Texto: Laura Daniela Jurado Cano
Rebecos
y caifanes a finales de los sesenta; onderos o jipitecas en los setenta, punks en los ochenta y darks en los noventa. Todos jóvenes que se identificaban con el rock y que no se conformaban con la poca información que tenían, razón por la cual recurrían a algunas revistas.
Las revistas se conseguían en los puestos de periódicos de las esquinas, con los voceadores de confianza. Los jóvenes ahorraban su morralla para juntar $14, $20 pesitos, o lo que costaran. A algunos les tocó Notitas musicales , Piedra rodante , Rock Póster , Banda Rockera , Figuras de la canción , o la longeva Conecte , más adelante llegó Switch , R&R y La Mosca en la pared.
En las primeras publicaciones que existieron en México sobre rock había entre sus páginas letras traducidas de alguna canción de grupos como The Rolling Stones o The Beatles, también ofrecían a sus lectores galerías de fotos y algún póster.
La Mosca en la pared
tenía coleccionistas como las otras, pero en mayor número y que aún acuden al Tianguis Cultural del Chopo para conseguir algún número en especial, tal es el caso de Judith, una joven de 34 años quien en entrevista recuerda con cariño que sus amigos le recomendaron leer La Mosca , y algunas otras revistas, para saber más sobre los grupos que le gustaban y de otros que no había escuchado. Ella actualmente tiene 61 revistas que cuida con mucho cariño. Espera conseguir todas las que le faltan.
El origen de La Mosca en la pared se remonta a 1992 cuando Hugo García Michel le propuso a Jaime Flores hacer una revista de rock , inquietud de Michel desde finales de los setentas, este último le presentó un bosquejo de dos hojas a máquina. La idea fue aceptada y con ello se dio la conformación del equipo editorial el 21 de enero de 1993: Ricardo Bravo como jefe de información, Karem Martínez como coordinadora editorial, Fernando Rivera como jefe de redacción y Hugo como director.
Las primeras propuestas de nombre para esta publicación fueron: El Erizo, Óxido Nitroso, entre otros que fueron rechazados por los miembros del equipo. La idea de ponerle La Mosca fue de Fernando Rivera Calderón.
Comparativa de revistas La Mosca.
La Mosca en la pared
fue una revista de editorial Toukán que surgió en febrero de 1994 con un tiraje de veinticinco mil ejemplares. Pese a que se supone era mensual o “menstrual” como decía en la portada, ese año la revista sólo tuvo seis números. Posteriormente suspendió su “aleteo” durante 24 meses. Fue en 1996 que este pasquín “moscoso” volvió a volar, pero sólo hasta el 2008.
Ejemplares de la revista La Mosca en la Pared de los años 2003 y 1994.
En 2013 García Michel buscó resucitarla, aunque su zumbido solamente llegó a 2015. Su fin definitivo tiene reflejos en las primeras objeciones que le dieron a Michel cuando apenas se le había ocurrido crearla: “no es negocio y no hay público suficiente para editar y mantener una revista de rock ”.
Esto sumado a que había que adaptarse a un mundo que comenzaba a regirse por las redes sociales . No es gratuito que la mayoría de publicaciones por el estilo que habido en distintas épocas han sido efímeras.
En sus tres épocas participaron varios escritores : José Agustín, Adriana Díaz Enciso, Armando Vega Gil, Fernanda Solórzano, Patricia Peñaloza, José Xavier Navar, David Cortés, Sergio Monsalvo, y Jesús Bojalil mejor conocido como “el Capitán Pijama”, por mencionar solamente algunos que buscaron hacer un medio que realizara un periodismo musical de manera crítica y profesional.
El precio de la revista varió mucho desde que surgió; los primeros números de 1994 costaban $8, ya en 1996 subió a $10, luego a $12 en el 98. Al principio del 2000 se mantuvo por mucho tiempo en los $15. Los más caros eran los especiales, esos iban de los $27 a los $29.
