Una elegante mujer sube a su automóvil en el año 1936. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
Texto
: Ruth Gómez y Carlos Villasana
En los años treinta del siglo pasado, estuvo a la venta la revista MAPA , publicación dedicada a documentar, a través de fotógrafos y diferentes plumas, los paisajes que existían a lo largo del país en una época donde la construcción de carreteras que conectaran a los estados era una prioridad para el gobierno federal.
Los nuevos caminos permitieron la potencialización de dos tipos de viaje: el de comercio —para agricultores o diferentes productores que vendían sus mercancías fuera de sus estados— y el de placer para que familias enteras o entusiastas viajeros pudieran conocer lo que el país tenía por ofrecer.
De acuerdo con el artículo La construcción del paisaje mexicano en la revista MAPA , 1934-1941 de Héctor Mendoza Vargas, la revista MAPA :
“Fue fundada por Francisco Borja Bolado, un periodista que en sus viajes conoció los paisajes de Colombia, Argentina y Chile. Ahí las guías y revistas eran parte de una cultura que demandaba información especial, por lo que ocuparon un lugar modernizador en la sociedad. Una experiencia que amplió, entre 1923 y 1927, como vicecónsul de México en Boston y luego en Hamburgo, Alemania... por lo que su figura se encontraba bien posicionada para emprender un nuevo proyecto editorial que, a la vez, coincidía con la promoción del nacionalismo cultural que interesaba al gobierno federal”.
La revista mensual MAPA surgió en 1934 a través de la Editorial Mercurio y se distribuía a nivel nacional. En ella se proponía no sólo un nuevo contenido, sino también una forma de conocer y de disfrutar el “estar en el automóvil”, es decir, al mismo tiempo que describía cómo eran ciertos paisajes, comunidades, caminos o personajes, también impulsaba que sus lectores entendieran el funcionamiento del auto y compartieran cómo se sentían manejando; al mismo tiempo que se hablaba de las diversas formas de viajar como el ferrocarril, barco o avión.
Tal como su nombre lo indica, la revista hacía uso de fotografías, crónicas y mapas —valga la redundancia - para ofrecer información actualizada a sus lectores. Entre sus anuncios publicitarios estaban aquellos que hacían referencia a los hoteles que empezaban a ofrecer sus servicios en los destinos que se hacían cada vez más “turísticos”.
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Difusión de una cultura del viaje
Mendoza Vargas escribió que la revista asumió “un nuevo estilo de vida (...) una función novedosa para la difusión de una cultura del viaje, del paisaje y de las nuevas relaciones abiertas entre el viajero , el camino y el orden de los espacios mexicanos llevado a la revista. Al mismo tiempo, un conjunto de emociones y sentimientos entre los viajeros propiciaba un sentido de identidad o pertenencia”.
En ese mismo artículo, se plantea que la revista estaba pensada para aquellas personas que tenían la posibilidad de tener un automóvil, ahorrar dinero y tener tiempo libre para viajar , ya que se alentaba a que el lector contara con diversas experiencias en los sitios de los que hablaban:
“La incorporación del automóvil entre los elementos de la identidad social de las clases medias y altas formaba parte de la satisfacción material de los nuevos tiempos y de la motorización del paisaje mexicano. En esta nueva circunstancia se posicionaba la revista MAPA que impulsaba y preparaba, con el proyecto editorial, una percepción y sensación entre los lectores del paisaje mexicano...”.
Como lo deja notar esta fotografía de 1938, la revista MAPA contaba con una sección en inglés, en la que también se promovía el turismo nacional. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
En este contexto, una sección que sobresalía de la revista era aquella dedicada a la mujer cuyo nombre era “De mujer a mujer en el volante” , donde diversas lectoras compartían sus experiencias de viaje .
Una de ellas fue Elvira Ferreira, quien además de narrar la emoción que le daba manejar en carretera, describía cómo era para una mujer conducir en la capital en los años treinta:
“¿Que las mujeres chocamos, atentamos contra las ordenanzas de tránsito, disponemos de la sonrisa para conmover al agente, nos detenemos en mitad del camino, y hasta pedimos, con la voz más cordial, que nos empujen un poquito porque el acumulador se ha descargado? ¡Pero si eso lo hacen exactamente y a toda hora los hombres que manejan! Lo que sucede es que a ellos nadie los ve”.
