Cuando las fuerzas del Tercer Reich hundieron las embarcaciones mexicanas “Potrero del Llano” y “Faja de Oro” en , el gobierno de Manuel Ávila Camacho no tuvo otra opción que entrar en estado de guerra contra las Potencias del Eje.

México estaba en la Segunda Guerra Mundial y su ejército y pueblo debían prepararse para cualquier eventualidad. Autoridades y ciudadanos trabajaron en conjunto con simulacros de bombardeo, apagones totales y hasta con la formación de una Defensa Civil en caso de un ataque bélico, pero nada de eso se utilizó.

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Los mexicanos se prepararon con fervor para cualquier bombardeo o amenaza, pero su determinación y entrega duraron poco tiempo.

Propaganda nazi “El enemigo ve tu luz, ¡apágala!”. Los apagones eran comunes durante la Segunda Guerra Mundial, pues impedía que aviones o submarinos enemigos ubicaran puntos de ataque. Foto: ESPECIAL/eBay.
Propaganda nazi “El enemigo ve tu luz, ¡apágala!”. Los apagones eran comunes durante la Segunda Guerra Mundial, pues impedía que aviones o submarinos enemigos ubicaran puntos de ataque. Foto: ESPECIAL/eBay.

Tras declarar la guerra en 1942, México se convirtió en punto de ataque

Tras establecer el estado de guerra el 28 de mayo de 1942, nuestro país se convirtió en un punto de ataque, sobre todo por su cercanía con Estados Unidos. Pero, fue desde principios de ese año y cuando México seguía neutral, que se practicaron los primeros ejercicios contra bombardeos en zonas fronterizas.

El 3 enero de 1942, EL UNIVERSAL informó sobre el “oscurecimiento” parcial y cooperativo que se practicaba durante ciertas noches en gran parte del Pacífico norteamericano, entre Canadá, Estados Unidos y la península de Baja California.

La maniobra colectiva era muy sencilla: se ordenó a los habitantes y autoridades de poblados costeros apagar sus principales emisiones de luz durante unos minutos para que ningún avión o submarino enemigo ubicara objetivos clave para atacar.

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Poblados canadienses, estadounidenses y mexicanos quedaron a oscuras. En Baja California, las calles estuvieron sin alumbrado público y se pidió a los automovilistas apagar sus faros y reducir su velocidad para evitar accidentes durante el apagón.

Una vez que México instauró su estado de guerra, estas prácticas preventivas aumentaron su alcance. El primer gran oscurecimiento mexicano se situó en el entonces Distrito Federal, el 7 de septiembre de 1942.

Plana del 7 de septiembre de 1942, con indicaciones para el oscurecimiento. Sólo la zona de Xochimilco quedó exenta del ejercicio. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Plana del 7 de septiembre de 1942, con indicaciones para el oscurecimiento. Sólo la zona de Xochimilco quedó exenta del ejercicio. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

Las autoridades sostuvieron que el apagón total “se reduce a una sencilla práctica de disciplina cívica”, pero bastante necesaria para proteger objetivos estratégicos como fábricas, edificios de gobierno y zonas residenciales.

EL UNIVERSAL dio todos los detalles para ejecutar a plenitud este apagamiento en su edición del 6 de septiembre de 1942. El alertamiento de “ataque” y “pasó el peligro” sería a través de sirenas, silbatos o repique de campanas; “al sonar las señales, se apagan todas las luces; cerrar puertas y ventanas; y correr cortinas y persianas”.

El apagamiento comenzó a las 7:24 de la noche, bajo las órdenes del entonces regente de la Ciudad de México, Javier Rojo Gómez. Desde el Monumento a la Revolución se giró la orden de activar las sirenas para anunciar un “ataque enemigo”.

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Todos los autos debían estacionarse a las orillas de las calles y apagar sus faros, dejando libre el paso para vehículos de ayuda y vigilancia. En el caso de autobuses, sus pasajeros tendrían que esperar al final del ejercicio para salir del vehículo.

Bombardeo en Londres, septiembre de 1940. Inglaterra sufrió los peores embates de la Blitzkrieg, campaña militar nazi de alta rapidez y destrucción. Foto: Wikimedia Commons.
Bombardeo en Londres, septiembre de 1940. Inglaterra sufrió los peores embates de la Blitzkrieg, campaña militar nazi de alta rapidez y destrucción. Foto: Wikimedia Commons.

