Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez.
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica.
Para la Ciudad de México, septiembre es especial no sólo por la conmemoración del inicio de la Independencia de México y el recuerdo de los sismos de 1985 y 2017, también por el aniversario del Metro.
El 4 de septiembre de 1969, hace casi 50 años, arrancó su servicio la Línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC), lo que marcó el inicio de una nueva etapa en la movilidad de la ciudad. Los trenes pioneros provenían de Francia y eran modelo Alstom MP-68.
Publicidad del Sistema de Transporte Colectivo Metro, poco antes de la inauguración de la Línea 1, el 4 de septiembre de 1969. Colección Villasana - Torres.
Los boletos del nuevo servicio de transporte inicialmente se vendieron, además de en las taquillas de las estaciones, en establecimientos comerciales: zapaterías, tiendas de electrodomésticos, perfumerías, ópticas, farmacias, tiendas departamentales y hasta bancos, donde era común hacer descuentos de dos pesos en la compra de un “block” de diez boletos.
La publicidad con los puntos de venta de los boletos aparecía en los principales diarios de circulación nacional, por lo que los lectores de este diario fueron oportunamente informados los primeros días de septiembre de 1969. El costo de los boletos era el siguiente: un peso con veinte centavos si comprabas únicamente uno, y de a peso si te llevabas la serie de cinco o diez boletos.
Plana donde se informa de los puntos autorizados para la venta de boletos del metro en septiembre de 1969. Hemeroteca de EL UNIVERSAL.
Fotografías de la época muestran que las instalaciones en ese momento, tenían unas puertas de vidrio y metal en los pasillos laterales que conducían al andén, las cuales ueron removidas casi inmediatamente.
Eran sumamente riesgosas al ser transparentes y poco prácticas, pues aparte de todo requerían de un elemento de seguridad que estuviera de tiempo completo al cuidado de la seguridad de las personas y de paso, abriendo y cerrando dichas puertas.
Puerta de vidrio en la estación Cuauhtémoc. Colección Villasana-Torres.
En los andenes de la Línea 1 existieron bancas de descanso con dos pequeños depósitos de basura a los costados, además de los típicos botes de basura instalados en puntos estratégicos.
En cuanto a los primeros trenes, también se aprecian cambios significativos en el interior de las unidades. Por ejemplo, en sus inicios no existía la barra superior lateral para usuarios de pie y fue algo que se incorporó después, además los asientos eran acolchonados.
Las ventanas funcionaban accionando una manivela que se utilizaba para subir o bajar el cristal. Cuando el mecanismo se rompía, pobre de aquel usuario que le tocara lluvia en el asiento. Otra gran diferencia era la escasa o nula publicidad en el interior del tren y la inexistencia de los ahora habituales vendedores ambulantes.
Fotografía del andén de la estación Cuauhtémoc poco después de ser inaugurada, en la que se aprecia que en el tablero ya aparecía el nombre y el ícono de “Observatorio” aunque esta terminal se abrió hasta 1972. Colección Villasana - Torres.
Grupo de pasajeros del metro, primeros usuarios de la línea 1, de Merced a Chapultepec. Archivo de EL UNIVERSAL.
El diseño de diferentes instalaciones del Metro fue realizado por decenas de creativos, como Lance Wyman, quien elaboró la línea gráfica para su señalética, refiere el libro Memoria Metro de la ciudad de México (1977).
Sobre el diseño de sus primeras estaciones, destacan aquellas realizadas por el arquitecto Félix Candela, cuyos elementos ornamentales han perdurado hasta la actualidad en las estaciones Candelaria —con sus paraguas de concreto— y toda la fachada de una de las entradas de la de San Lázaro.
Interior de la estación Candelaria y exterior de la estación San Lázaro poco antes de su inauguración, ambas construcciones fueron diseñadas por el renombrado arquitecto Félix Candela. Colección Villasana - Torres.
Una edecán del Metro da indicaciones por el sistema de sonido, poco después de la entrada en funcionamiento de la línea 1 en 1969. La fotografía fue tomada en la estación Candelaria, diseñada por Félix Candela. Colección Villasana - Torres. / "Mexico on the move".
¡Paren máquinas!
En entrevista con este diario, el especialista en mecánica de suelos Francisco Montellano relató su experiencia trabajando en la construcción de las primeras instalaciones del Metro.
En ese entonces, Francisco era gerente general de una compañía llamada ECSA, filial de la empresa que ganó la licitación del proyecto para poder construir la primera línea del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
Compartió que la construcción de los túneles para darle paso a los trenes fue un gran reto, ya que la Ciudad de México tiene diversos tipos de subsuelos y era necesario hacer calas cada 50 ó 100 metros y adaptar el tipo de excavaciones.
Uno de los momentos más sorprendentes para Francisco fue el hallazgo de la pirámide de Ehécatl —dios del viento—, en la estación Pino Suárez.
“El inspector del Instituto Nacional de Antropología e Historia encargado de la excavación era un buen amigo, el arqueólogo José Luis Lorenzo. Cuando vio la pirámide, paró la obra y me dijo que había que rescatarla” recordó.
