Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Uno de los puntos de reunión más populares en el país son, sin duda, los kioscos. Estas estructuras que suelen encontrarse en las principales plazas públicas de las ciudades, municipios o parques son sitios de reunión de chicos y grandes para jugar, bailar o practicar el pasatiempo de su preferencia.
Los kioscos nacieron en Francia a mediados del siglo XIX cuando, según la investigadora Roberta Vasallo, el gobierno galo autorizó en 1848 la “ejecución de música al aire libre, y se estima que se realizaron a lo largo de aquel país alrededor de quinientos, hoy en parte desaparecidos”.
Su uso se extendió rápidamente a toda Europa y desde ese entonces, el estilo de la estructura variaba según el lugar donde fuera ubicado.
La primera imagen es el kiosco de la Cervecería Moctezuma alrededor de 1927. Se ubicaba en la esquina de Buenavista y Mina. Colección particular. La segunda es cómo luce hoy este sitio ya sin el kiosko, al fondo se observa el edificio de la alcaldía Cuauhtémoc en una imagen tomada de Googlemaps. Diseño Web:Carlos Sandoval.
La forma de estos kioscos sigue siendo igual, se componen de un basamento, barandales, son abiertos sobre todos sus lados y con columnas que soportan una cubierta que permite que la orquesta o conjunto musical sea visible en su totalidad y la música pueda ser escuchada por toda la asistencia.
Roberta Vasallo dice que en 1878 llegó el primer kiosco a México “que se destinó a la plaza más importante de la República, el Zócalo de la Ciudad de México. Pronto esta pieza de mobiliario urbano se volvió elemento imprescindible de los zócalos de todos los centros urbanos mexicanos, desde las grandes ciudades hasta el pueblito más alejado del país”.
Kiosco que estaba ubicado en el centro del zócalo capitalino a finales del siglo XIX. Colección Villasana /Torres.
Este kiosco fue encargado por Antonio Escandón a la empresa francesa Méry Picard - Ingénieur Constructeur de París como un regalo a la ciudad y fue desmantelado en 1914, a la entrada de las tropas carrancistas.
Se dice que fue regalado al General Franciso Mariel junto con unas bancas de fierro y éste, a su vez, trasladó el kiosco a Huejutla, Hidalgo . Actualmente, hay versiones que afirman y otras que niegan que el kiosco que se encuentra en el municipio hidalguense sea el que alguna vez estuvo en el zócalo capitalino y, en caso de que así sea, entonces habría sido modificado.
Kiosco de Huejutla, Hidalgo, durante trabajos de mantenimiento en 2018 supervisados por el INAH. Abajo una fotografía del mismo kiosco en la actualidad. Crédito: Quadratin y Google.
A inicios del siglo XX también figuraba en un costado del zócalo un "kiosco sanitario" que contaba con baños públicos para los visitantes de los jardines que en aquel momento tenía la plaza mayor de la Ciudad de México, para quienes laboraban o arribaban al Centro Histórico en los tranvías que aún circulaban por la zona.
Vista de la Catedral Metropolitana y el Kiosco Sanitario del zócalo a inicios del siglo XX. Colección Villasana - Torres.
Sin embargo, comenta Vasallo, Maximiliano fue el primero que encargó una estructura similar a un kiosco, una galería para jugar boliche, que sería instalado en el Castillo de Chapultepec y que años más tarde se convertiría en el “Mercado de Flores” en la antigua Plaza del Empedradillo situada a un costado de la Catedral Metropolitana ,”donde permaneció por los menos hasta la década de 1920, a cuando se remontan las imágenes encontradas.”
La estructura era muy parecida a la de los kioscos de música, pero se diferenciaba ya que este tenía forma oval y los otros eran poligonales o circulares.
Como podemos observar en nuestra fotografía comparativa, el kiosco o Mercado de Flores era sumamente concurrido y en uno de sus ángulos se observan las coronas florales que siguen siendo parte importante en ciertas prácticas religiosas o sociales de la vida de los mexicanos.
Para usos diversos
Como lo mencionamos al principio, estas estructuras no se limitaron a los “ zócalos ” - nombre con el cual los mexicanos identificamos a las principales plazas públicas de las ciudades, municipios o alcaldías, explica Vasallo-, sino que se empezaron a implementar en parques o jardines y con ello se diversificó su uso, es decir, ya no se pensaban únicamente como espacios para conciertos.
