó hospitales, ciudades o comunidades organizadas.
Con estas convicciones participó en la fundación en esta zona del pueblo “Hospital de Santa Fe de México” , que no era un hospital como lo conocemos hoy en día, sino un sitio donde se intentaba que existiera hospitalidad para todos aquellos que lo habitaban o visitaban, sin importar su origen o condición social.
Fotografía de 1993, donde se ve el bosque La Angostura, ubicado en Cuajimalpa, el cual sufrió tala inmoderada de árboles por la construcción de un complejo vial para comunicar al desarrollo comercial Santa Fe. Archivo EL UNIVERSAL.
En el texto “Vasco de Quiroga, fundador de pueblos” de Antonio Arriaga, se explica que en estos pueblos hospitales eran organizaciones donde “el trabajo en común era obligatorio seis horas; las cosechas se repartían en partes iguales, sacábanse los gastos del hospital de la comunidad, y el resto se distribuía entre los pobres; los moradores usaban trajes iguales; todos los regidores eran electos por la comunidad, prohibiéndose la reelección”.
Asimismo, cualquier autoridad que tuviese una mala conducta era expulsado de la comunidad. Vasco de Quiroga instauró este tipo de pueblos-hospitales inspirado en el libro Utopía de Tomás Moro, en el que se hablaba de una sociedad pacífica donde tuvieran cabida todas las personas, independientemente de su condición u origen.
La construcción de un camino más corto para conectar la zona poniente de la CDMX con el Centro Comercial Santa Fe, en 1993. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
Este fue el primero de los tres pueblos-hospitales que Vasco de Quiroga construyó en el actual territorio mexicano: Santa Fe de México, Santa Fe de la Laguna de Pátzcuaro y Santa Fe en La Piedad, los dos últimos en el estado de Michoacán.
Cecilia Barraza comenta en entrevista que una de las características de este pueblo-hospital era que había una rotación de autoridades: estaba conformado por familias lideradas por un patriarca, donde todos tenían una función y los beneficios generados eran distribuidos entre todas las familias.
¿Un santo en Santa Fe?
Tiempo después, Vasco de Quiroga partió hacia Michoacán y llegó a Santa Fe otro personaje famoso de la zona, el nómada español Gregorio López, quien destacó tanto por su labor de investigación sobre plantas medicinales como por su acompañamiento espiritual a quien lo necesitara. López vivió en distintas zonas de la Nueva España.
La historia de vida de Gregorio llamaba la atención de los habitantes por ser “un misterio” y quienes le conocieron pidieron, después de su muerte, que fuera beatificado. En la mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia se publicó que López vivió por un tiempo en el pueblo-hospital de Vasco de Quiroga en Santa Fe donde siguió practicando la oración:
“Se dedicó a brindar consuelo y consejos a los enfermos necesitados y a funcionarios virreinales, quienes acudían en su busca desde la capital. Sus biógrafos afirman que convirtió a muchos infieles y realizó varios milagros. Lo anterior es confirmado por los informes que transmitieron a Roma varios personajes eminentes de la Nueva España.”
El proyecto de beatificación no prosperó y sólo se le otorgó el título de “Venerable” . Sin embargo, algunos de los personajes de la época financiaron la reconstrucción de una E rmita en Santa Fe en la que López había vivido. En “El venerable Varón Gregorio López” María Luisa Rodríguez-Sala y Rosalba Tena Villeda documentaron:
“Una vez concluida la etapa testimonial, el expediente le fue enviado, según indicaciones reales, a Juan Ruiz de Contreras, secretario del Real Consejo de Indias. (...) durante el mismo siglo XVII, tomó interés el capitán Francisco Canales, Caballero de la Orden de Calatrava, quien junto con su esposa, Juana de Villaseñor Lomelín, después Sor Oliva, financiaron la reconstrucción de la Ermita de Santa Fe en donde había vivido y muerto el ‘Venerable’”.
