Durante siglos las pelucas han estado presentes en la historia. Desde los egipcios hasta las Drag Queens, pasando por el cosplay, el potencial de usar este accesorio para expresar el poder adquisitivo, el estatus social, la pureza, la divinidad, la creatividad y la moda, o representar un personaje de ficción y hasta la esencia de la personalidad, se ha vuelto indispensable en algunas décadas.
¿Pero qué hay del uso de pelucas en territorio mexicano? La realidad es que, contrario a lo que pensamos, este tema no es ajeno a nuestro día a día. Hace muchos ayeres que este fenómeno ya estaba presente en la vida de nuestras abuelitas, tías y hasta mamás, quienes inevitablemente cayeron en la moda de utilizar pelucas para verse más arregladas, casi sin esfuerzo e inversión alguna.
Para hablar al respecto nos acompaña Vanessa de la Rosa, experta en publicidad de décadas pasadas. Para esta entrevista comparte desde datos curiosos sobre las modas pasadas de este accesorio hasta las formas en que hoy se hace presente en el día a día de las personas.
Un look moderno y siempre listo
Y es que desde los años sesenta, setenta y hasta los ochenta, el uso de las pelucas era una manera rápida y eficaz de estar lista casi para cualquier evento en cuestión de segundos ya que bastaba con tan solo hacerse un chongo y colocarse encima el accesorio para cambiar de estilo.
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Si lo que se buscaba era algo más radical, se podía cubrir por completo la cabeza con algún peinado de cabello suelto o recogido, corto o largo predeterminado para poder cambiar por completo tu aspecto en segundos.
Vanessa afirma que todo esto no sólo ayudaba a optimizar los tiempos para las ocupadas amas de casa. Además, protegía su cabello al evitarles incómodos procesos estéticos que lo dañaban, con cambios de temperatura y procesos bruscos, sin mencionar tener que agendar y esperar largas horas para ser atendida en las estéticas más populares del momento.
Si queremos añadirle un plus a esta moda, tal y como pasaba en la Edad Media el uso de pelucas te protegía de ser víctima de los piojos o liendres, si es que se escondían entre los cabellos de alguna persona a tu alrededor.
Trabajo, vida social y autoestima, razones para usar peluca
Este tipo de accesorio no fue exclusivo para mujeres. Al ser el cabello largo un símbolo de fuerza, autoridad y hasta virilidad, también debía ser una moda para los hombres a través de los peluquines. Estos mejoraban el aspecto físico del caballero y lo escudaban de las críticas si estaba siendo víctima de la calvicie.
La publicidad de productos como los tratamientos para la pérdida de cabello en revistas de los años cincuenta, como Eres o Paquita, hablaban sobre la calvicie de tal forma que al parecer en aquella época -como hombre- no había nada más incómodo que verse calvo.
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En la historia el cabello ha representado muchas cosas para la sociedad. Tal y como lo muestran distintas notas en las páginas de EL UNIVERSAL en los años sesenta, el volumen y tamaño de la “melena” hablaba mucho de una persona.
Si se era mujer se debía procurar tenerlo largo, bien cuidado pero siempre arreglado para que no cubriera el rostro pues esto se interpretaba como descuido y hasta desconfianza, ya que este simbolizaba la belleza, delicadeza y pureza de las damas, así como a su vez también la inteligencia y compromiso al lucirlo siempre impecable.
En la religión católica, por ejemplo, hasta la época de los años cincuenta muchas mujeres aún cubrían su cabeza con un manto al entrar a los templos, como señal de respeto, ya que según la Biblia así es como manejaba el tema San Pablo.
Si has visto la película del cine de oro, "Los tres García", seguro recordarás la escena de la misa en que la abuela y muchas otras mujeres llevan mantos o velos cubriendo su cabello. Tomado de YouTube.
No sólo ocurre México, ya que este mismo fenómeno se ve en las culturas árabes, judía o islámica, donde se cubre la cabellera de las mujeres con un velo o manto a partir de su pubertad, como el hiyab o el chador.
Más impresionante aún es el caso de las mujeres judías, que en algunas regiones sustituyen las telas con una peluca. La razón de esto es que interpretan sus tradiciones de forma diferente, de modo que prefieren sentirse cómodas al tiempo que se apegan a sus creencias.
Este video muestra un "salón de pelucas" en Jerusalén, Israel al que acuden muchas mujeres casadas para comprar y colocarse el accesorio típico de su estado civil. Tomado de YouTube.