Como es de esperarse, actualmente la reventa de los primeros números supera hasta seis veces el valor que indica en la portada. Esto pudiera justificarse no sólo por el obvio paso del tiempo, sino porque lo que se ha escrito de rock es poco y lo que hay está justamente desperdigado en revistas y fanzines .
“En esta revista no colabora Carlos Monsiváis ” decía una leyenda en la portada, como parte del humor que los caracterizaba y es que su editor veía que en todas las revistas que iniciaban invitaban al cronista como una suerte de bendición. La Mosca fue la excepción en este aspecto.
En este órgano periodístico se escribieron crónicas de conciertos , recomendaciones de cine y literatura. También publicaron especiales dedicados a algún grupo o artista, verbigracia los números consagrados a: David Bowie, Queen, The Who, Black Sabbath y Nirvana. Muchos seguidores de esta revista se quedaron esperando el especial de Blur que nunca llegó.
La Mosca tenía un formato tabloide que llamaba la atención a primera vista por sus 34 x 23 cm que destacaban en los puestos de revistas. Esta publicación fue mordaz y provocativa . Su propio editor declaró que la revista desde su origen no quiso ser complaciente, sino crítica , por eso hoy es referente para músicos en ciernes, casas disqueras y promotores.
Por su parte, el señor Ramón Castillo Domínguez locatario en el Tianguis Cultural del Chopo desde 1980, pone a disposición de los que acuden cada sábado a su puesto una gran variedad de revistas como: Ídolos del rock , Figuras de la canción , México Canta , Rockmanía , Los Monstruos del rock , Generación Alternativa , El Hijo del Ahuizotle , Metal Hammer , Hit Pararader , Leyendas del Rock , La lengua , Sónica , Marvin , R&R , entre otras.
Ramón Castillo Domínguez en su puesto de revistas en el Tianguis Cultural del Chopo un fin de semana antes de que se dejará de poner este mercado ambulante por la contingencia ante el Covid-19. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
Ramón lleva 40 años viendo pasar a metaleros , anarko-punks , emos , góticos y demás. Dice que de todas las revistas que ha leído la que más le gustaba era la Rock & Pop , “había escritores de la onda, por ejemplo, Parménides García Saldaña, también había reseñas de conciertos que aquí nada más te los podías imaginar, porque no existían. Tenías que leer para vivirlos de alguna manera”.
Aunque ya no se busca tanto la revista impresa como antes, Ramón comenta que no cree que se vayan a acabar los lectores . Recuerda que cuando no se vendía tanto La Mosca era común sacar una promoción de tres por $10, esos números ahora son de colección. Actualmente, esa publicación es una de las que más piden.
Mónica Frías, directora de la agencia Verbigracia, escribió en la revista La Mosca en la pared la columna Curvas Peligrosas que estaba dedicada a las mujeres en el rock. “En los noventas no había muchos cuestionamientos de género, simplemente las mujeres en el escenario o detrás de él, éramos para muchos en la música, como de segunda”, dijo Mónica en entrevista para EL UNIVERSAL.
Recuerda que cuando escribía tanto para La Mosca como para Rock Press “todo era mucho más precario, comenzaban a venir de manera más organizada esas bandas internacionales de las que sólo se escuchaba su música grabada, pero la experiencia al respecto era incipiente, cubrir conciertos o escribir sobre el rock no era lo más común. Y, sin embargo, se extraña porque si bien era precario, vivimos la ilusión de que se lograría llegar a buen puerto, que se podían proponer temas y reportajes de fondo, actualmente el mapa de las publicaciones sobre música , ya no digamos rock, es un pueblo fantasma”.
Respecto a la importancia de las revistas de rock en México , Frías considera que son materia muy importante para recuperar la historia del rock en nuestro país. “Los periódicos, la radio o la televisión por sus mismas características, no permiten crear estos marcos informativos. Para mí una buena entrevista solo se lee en una revista, los compañeros de periódicos siempre sufren de falta de espacio, de premuras para entregar la nota. Una revista en sus mejores épocas podía cubrir una gira, recordemos la popular Almost Famous de Cameron Crowe. A mí me encantaría regresar a escribir en una revista ”, concluyó Mónica Frías.