Las fuerzas del orden vigilaron el oscurecimiento, mientras el departamento de tránsito mantuvo todos los semáforos apagados. La entonces Luz y Fuerza apagó todos los anuncios gubernamentales luminosos, así como el alumbrado público eléctrico.

La compañía de tranvías oscureció sus señalamientos y detuvo el avance de trenes eléctricos. Sólo los vehículos oficiales de presidencia o vigilancia pública tuvieron permiso de circulación durante el ejercicio, con sus faros cubiertos por “10 hojas de papel celofán azul” que impidieron cualquier luz delatora.

En su edición del 8 de septiembre de 1942, EL UNIVERSAL sostuvo que el primer experimento para oscurecer la capital fue “completamente satisfactorio al preparar al público a tomar medidas de emergencia en un momento dado de peligro”.

Tomó siete u ocho minutos para que la ciudad quedara a oscuras y para las 7:40 de la noche septembrina, se dio la orden de retornar a la luz.

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Según la cobertura de EL UNIVERSAL, al menos 35 personas recibieron multa por no acatar las órdenes del apagón, “sin que se les valieran las disculpas que ofrecieron. No caben excusas en estos casos, ya que los infractores no pueden alegar ignorancia, puesto que el ejercicio se difundió profusamente”.

“Disciplina durante los apagones”, propaganda estadounidense que advertía que la mínima cantidad de luz -como encender un cigarro- podría ser vista hasta los 900 metros de altura. Foto: State Library of Ohio/Wikimedia Commons.
“Disciplina durante los apagones”, propaganda estadounidense que advertía que la mínima cantidad de luz -como encender un cigarro- podría ser vista hasta los 900 metros de altura. Foto: State Library of Ohio/Wikimedia Commons.

Se le puso realismo a las prácticas

Para el 22 de octubre del 42, se hizo el segundo oscurecimiento del Área Metropolitana, que ahora contaría con un simulacro de ataque aéreo. A diferencia del ejercicio anterior, cuando se dio fecha y hora exacta de su realización, este nuevo evento se mantuvo como “sorpresa” para tomar desprevenida a la población.

Según apuntó EL UNIVERSAL, este apagón incluyó “aviones militares para simular la acometida y baterías antiaéreas que atacaran desde tierra al supuesto enemigo”.

Según indicó la crónica del periodista Manuel Moguel Traconis para este diario, el oscurecimiento comenzó pasadas las 7 de la noche. Las autoridades instaron a no asomarse por ventanas ni azoteas para ver el riesgoso ejercicio militar.

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Las instrucciones eran iguales que el primer gran oscurecimiento: apagar toda emisión de luz en casas, edificios y vialidades al momento de escucharse las alertas.

Primera plana del 23 de octubre de 1942, con el éxito del segundo oscurecimiento capitalino en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL
Primera plana del 23 de octubre de 1942, con el éxito del segundo oscurecimiento capitalino en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL

Apenas cuatro minutos tardó la ciudad en oscurecerse y entonces sonaron cañonazos desde el Campo de Aviación de Balbuena, hoy Aeropuerto Internacional Benito Juárez. Los reflectores surcaron el imperturbable cielo oscuro en busca de los expertos aviadores mexicanos que, en ese momento, eran la peor amenaza para el país.

El Zócalo, la fábrica de cartuchos en Tacubaya, la , la Ciudadela, el recién inaugurado y el fueron base para cuadrillas militares que dispararon a los aires con ametralladoras.

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Moguel Traconis subió a una de las tres aeronaves que “amenazaron” la capital en la noche del 22 de octubre. “A 700 pies de altura, los aviones hacen primero un simulacro de persecución y defensa entre sí”, ametrallándose unas a otras en una maniobra que llevó de arriba abajo al periodista, abrazado a un paracaídas del ejército.