Sin embargo, todo fenómeno tiene que empezar en algún lado. Lo que comenzó como vanidad, poco a poco se volvería practicidad y hasta necesidad ya qué en las películas del cine de oro mexicano este tipo de accesorios era más común de lo que imaginamos.
Según se lee en la prensa de la época, en los años sesenta llegaban a ocuparse más de cien pelucas para un rodaje, pues ahorraba tiempo colocarlas ya peinadas sobre las cabezas de los actores. Además, les daban una imagen impecable, pasando muchas veces incluso desapercibidas por la y el televidente.
Tras enterarse de cómo se podía obtener esos peinados tan voluminosos y perfectos, el público se dispuso a incorporar las pelucas a su vida cotidiana. Ver que sus artistas favoritas como Silvia Pinal, Ana Martín, o Angélica María, por mencionar algunas, las usaban, convenció a muchas personas de intentarlo también.
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Con el paso del tiempo su uso se modernizó y normalizó. Poco a poco se pasó de cabello sintético a cabello cien por ciento natural que, si bien era más costoso, prometía aparentar ser auténtico a la vista.
Lo anterior propició que más de una se animará a usar pelucas, extensiones o algún derivado de estos en el día a día, ya que al ser cabello más real te prometía incluso que podías lavarlo al tomar una ducha y dejarlo contigo incluso mientras dormías sin ningún problema.
La salud mental y el arte le sacan provecho como nadie más
De forma eventual, lo que inició como un complemento se convertiría en un gran apoyo, pues lo que para muchas empezó como una moda temporal, para otras se volvió un artículo básico que iba de la mano de la aparición de enfermedades como el cáncer o la calvicie crónica.
En estos casos, se aprovechó el boom y la sofisticación de las pelucas para emplearlas en pacientes que buscaran sentirse ellos y -sobre todo- ellas mismas, teniendo el cabello tan largo como antes de perderlo a raíz de la enfermedad. Por supuesto, esto le dio autoestima y seguridad a más de una cabeza, gracias a que era el medio para alejarse del estigma que implica no tener cabello.
De esa manera se reivindicó el significado de utilizar este accesorio: ya no era sólo una cuestión estética, ahora se trataba de apoyar a las personas que perdieran su cabello por motivos de salud, y de hacer más ligero el proceso de sobrellevar su enfermedad.
Si hablamos de creatividad y arte no podemos dejar de lado el uso de pelucas dentro de los procesos creativos. Las Drag Queens, las personas transgénero, los cosplayers y el travestismo consideran a la cabellera un elemento importantísimo, que define ya sea la identidad de una persona o la caracterización del personaje que se representa.
Si bien este es un fenómeno que comenzó en el extranjero, hoy en día ha mostrado en México que aquí también hay talento de la mano de personas que se dedican exclusivamente a peinar pelucas. Podría decirse que juegan con el cabello hasta que logran ejecutar ideas pintorescas, nunca antes vistas.
Para el peinado de pelucas una de las técnicas más usadas es el crepé, el cual ayuda a dar volumen y mayor forma al peinado deseado, así como el uso de tenazas para rizar el cabello, spray fijador y pasadores.
Aunque su uso en la vida cotidiana a veces aún es todo un escándalo social, en el espectáculo son un accesorio que complementa y resalta todo el look, que busca ser llamativo, único y en especial creativo.
La evolución de este accesorio sin lugar a duda ha ido cambiando y cada vez se ha vuelto más evidente la diversidad qué ha dado el mercado con el paso de los años para satisfacer a todos los gustos.
La venta de este accesorio se da en todo tipo de colores y tamaños, cortos o largos, traen consigo modelos desde casuales hasta unos mucho más extravagantes, lo que permite a cada persona expresar una personalidad diferente. Se ha vuelto algo casi cotidiano, ya sea por vanidad, estética, creencias, cultura o necesidad.
Como siempre nos gusta hacer mención en Mochilazo en el Tiempo, el pasado se repite con ligeros cambios, que en este caso popularizan de nuevo uso de las pelucas en el día a día. Uno de los nuevos detalles es que ya no se usa sólo para fines recreativos, sino también en la vida diaria, como un elemento que trasciende barreras temporales y cuenta una historia diferente cada vez que reaparece.
- Fuentes:
- Entrevista con Vanessa de la Rosa, experta en publicidad de décadas pasadas.
- Archivo EL UNIVERSAL
- Revistas: Kena y Claudia 1968 - 1969