Texto: Marco Salas
Sacket vivía en las orillas de un lago que cruzaba cada noche para ver a su enferma amada Milka. Una tarde llegó un viajero y le dijo “¡Milka se muere, te llama, quiere darte el último beso!”. Sacket corrió al lago, pero estaba congelado, así que arrancó dos tablas de su cabaña, las ató a sus pies y se deslizó sobre el hielo. Este es “el poético origen de los patines ”, según EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 10 de julio de 1924.
El invento de los patines fue en 1760 y se debe al mecánico belga John Joseph Merlin . Recién fabricados intentó presumirlos en una fiesta de Londres, pero tuvo un problema: no pudo maniobrar, de acuerdo el libro Roller Skating through the years , editado por Morris Traub.
“Se deslizó contra la muchedumbre tocando un violín y al no controlar su velocidad ni dirección, se estrelló contra un espejo de 500 libras (hoy en día cerca de 14 mil pesos), lo redujo a átomos, rompió su instrumento y se lastimó severamente”, se lee en el libro Concert Room and Orchestra Anecdotes of Music and Musicians, de Thomas Busby,
El lago de los patinadores en la Real Casa de Campo,Madrid, en1880.Biblioteca Nacional de España. Foto: Wikimedia Commons.
Los hubo de madera y hasta de cinco ruedas…
Desde finales de 1700 y mediados de 1800 se inventaron patines que intentaron ponerle fin al problema de la maniobrabilidad: de ruedas de madera con una placa de metal, de cinco ruedas y hasta de tres, la de en medio más grande, los cuales fueron populares durante poco tiempo, según el libro citado de Morris Traub.
En 1860 el inventor estadounidense Reuben Shaler integró anillos de goma en las ruedas. “Encajan cómodamente en pisos y alfombras gracias a la naturalmente elástica goma”, fueron las palabras del inventor, según el artículo Shaler Gives the Skate Traction by Ringing the Rollers with Rubber, del sitio web Inline Planet.
La patinadora canadiense Evelyn Chandler posiblemente hubiera resuelto el problema de maniobrabilidad ocupando sus manos, como en esta fotografía donde realiza “una figura que es una despedida del hielo”, se lee en EL UNIVERSAL Ilustrado del 8 de mayo de 1930.
Pero el problema terminó en 1863, cuando al mecánico James Plimpton le recomendaron patinar sobre hielo para ponerse en forma y él pensó que el piso funcionaría igual, así que armó los primeros “ patines de patio ”. Plimpton era de tobillos débiles y sólo patinaba “en buenas condiciones”, de acuerdo con Roller-Skating Magazine en su artículo James Leonard Plimpton – the father of traditional roller skating .
Este invento era de cuatro ruedas, dos de cada lado, muy parecidos a los patines quad de la actualidad y con ellos se podían doblar las esquinas. Plimpton fundó una organización skate y construyó pistas de patinaje de concreto en Nueva York y en Londres para que la gente patinara en buenas condiciones como él. Después apuntó con su invento a las clases sociales altas y cuando éstas lo recibieron bien, se habló de la primera vez en la historia en la que patinar estuvo de moda .
Por ejemplo, a mediados de la década de 1870 se abrieron 50 pistas en Londres y los jóvenes comenzaron a visitarlas porque ahí podían tomarse las manos y susurrarse porque era más fácil sin “ chaperones ” a la vista, lo que también culminó en una minirrevolución sexual : la ropa pasó de formal a ajustada por conveniencia para patinar, de acuerdo con Justin Parkinson en su artículo Cómo los patines dispararon una revolución sexual .
Una mujer londinense muestra el ejemplo de la ropa utilizada para patinar a principios de la década de 1870. Foto: Wellcome Library, 1910-1919
"María del Pilar Azuar vuelve a ser niña, patinando en el Bosque de Chapultepec". Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO (24 de enero de 1924).
Patinar en el México del siglo pasado
A principios de 1900 los patines fueron populares en México . Por ejemplo, en 1906 se inauguró cerca de donde hoy vemos el metro Chapultepec el Parque Luna , “la empresa de diversiones más grande del país”, donde se celebró la primera carrera en patines del país el 3 de mayo de 1907, según anuncios de la época.
Publicidad de la primera carrera de patines en México. Foto: Hemeroteca Nacional.
El 2 de octubre de 1919 los Caballeros de Colón , una sociedad católica, celebró una kermés con un torneo y demostraciones de baile en patines, según EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
En la imagen antigua se observa una “kermesse” de los Caballeros de Colón en 1919 donde hicieron un torneo de patines; cien años después, en la fotografía actual, se observa a una pareja en la pista de patinaje instalada en el Zócalo capitalino. Fotos: Archivo EL UNIVERSAL. Diseño web: José Rodrigo Romano.
También hubo otro concurso en la Gran Pista Para Patinar Narcissus , ubicada a unos pasos de donde hoy vemos el Ángel de la Independencia, en la cual “tomaron parte conocidos aficionados a este deporte”, así se publicó en EL UNIVERSAL ILUSTRADO el 27 de enero de 1927.
La pista de patinaje “Narcissus”, ubicada en el cruce del Paseo de la Reforma y Florencia, frente al Ángel de la Independencia, en la década de los 20. Más tarde se convirtió en agencia automotriz, luego en restaurante Vips y hoy en su lugar se levanta la torre de New York Life. Colección Villasana-Torres.