Segundo apagón capitalino y práctica contra ataques aéreos. Tras el ejercicio, hubo 40 infraccionados por perturbar la oscuridad, desde el Cine Rex que dejó encendidos sus letreros hasta un automovilista en Tacubaya que atravesó las calles sin apagar sus faros y casi fue linchado por vecinos. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL
Segundo apagón capitalino y práctica contra ataques aéreos. Tras el ejercicio, hubo 40 infraccionados por perturbar la oscuridad, desde el Cine Rex que dejó encendidos sus letreros hasta un automovilista en Tacubaya que atravesó las calles sin apagar sus faros y casi fue linchado por vecinos. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL

“La aguja del altímetro sube y baja como loca. [Es cuando] los reflectores asoman en la oscuridad y comienzan a corretearnos; la consigna es huir de estos haces de luz como de la viruela”; junto a esa luz, aparecen “llamitas intermitentes” de la artillería antiaérea que, para suerte de Moguel Traconis, en esa ocasión eran salvas.

Tras 20 minutos de penumbra y cañonazos, el Área Metropolitana se iluminó de nuevo. “Mi felicitación más sincera a todos los habitantes del Distrito Federal. Esta maniobra de oscurecimiento ha sido un éxito, ciento por ciento”, sostuvo el regente Rojo Gómez.

Los ejercicios de oscurecimiento no eran exclusivos de la Ciudad de México, pues cualquier poblado mexicano podía ser blanco de nazis o fascistas. Veracruz, Chiapas y Yucatán tuvieron prácticas de este tipo, con el objetivo de que “los habitantes del lugar se habitúen y disciplinen respecto a lo que deben hacer en caso de bombardeo aéreo”, como afirmó EL UNIVERSAL en octubre de 1942.

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Muchos poblados del norte fortalecieron su alianza con Estados Unidos y también tuvieron varias noches a oscuras, con el fin de proteger ambos lados de la frontera.

Los sorpresivos ataques de la Luftwaffe alemana motivaron que varias ciudades practicaran apagones masivos; en México, la Infantería, Fuerza Aérea y Marina emprendieron algunas maniobras con artillería antiaérea. Foto: Brittanica/ESPECIAL.
Los sorpresivos ataques de la Luftwaffe alemana motivaron que varias ciudades practicaran apagones masivos; en México, la Infantería, Fuerza Aérea y Marina emprendieron algunas maniobras con artillería antiaérea. Foto: Brittanica/ESPECIAL.

Más de 600 mexicanos se evidenciaron frente al “enemigo”

Conforme avanzó el conflicto armado en Europa y Asia y las potencias del Eje perdían impulso, la atención de los mexicanos a su propio estado de guerra decayó. El tercer gran apagón capitalino llegó el 31 de mayo del 43 a las 8 de la noche con una duración de 23 minutos, según informó esta casa editorial.

Para esta ocasión, el uso de teléfonos quedó restringido sólo a casos de emergencia. Las autoridades exigieron seguir las órdenes “con un alto sentido de responsabilidad y como si tratara de una alarma real en razón de un ataque de enemigo”.

Pronto se escuchó el alboroto de 27 carros patrulla y 35 motocicletas con sus propias sirenas, además de un sinfín de silbatazos y campanas. Lo esperado era que todo quedara en total oscuridad, como solía verse en apagones anteriores, pero el ánimo de muchos capitalinos fue desobediente y varias luces interrumpieron el ejercicio.

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Para su edición del primero de junio de 1943, EL UNIVERSAL tuvo malas noticias, pues “fue incompleto el apagamiento y hubo muchas infracciones”. Según sostuvo la nueva crónica de Manuel Moguel Traconis, varias zonas se convirtieron en “blanco magnífico para aviadores enemigos, sobre todo la parte sur de la capital”.

“Si esa gente que no cooperó al oscurecimiento, viera su falta desde el aire, tendría en cuenta la magnitud de su inconsciencia”, afirmó. Para el 10 de junio del 43, se confirmó que más de 600 capitalinos recibieron multas entre los 50 a 200 pesos.

Explicación del embate nazi sobre Londres. En México, las prácticas militares incluyeron simulacros de bombardeo como el visto el 21 de agosto de 1943, en el Estadio Nacional, con “apagamiento de bombas y demostración de primeros auxilios”, como parte de los festejos del primer aniversario de la Defensa Civil. Fuente: YouTube.

Se estableció la Defensa Civil para “proteger la soberanía”

Tras la declaración del estado de guerra, el presidente Manuel Ávila Camacho tomó varias decisiones en caso de algún ataque de las Potencias del Eje, incluido el decreto del 31 de agosto de 1942 con el que instauró la Defensa Civil, un organismo manejado por “autoridades civiles y militares” durante tiempos bélicos.

