Los tres grandes del muralismo mexicano: David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera. En 1924, los dos primeros se vieron en medio de una polémica por sus obras en la Escuela Nacional Preparatoria, hoy antiguo Colegio de San Ildefonso. Cortesía.
Texto: Oscar Pérez Canjura
En 1924 la Escuela Nacional Preparatoria fue escenario de una disputa estética en la transición de dos épocas. Los hoy tan aclamados muralistas José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, que pintaban por aquellos años sus primeros murales, fueron censurados, sus obras maltratadas y sus carreras artísticas amenazadas por un grupo de “estudiantes reacios a la belleza”, como narra Orozco en su libro Autobiografía.
Las páginas de EL UNIVERSAL, EL UNIVERSAL ILUSTRADO y EL UNIVERSAL GRÁFICO, así como otros diarios dieron puntual seguimiento a la polémica, pues se desató una auténtica “guerra de papel” entre estudiantes, artistas, intelectuales y diversos personajes de la vida cultural de aquel entonces, a tal grado que el muralista Jean Charlot la llamó: “la revuelta en la Preparatoria”, en su testimonial en la obra El Renacimiento del Muralismo Mexicano 1920-1925.
El 26 de junio de 1924 se leía en este diario que “los estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria empezaron ayer la destrucción de algunas pinturas murales; se niegan a aceptar tales monstruosidades…” El 3 de julio, la crónica de Salvador Novo en EL UNIVERSAL ILUSTRADO dictaba que no era posible que el ministro José Vasconcelos permitiera que “el Real Colegio de San Ildefonso sufriera tales conscientes desperfectos".