La revista de rock La Mosca en la Pared es una de las que tiene mayor número de coleccionistas. Cortesía Daniela Jurado Cano
Otra colaboradora de La Mosca en la pared fue la periodista Verónica Maza Bustamante, quien actualmente lleva 30 años escribiendo de música y dice que de ello “no se cansa ni se cansará jamás”.
“Cuando surgió La Mosca , su diseño novedoso, más la buena edición, la convirtieron en un buen medio para saber más sobre música . Yo, como reportera, cada noche iba a la presentación de un disco o a magníficos show cases , donde llegué a ver en espacios pequeños a Radiohead, The Cranberries, Joaquín Sabina y muchísimos más. Algo que me gustaba mucho en los noventas y los dosmiles era ir al Sanborns a hojear las revistas que llegaban de otros países. Podía pasarme horas ahí. De esa manera conocí propuestas como las de Leonard Cohen, Pearl Jam, discos raros de Bowie y, posteriormente Muse, The Polyphonic Spree, Antony & The Johnsons…”, menciona Verónica.
En esta selfie de 2019 salen Fernando Rivera Calderón y Verónica Maza Bustamante, ambos colaboradores de La Mosca en la Pared. Foto: Cortesía/ Verónica Maza Bustamante.
Actualmente, la también reportera de música continúa explorando nuevas propuestas en revistas, comenta que hay una publicación francesa que le encanta: Les Inrockuptibles. Se trata de una edición gratuita en aquel país que trae un disco con las canciones que recomiendan, “puedo leer las opiniones, practicar el francés y escuchar las rolas. Es una lástima que este tipo de revistas estén desapareciendo”, concluye Bustamante.
En este viaje al pasado, Patricia Peñaloza, periodista musical, dijo para este diario que sólo era posible enteraste de rock por la radio o por publicaciones extranjeras que generalmente eran muy caras.
En entrevista nos dijo que gracias al auge de bandas nacionales de rock , el público se empezó a interesar en la música generada en el país. Hubo entonces la necesidad de hablar de lo que estaba sucediendo. “Hasta ese momento fue redituable escribir de esto y editar revistas”.
“ Escribir de rock en la primera mitad de los años 90 en medios impresos además de que no era nada común, menos siendo mujer, se trataba de una profesión de culto , porque ese género musical estaba asociado a la literatura. La Mosca en la Pared tenía ese espíritu literario, con una combinación de irreverencia y humor negro. Esta publicación fue parte de una generación importante”, comentó Peñaloza.
La Mosca en la pared
dejó un precedente para las revistas digitales como Indie Rocks , MeHaceRuido , Filter México , Noisey o Marvin , según nos dice Patricia. Actualmente ella escribe desde hace 19 años en su columna Ruta Sonora tratando de mantener un lenguaje literario como el que nos mencionó líneas arriba.
La revista La Mosca , dicen muchos, no fue la mejor revista de rock que hubo en el país, fue “la menos mala”, según han escrito algunos de sus mismos colaboradores. Sea como fuere, es una realidad que fungió y funge como una escuela para varios jóvenes que quieren leer sobre música , cultura y contracultura .
Agradecimiento por su apoyo a Charly, bajista de Garrobos y a Luis Enrique, vocero de esta capital.
La fotografía principal es una lectora de La Mosca en la pared. Cortesía: Daniela Jurado.
Fuentes:
Entrevistas con: Verónica Maza Bustamante, Patricia Peñaloza, ambas periodistas musicales, Mónica Frías, directora de la agencia Verbigracia, Ramón Castillo, vendedor de discos y revistas en el Tianguis Cultural del Chopo, Judith, coleccionista de La Mosca y Consulta de audios en: https://www.puentes.mx/episodio/libro/mosca y en
http://wradio.com.mx/radio/2010/06/19/audios/1276995900_315463.html