El 27 de marzo de 1930 los integrantes del Club Deportivo Internacional celebraron la Gran Carrera Ciclista Nacional que se acompañó de demostraciones en patines . El 11 de septiembre del mismo año se efectuó otra competencia en patines desde Coyoacán, hasta Palacio Nacional, con la participaron de algunos clubes atléticos mexicanos, según EL ILUSTRADO de 1930.
Atletas mexicanos de una carrera en patines desde La Venta, Coyoacán, hasta Palacio Nacional, domingo 11 de septiembre de 1930. Archivo El UNIVERSAL Ilustrado
El compositor Agustín Lara declaró en 1934 a EL UNIVERSAL ILUSTRADO que después de que su tía le compró un par de patines, aprendió piruetas y se rompió el brazo derecho tres veces. Su doctor le dijo “una más y te corto el brazo”, pero el pequeño Agustín no hizo caso y para el siguiente domingo fue a echar carreras al Parque Luna.
En la década de los años 40, durante la Segunda Guerra Mundial, los patines dejaron de fabricarse por no ser indispensables, lo que provocó su desaparición del mercado por un tiempo, volvieron con la ayuda de la publicidad en las décadas siguientes.
No es adiós, es hasta luego
Al respecto, Rodolfo Martínez, ingeniero civil y patinador de pequeño, recordó en entrevista que a mediados de los años 50 en la televisión había pocos programas y comerciales, pero sabía de los patines porque por lo general eran un regalo para los niños.
A sus doce años, lo que Rodolfo más hacía era patinar en el patio de su casa y los domingos solía ir con su familia a un parque frente al Hospital General para deslizarse y andar en bicicleta. “En el Parque México también había un lugar para rentar bicis y patines”, relata.
“Jugábamos a guardarnos un pañuelo en la bolsa trasera del pantalón para que los demás te persiguieran y te lo trataran de quitar. En la casa yo ponía tablitas de 20 centímetros como obstáculos para brincarlas. Lo que más me gustaban eran las carreras”, continuó el entrevistado.
Algunas sugerencias de figuras para ejecutar publicadas en EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 2 de mayo de 1935.
Rodolfo describió así sus primeros patines: de metal con tornillos ajustables al ancho del zapato y cinturones de cuero. Debía ajustarlos bien o se le salían y eso podía terminar en una herida grave, sobre todo porque en esa época los niños no usaban casco ni rodilleras como hoy se hace, lo cual corroboró en entrevista Lourdes Medina, oftalmóloga y entusiasta ex patinadora, quien aprendió a patinar en la década de los 60’s.
A pesar de que este par es de los años 30, se asemejan a la descripción que hizo el entrevistado Rodolfo de los suyos en los años 50. Crédito: Creative Commons.
“Me la vivía en patines , subía y bajaba las escaleras de caracol de la casa, las trepaba y nunca me caí. Patinaba mucho con los vecinos de la cuadra. Eso sí, tenía prohibidísimo jugar coleados , que era como una víbora de la mar en la que una persona en bicicleta al principio de la fila nos jalaba a los demás con nuestros patines”, comentó la entrevistada.
Para Lourdes era normal llegar de la escuela, hacer su tarea y salir a patinar con los vecinos de su cuadra, como vivía cerca de Ciudad Universitaria, los domingos patinaba en los estacionamientos del Estadio con su familia. También tenía cerca un parque con una fuente vacía que funcionaba igual que una pista de patinaje .
Publicidad de marcas como “Patines Richardson” en el UNIVERSAL ILUSTRADO del 27 de septiembre de 1923.
Lourdes recordó que a finales de los años 60 se inauguraron pistas de patinaje en las que tocaban bandas de rock ideal para pasar un rato con los amigos y tomarse un refresco . Lourdes visitaba una pista donde ahora se ubica Plaza Inn, en Insurgentes Sur, y a pesar de que en esos lugares rentaban patines, ella ya no los ocupaba, pues iniciaba la década de los 70’s y prefirió atender la universidad a la que acababa de entrar. Lo que recuerda con mayor cariño era salir a patinar con sus vecinos y sentirse segura y libre.
Durante la década de los 80, películas como Rollerball , Xanadú y Roller Boogie , así como sus melodías contribuyeron a poner de moda correr y bailar en patines. Los jóvenes asistían a las ligas oficiales de lucha en patines en el Palacio de los Deportes, a concursos y carreras y a las pistas públicas de Chapultepec, o bien, era común que aprendieran a patinar en casa, en las calles y en los parques. De esta década platicaremos en la segunda entrega la próxima semana.
La fotografía principal muestra la inauguración de la pista de patines en el Centro Obrero Venustiano Carranza. Los miembros del Club Deportivo Internacional dieron una exhibición de patinaje. Foto: EL UNIVERSAL ILUSTRADO (27 de marzo de 1930).
Fuentes:
- Chartier, Alexandre Alfathor; James Leonard Plimpton – the father of traditional roller skating, 2017
- Inline Planet, Shaler Gives the Skate Traction by Ringing the Rollers with Rubber, 2005
- Parkinson, Justin, Cómo los patines dispararon una revolución sexual, 2015
- Traub, Morris, Roller Skating Through the Years, 1944.
- Entrevistas: Rodolfo Martínez, ingeniero civil y Lourdes Medina, oftalmóloga.