Otro de los ejemplos más representativos en la capital es el famoso “Kiosco Morisco”, un pabellón de estilo arabesco -de ahí el mote de “Morisco” - realizado por José Ramón Ibarrola que representó al país en la Exposición Universal de 1884, en Nueva Orleans, Estados Unidos.
Regresó a México a mediados de 1885 fue colocado en la Alameda Central y a partir de 1887 se utilizó para “bailes, sorteos de lotería y más adelante para funciones de cine”, de acuerdo al investigador Rodrigo Hidalgo.
El kiosco fue trasladado a su actual ubicación, en la colonia Santa María la Rivera , previo a los festejos del Centenario de la Independencia, y en su lugar se colocó el Hemiciclo a Juárez.
El Kiosco Morisco visto desde diferentes ángulos cuando estaba sobre la Avenida Juárez; ambas fotografías son previas a 1910. La toma dentro de la Alameda Central es del fotógrafo Guillermo Kahlo, padre de la pintora Frida Kahlo. Colección Villasana - Torres.
La alameda de Santa María la Ribera alrededor de 1920. A fondo se ve el Kiosco Morisco, que fue trasladado a este jardín desde la Alameda Central en 1910, y al frente está el monumento a Miguel Hidalgo que ahora se encuentra del lado de Manuel Carpio. Colección Villasana - Torres.
Otro kiosco que llamaba la atención de los capitalinos era el kiosco del centro de Azcapotzalco, del que hay registros fotográficos de 1930 donde se observa que su estructura estaba elevada.
En los cuarenta este tramo fue cerrado, pero el resto del paseo aún existe; hoy son las calles de Miguel Hidalgo y Miguel Lerdo de Tejada.
Los alrededores del Jardín Hidalgo con su vistoso kiosco elevado, en el centro de Azcapotzalco, hacia 1930. Cortesía Francisco Montellano.
Los kioscos eran estructuras tan llamativas que también se utilizaron como tiendas o sitios de promoción comercial, como el de la Cervecería Moctezuma que se encontraba en la esquina de Buenavista y Mina, muy cerca de la hoy alcaldía Cuauhtémoc y frente a donde alguna vez estuviera la estación del ferrocarril entre las décadas de 1920 y 1930.
Esta era una zona muy concurrida por el tránsito de pasajeros a la terminal. En la actualidad sigue existiendo un pequeño jardín, en el mismo lugar, ya sin kiosco.
En marzo del año pasado, el Gobierno de la Ciudad de México inauguró actividades en un kiosco desmontable en el zócalo capitalino que rendía homenaje al que estaba a finales del siglo XIX y que se utilizó hasta antes de la emergencia sanitaria como un sitio donde se daban conciertos, concursos de karaoke y clases de danzón.
Quizás, una vez que se retomen las actividades en el país, así como en este kiosco y con un poco de imaginación podamos recrear cómo era una tarde en la capital mexicana hace más de 150 años.
Pie de foto: Kiosco desmontable que instaló el Gobierno de la Ciudad de México en el zócalo capitalino en 2019. Crédito: Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Fotografía antigua: Colección Villasana - Torres. Cortesía: Ángela de la Mora y Francisco Montellano.
Fotografía principal es de las primeras décadas del siglo pasado donde se observa el famoso Kiosco de las Flores ubicado en la Plaza del Empedradillo, al costado poniente de la Catedral, misma que se aprecia al fondo. Hoy esta estructura ya no existe. Los atuendos de las personas que aparecen en la toma son un retrato de la época. Colección Villasana-Torres.
Kiosco que estaba ubicado en el centro del zócalo capitalino a finales del siglo XIX. Cortesía Ángela de la Mora.
Fuentes:
- Dra. en Arquitectura Roberta Vassallo. Para conocer más sobre el tema se recomienda su tesis “La arquitectura del hierro en México durante el Porfiriato”, que desarrolló para optar al grado de Doctora. Tesis UNAM, Facultad de Filosofía. Instituto de Investigaciones Estéticas. CDMX, marzo 2013.
- Rodrigo Hidalgo, cronista e investigador.