En este anuncio de NASH de 1938 se observa un dibujo femenino como protagonista, mostrando las nuevas ventajas del automóvil, entre ellas doble encendido, la capacidad de convertirse en cama y las velocidades en el tablero para mayor comodidad en el manejo. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
Elvira decía que a diferencia de los hombres, las mujeres enfrentaban las consecuencias de sus acciones al manejar, como detenerse para auxiliar al herido en caso de un atropellamiento y no huir: “eso no es miedo, señores, es conciencia”. Y que a pesar de que se decía que la mujer se creía “reina, que se cree soberana y que miraba con desprecio al peatón”, el único sentimiento constante era que era dueña de sí misma, siendo responsable y dirigiendo literalmente, su camino.
“Manejar no es nada agradable si no se tiene por delante la carretera abierta, el cielo en horizonte, el coche seguro y el velocímetro en ochenta. Sólo así es grato manejar, lo otro es una obligación nueva, un nuevo tormento que nos impone la vida moderna” escribía mientras invitaba a los lectores a dejar de juzgar a quien manejaba sólo por su sexo.
T ambién lee: Las primeras mujeres que conquistaron el volante
En esta otra entrega de la sección, “Luciana” daba consejos de maquillaje y peinado para aquellas mujeres que quisieran emprender un viaje en carretera. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
Como parte de la interacción con sus lectoras, la revistaba publicaba las fotografías que ellas enviaban desde los sitios que había recomendado la publicación para ir de vacaciones. En esta postal vemos a Gloria Esperanza Barrera en Acapulco. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
La revista MAPA imprimía de manera constante imágenes de mujeres manejando, lo que permite inferir que ellas eran un público en específico al que la revista quería llegar: eran mujeres de clase media y alta que tenían la posibilidad de adquirir un automóvil a través de sus propios medios, familias o parejas.
Manejar se convirtió en una actividad que ellas añadieron a su vida tanto para el cuidado de los hijos y el hogar como para su disfrute personal. Tal fue el gusto de la mujer por manejar, que organizaciones como la Asociación Mexicana Automovilística (AMA) idearon un concurso llamado “La Automovilista Más Simpática del Distrito Federal”, que se llevaba a cabo en los aniversarios de la AMA.
Dicha asociación tenía servicios de emergencia para asistir a conductores en caso de algún percance como retrató la película “El Inocente” (1956) protagonizada por Silvia Pinal y Pedro Infante.
En estas páginas de la revista se ven a las candidatas seleccionadas para ganar el concurso de la AMA. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
Escena de la cinta mexicana “El Inocente” donde el actor mexicano Pedro Infante representa a un trabajador de la AMA quien explica a una dama conductora, la actriz Silvia Pinal, que su automóvil no funcionaría por sí solo y le ofrece un viaje de regreso en la carretera de Cuernavaca a la Ciudad de México.
Técnicos de la AMA brindando servicio al carro de una joven. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
Mujeres posando sonrientes sobre un automóvil en una calle de la Ciudad de México. La segunda imagen muestra la moda que se ofrecía para las elegantes conductoras. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
Varios anuncios de esta revista promocionaban diferentes conjuntos de moda para que las mujeres no dejaran de ser “elegantes” o “bien vestidas” al momento de manejar. Entre los artículos se encontraba ropa de gabardina, abrigos o chaquetas de piel, guantes para conducir o sombreros de pequeño tamaño.
En otros aparecían mujeres dibujadas con productos que eran “indispensables” para las salidas a carretera, como galletas o pastillas para proteger la garganta.
Publicidad de galletas que las mujeres podían llevar para hacer más amenos sus viajes en carretera. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
Por otro lado, las secciones donde las damas escribían dejaban ver cómo ciertos estereotipos de una mujer conduciendo han trascendido en el tiempo y siguen vigentes, como el que se les considere “malas conductoras”.
La Revista MAPA terminó sus publicaciones en 1941, pero permitió que las primeras generaciones de mujeres que buscaban una aventura ya fuera solas, con amistades, parejas o familias tuvieran la confianza de tomar su automóvil y salir a descubrir caminos y lo que había lejos de sus casas, su colonia y su ciudad.
Una mujer conductora escucha con atención a un hombre quien parece darle algunas indicaciones. Revista MAPA / Colección Carlos Villasana.
- Fuentes:
- Artículo La construcción del paisaje mexicano en la revista MAPA, 1934-1940. Héctor Mendoza Vargas. Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México.
- Revista MAPA.