Cualquier ciudadano entre 15 a 50 años podía capacitarse para responder ante actos o agresiones que pusieran en peligro la soberanía, integridad o seguridad nacional.

De acuerdo con la investigación de Braulio Peralta Rodríguez, Organización de los Servicios Médicos en la Defensa Civil, de 1943, los pobladores que ingresaron a la Defensa Civil mexicana podrían enfrentarse a bombardeos aéreos o marítimos, o a saboteadores, quintacolumnistas –infiltrados o espías– y propagandistas.

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Este organismo civil sólo practicó la “defensa pasiva”, atendiendo las consecuencias de algún ataque. Entre las amenazas más latentes siempre estuvo la de un bombardeo, pero también existió el temor de un asalto con gas o armas químico-bacteriológicas.

El presidente Manuel Ávila Camacho en la presentación del segundo comité regional de la Defensa Civil. Cada escuadra tenía a sus voluntarios para primeros auxilios y protección en casos de emergencia. Foto: Mediateca INAH.
El presidente Manuel Ávila Camacho en la presentación del segundo comité regional de la Defensa Civil. Cada escuadra tenía a sus voluntarios para primeros auxilios y protección en casos de emergencia. Foto: Mediateca INAH.

Según Peralta Rodríguez, los voluntarios de la Defensa Civil se centraron en primeros auxilios, atención a civiles en caso de emergencia o ataque, conducción y mantenimiento de vehículos, cuidado infantil, laboratorios, servicio médico, enfermería, fisioterapia y sanidad, además de prensa y milicia.

Cada estado tenía su Defensa Civil; una de las primeras, incluso antes de que México declarara estado de guerra, fue la de Nuevo Laredo, Tamaulipas.

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De acuerdo con EL UNIVERSAL, su fundación ocurrió el 10 de marzo del 42, en “defensa solidaria del Continente”. Esta organización civil tamaulipeca no sólo se capacitó en casos de “emergencia” armada, sino también atendió otros conflictos como la escasez y sobrecosto en productos alimenticios que aquejó al estado.

Abanderamiento de la Defensa Civil, 1943; mientras la mayoría de los voluntarios eran obreros, amas de casa o trabajadores, también estuvo el “Batallón de los Ricos”, con 70 funcionarios, empresarios o comerciantes. El director de EL UNIVERSAL, Miguel Lanz Duret, fue uno de sus comandantes. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Abanderamiento de la Defensa Civil, 1943; mientras la mayoría de los voluntarios eran obreros, amas de casa o trabajadores, también estuvo el “Batallón de los Ricos”, con 70 funcionarios, empresarios o comerciantes. El director de EL UNIVERSAL, Miguel Lanz Duret, fue uno de sus comandantes. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

Otra Defensa Civil que destacó fue la mexiquense, establecida el 6 de julio por instrucción del entonces gobernador, Isidro Fabela. “Toca ahora a los ciudadanos y damas de Toluca cumplir con su deber de mexicanos y cada uno debe estar preparado para eventualidades que pudieran sobrevenir”, aseguró el político a este diario.

Para el 11 de julio del 42, se formalizó la organización civil en Chiapas, en “defensa del territorio Nacional, ya no sólo en el aspecto de la producción agrícola, sino mediante la constitución de bloques democráticos que combatan a los quintacolumnistas emboscados”, como se leyó en estas páginas.

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Según informó el diario estadounidense La Opinión, en junio de 1942, Hidalgo, Nuevo León y Zacatecas también cristalizaron su propia Defensa Civil tan pronto como se decretó el estado de guerra, contando con el financiamiento público y voluntariado de sus habitantes.

Presentación de un escuadrón de la Defensa Civil mexicana en los años 40. Los voluntarios acudían cada domingo por la mañana a centros de capacitación para aprender disciplinas de protección y salvaguarda. Foto: Mediateca INAH.
Presentación de un escuadrón de la Defensa Civil mexicana en los años 40. Los voluntarios acudían cada domingo por la mañana a centros de capacitación para aprender disciplinas de protección y salvaguarda. Foto: Mediateca INAH.

Las mujeres se involucraron en tiempos de guerra

En sus páginas del 2 de junio del 42, EL UNIVERSAL celebró la formación del Servicio Civil Femenino de Defensa, un comité establecido por “mujeres mexicanas para servir a la patria ante el peligro nazi”.