La “Ermita Vasco de Quiroga” en la actualidad es parte del proyecto de Chapultepec impulsado por el Gobierno Federal y local. En la página oficial se lee lo siguiente: “Ubicado dentro de la cuarta sección del bosque, es un espacio del siglo XVI que se restaurará y se dedicará a la medicina tradicional junto con la restauración ecológica de sus jardines y del Manantial de Santa Fe”.
Cecilia Barraza, quien trabaja con la comunidad de Santa Fe en proyectos sobre identidad, comenta que a pesar de que la Ermita sea conocida con el nombre de Vasco de Quiroga, esta fue realizada por Gregorio López.
Asimismo, explica que la zona de Santa Fe era conocida principalmente por ser de mucho tránsito de viajeros o comerciantes que se dirigían a Toluca o a otros estados.
Fábrica de pólvora y tiraderos de basura
Para finales de 1770, el gobierno decidió cambiar la Fábrica Real de Pólvora de Chapultepec a Santa Fe, lo que provocó que muchos trabajadores se mudaran a los terrenos que la rodeaban, por lo que la población empezó a crecer y los empleos se diversificaron: había agricultores, obreros y mineros.
La migración laboral por la fábrica perduró en el siglo XIX y ya entrado el siglo XX, el constante crecimiento de la Ciudad de México alcanzó a los lomeríos y bosques de Santa Fe y empresas dedicadas a materiales de construcción empezaron a establecerse con la posibilidad de ofrecer a sus posibles trabajadores, terrenos para que pudieran vivir cerca de sus inmediaciones.
Con el paso de los años, los agujeros que se produjeron por la explotación minera dieron paso a la aparición de tiraderos de basura a cielo abierto —un aproximado de 60 hectáreas— que entre los años 70 y 80 protagonizaron lamentables hechos como deslaves o incendios que afectaron a pepenadores o a sus familias, quienes vivían en condiciones infrahumanas.
En los años 80 se informaba que los niños de Santa Fe jugaban entre ratas y basura. Archivo Fotográfico EL UNIVERSAL.
Las familias de pepenadores en Santa Fe. Archivo EL UNIVERSAL.
EL UNIVERSAL documentó que tanto los incendios como los deslaves cobraban la vida de adultos y en algunas ocasiones de infantes, que quedaban atrapados entre toneladas de basura. En ocasiones, se declaraba como “imposible” rescatar los cuerpos con maquinaria porque se hundían fácilmente por el tipo de suelo que tenía Santa Fe.
En 1989 hubo un derrumbe en los tiraderos de Santa Fe, tres personas quedaron sepultadas, en la imagen se observan las labores de rescate entre las toneladas de basura. Archivo EL UNIVERSAL.
Según la nota publicada en aquel entonces, la búsqueda de las personas atrapadas era complicada con las maquinarias porque debido a que se hundían con facilidad por su peso, y por ser zona minada. Archivo EL UNIVERSAL.
El más grande Centro Comercial
Después del sismo de 1985 , comenta Barraza, el centro de la capital empezó a considerarse como inseguro ante los movimientos telúricos y la mudanza a Santa Fe cobró fuerza. En 1993, este diario publicaba que para la construcción de los túneles que conectarían a la zona con el entonces llamado Distrito Federal, se había llevado a cabo una tala inmoderada de árboles bajo esta justificación:
“Sus extensas áreas verdes, modernos centros comerciales y zonas habitacionales, que se erigirán paulatinamente en 850 hectáreas al poniente de la capital (...). Enclavado en las delegaciones Cuajimalpa y Álvaro Obregón, este ambicioso megaproyecto de ciudad moderna pretende equilibrar la mole de concreto con la naturaleza (...) propios de una obra de primer mundo”.
Los avances de la construcción del Centro Comercial en Santa Fe, en 1993. Archivo EL UNIVERSAL.