“Como el subsuelo era pantano decidimos fijarla [la pirámide] con una base propicia. La levantamos completa con grúas, le hicimos un basamento de concreto y la aterrizamos después”, narró, emocionado, Francisco.
La Pirámide de Ehécatl hoy es una de las pirámides más conocidas dentro de la capital ya que se encuentra en el transbordo de las Líneas 1 y 2 del Metro. Colección Villasana - Torres.
La pirámide de Ehécatl fue descubierta entre 1967 y 1970 y de acuerdo a la página oficial del STC Metro, el área fue explorada bajo la coordinación de los arqueólogos Jordi Gussinyer y Raúl Arana. Hoy se puede ver en el transbordo de las Líneas 1 y 2.
La pieza arqueológica era parte de un corredor que conectaba al centro de Tenochtitlán con Iztapalapa y constaba de “un patio de grandes proporciones, escalinatas en tres de sus lados, varios adoratorios colocados al centro, cuartos habitacionales conectados entre sí por pasos exteriores, canales y muros”, describió el Metro, y data del año 1400; tiene una dimensión de 10.70 metros x 7.60 metros por lado y 3.70 metros de altura. La pequeña pirámide constaba de varias etapas constructivas siendo su forma circular por la cual se le relacionó con el dios del viento.
Se localizó en la zona de la calle de José María Izazaga y junto con ella se hallaron otros 10 adoratorios que no presentaban gran deterioro, pero no pudieron ser rescatados.
Primera plana del 05 de septiembre de 1969. Archivo Hemerográfico de EL UNIVERSAL.
El día de la inauguración de la Línea 1 del Metro, Francisco llegó un par de horas antes del primer viaje para ultimar detalles; acompañado de su hija Marisol y su hijo.
Rememoró que fue sumamente emocionante ser de los primeros pasajeros del Metro y poder ver aquel trabajo de tantas personas por fin terminado.
El hijo de Francisco Montellano, quien lleva su mismo nombre, recordó haber acompañado a su padre al primer viaje del Metro.
Como era muy pequeño, sólo recordó que su papá le estaba dando instrucciones al señor Simón Solano, un pulidor de mármol, para que todo quedara impecable para el momento de abrir las puertas. De acuerdo con él, nadie quiso viajar en el vagón conocido como “Tren Presidencial”, por lo que optaron por irse en los otros convoyes.
Una edecán espera junto a una de las puertas del “Tren Presidencial” a que dé inicio el viaje inaugural del Metro de la Ciudad de México, el 4 de septiembre de 1969. Colección Villasana - Torres / D.D.F.
Ariel Ramos, entonces redactor de este diario, escribió: “Entregó ayer el presidente de la República, licenciado Gustavo Díaz Ordaz, al pueblo, la obra más extraordinaria de cuantas ha emprendido su administración, para evolucionar los medios masivos de transporte: el Metro”. El periodista describió que el viaje inaugural fue muy “sencillo” y que el presidente, quien también fue el primer pasajero oficial del Metro, condujo personalmente el convoy en el tramo de Candelaria a San Lázaro.
En ese entonces, el servicio estuvo abierto a partir de las 06:00 de la mañana para que los usuarios pudieran viajar de Zaragoza a la Glorieta de Chapultepec y en cada estación solía detenerse 17 segundos; realizando el recorrido en un tiempo de 22 minutos.
Luis Jordán, escribió para la sección de “Cultura y Función Social” de este diario, que la apertura del sistema colocó a México en la posición 34 de lista de países del mundo que tenían un tren subterráneo. El autor compartió que, desde su punto de vista, el Metro era una obra mecánica y arquitectónica que encontraba el equilibrio entre lo funcional y la belleza; también que: “...la austeridad monumental de los recintos de espera han de enseñarnos algo de urbanidad y limpieza...”.
Primera plana del 05 de septiembre de 1969. Hemeroteca de EL UNIVERSAL.
La apertura del STC causó furor en la capital y fue cubierto por todos los medios de comunicación; este diario informó que la inauguración era “un signo inequívoco de nuestro adelanto y de nuestro progreso” y que, a la par, “resuelve parcialmente ese grave problema que afrontan todas las grandes urbes y que se refiere al tránsito terrestre”.
En anuncios impresos se informaba que ciertas televisoras transmitirían en vivo la inauguración del Metro y otras tantas presumían con orgullo su participación en la construcción de tan importante sistema de transporte.
La construcción del Metro modificó para siempre el paisaje urbano de la capital: a la par de la creación de sus 12 líneas y sus 195 estaciones se han tenido que planear puentes, pasos a desnivel, la aparición de plazas o glorietas, así como la modificación del sentido de las calles que los rodean. Todo comenzó hace casi 50 años.
FUENTES:
Hemeroteca y Archivo El Universal.
La Gran Ciudad
publicado por el Departamento del Distrito Federal en 1970
Memoria Metro de la Ciudad de México
publicado por ICA en 1977.
Candela
publicado por Taschen en 2008.
Covitur 77 -82
publicado la Comisión de Vialidad y Transporte Urbano del Departamento del Distrito Federal en 1982.
Entrevistas a Francisco Montellano padre e hijo, con el mismo nombre.