Este comité tenía como principal propósito cubrir las disciplinas y tareas que quedaran en pausa una vez que los hombres emprendieran alguna lucha armada, incluyendo labores de agricultura, automovilismo, comercio, ciencias, defensa –apagar incendios, servicios de emergencia, refugio– economía doméstica y comunicaciones.

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Para el 29 abril de 1943, EL UNIVERSAL informó que el sector empresarial mexicano donó medio millón de pesos para “cubrir las necesidades que demandan las distintas comisiones del Comité [de Defensa Civil]” y del Servicio Femenino, como la compra de máscaras antigás, cascos, herramientas y entrenamiento de brigadas.

Capacitación de primeros auxilios para el Servicio Civil Femenino. El 6 de septiembre de 1942 se realizó una jornada de adiestramiento militar en 43 puntos de la Ciudad de México, con 40 mil asistentes entre 18 a 40 años. Foto: Mediateca INAH.
Capacitación de primeros auxilios para el Servicio Civil Femenino. El 6 de septiembre de 1942 se realizó una jornada de adiestramiento militar en 43 puntos de la Ciudad de México, con 40 mil asistentes entre 18 a 40 años. Foto: Mediateca INAH.

Durante los casi tres años restantes de la Segunda Guerra Mundial, la Defensa Civil nacional hizo un sinfín de desfiles y presentaciones públicas, y nunca se requirieron sus servicios en caso de guerra química o bombardeo.

Para el 9 de mayo de 1945, cuando las fuerzas aliadas tenían la rendición de la Alemania nazi en sus manos, México encaminó a sus fuerzas de Defensa Civil y sus ejercicios de oscurecimiento hacia el olvido.

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Según se leyó en EL UNIVERSAL, “es de lamentarse que el gran entusiasmo de los primeros momentos que movió a todos los ciudadanos fuera desapareciendo a medida que el peligro se iba alejando de nosotros”. Muy pocos estados continuaron con una Defensa Civil y para 1949, era una organización casi extinta en México.

En noviembre de 1942, el Consejo Patronal de Cooperación y Finanzas invitó a sus integrantes a donar 10% de sus impuestos bimestrales a la Defensa Civil. “Abrigamos la plena seguridad de que nuestros coasociados estarán prestos a cumplir con esta patriótica e indispensable cooperación”, afirmaron. Foto: Mediateca INAH.
En noviembre de 1942, el Consejo Patronal de Cooperación y Finanzas invitó a sus integrantes a donar 10% de sus impuestos bimestrales a la Defensa Civil. “Abrigamos la plena seguridad de que nuestros coasociados estarán prestos a cumplir con esta patriótica e indispensable cooperación”, afirmaron. Foto: Mediateca INAH.

En las páginas de agosto y septiembre de 1949, EL UNIVERSAL presentó La Defensa Civil, una medida preventiva, opinión de Enrique A. Lorenzo, oficial de Marina y entonces Director del Centro de Control de la D.C.

Según afirmó Lorenzo en su columna, “México es demasiado optimista y aguantador”; durante la guerra nadie creyó que nuestro país fuera blanco de ataque, pero gracias a la Defensa Civil, los ciudadanos se capacitaron contra “bombas incendiarias y aprendieron a distinguir olores y ardores por gas mostaza u otro compuesto”.

Para Enrique A. Lorenzo, tal capacitación no era en vano y no debía desaparecer. La Defensa Civil podía proteger a la población en tiempos de guerra, pero también durante la paz, contra “inundaciones, terremotos, incendios o la peste”.

Para principios de los años 50, todas las actividades de la Defensa Civil se integraron a las obligaciones del Servicio Militar, donde “se mantuvo el propósito de adiestrar a la juventud en las disciplinas propias de la defensa nacional”, aunque ya no con el fervor patriótico y voluntariado que destacó durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1945, el regente Javier Rojo Gómez hizo una mención especial a EL UNIVERSAL por ser el “primer periódico en el país que informó de la práctica de oscurecimiento y bombardeo efectuado en la capital de la República”. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL
En 1945, el regente Javier Rojo Gómez hizo una mención especial a EL UNIVERSAL por ser el “primer periódico en el país que informó de la práctica de oscurecimiento y bombardeo efectuado en la capital de la República”. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL
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