Para los años 80, el gobierno federal decidió expropiar decenas de terrenos de Santa Fe para que fueran parte de un megaproyecto con el argumento de ordenar el crecimiento urbano, que era calificado como “anárquico” debido a los asentamientos irregulares.
El proyecto destacaba la construcción del Centro Comercial Santa Fe, planeado para ser el más grande de Latinoamérica , así como la distribución de terrenos a grandes empresas, centros educacionales y servicios para que construyeran ahí sus consorcios o instalaciones.
Una fotografía captada en 1997, del Centro Comercial Santa Fe, todo un referente de la zona. La imagen fue captada del lado de la avenida Vasco de Quiroga. Imagen: Revista Auge.
Si bien el proyecto oficial decía que se buscaba ordenar el crecimiento urbano, lo cierto es en la ciudad había cinco megaproyectos como este cuyo principal interés era obtener inversión extranjera , explotando territorios que estuvieran disponibles. En el caso de esta zona de Santa Fe, se perseguía el ideal de ser una “ ciudad de primer mundo” donde se pudieran inyectar diversos capitales y poner a la capital mexicana en un panorama global.
En aquel entonces, el área de corporativos terminó siendo una “isla” y ciertos empresarios crecieron su patrimonio —tanto en el tamaño de sus consorcios como en la cantidad de propiedades en la zona— y empezaron a vivir en este territorio; todo esto con el respaldo directo del gobierno.
Aspecto de Santa Fe en el 2001. Archivo EL UNIVERSAL.
La película Amarte duele (2002) se desarrolla en Santa Fe, en la trama se muestran las diferencias sociales en el barrio.
Desde aquellos años se cuestionaba la calidad del suelo; sin embargo, se decía que todos los estudios habían respaldado la construcción de este megaproyecto. La migración de complejos de oficinas, servicios turísticos y habitacionales no paró hasta que se convirtió en lo que es en la actualidad.
En el siglo XXI la pregunta sobre la seguridad del suelo seguía latente; en 2001, este diario informaba que debajo de las canchas de la Alameda Poniente —que perteneció a los tiraderos— se encontraban desechos industriales y residuos producidos por habitantes de la capital que seguían generando lixiviados (líquidos generados por la basura) y gas metano, que en las partes altas de la Alameda provocaron incendios ocasionales.
En 2015 se registraron en distintos meses varios deslaves en las partes elevadas de Santa Fe , mismos que provocaron la indignación de residentes, ya que aunque no hubo lesionados, había un constante temor de que los edificios o complejos, donde vivían o trabajaban, se cayeran.
Deslaves en la zona de Santa Fe en 2015. Archivo Fotográfico EL UNIVERSAL.
Sobre la delincuencia, Cecilia comenta que este es un hecho que se replica a lo largo del país, donde si los jóvenes no tienen una oportunidad de acceder a la educación o a un trabajo con el que puedan sostenerse, resulta un tanto más sencillo unirse a bandas delictivas y arriesgar sus vidas.
La zona de Santa Fe ha sido poco atendida por varias administraciones capitalinas y la carencia de servicios es una constante. Cecilia comenta que a lo largo de los años han aparecido proyectos sociales con intenciones de acercar educación o cultura a la comunidad, pero sigue siendo insuficiente.
Fuentes:
- Cecilia Barraza, Doctora en Urbanismo y Maestra en Historia por la UNAM.
- Archivo Hemerográfico El Universal.
- “Vasco de Quiroga, fundador de pueblos” de Antonio Arriaga, en Estudios de Historia Novohispana del Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM.
- “El venerable Varón Gregorio López, repercusiones de su vida y obra a lo largo de cuatrocientos años, 1562-2000” de María Luisa Rodríguez-Sala y Rosalba Tena Villeda, Gaceta Médica de México, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM.
- "La Triple Alianza: el juego de la política entre los nahuas del Altiplano Central"