El estreno de cinta La Llorona en 1933 significó un paso importante para el cine nacional. Además de ser la primera producción mexicana con temática de terror y una de las primeras con sonido, también ayudó a consolidar la producción cinematográfica en nuestro país.
El director cubano, Ramón Peón, encabezó la arriesgada adaptación de la clásica leyenda. Su película generó grandes expectativas en el público, así como buenos números de taquilla, pero no obtuvo resultados satisfactorios con la crítica.
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Aunque en su momento generó polémica y hasta descontento, La Llorona resistió el paso del tiempo y hoy en día se le considera una cinta de culto del cine mexicano, no sólo por ser la pionera del terror, sino por su impacto en el mercado nacional.
Traición en tiempos de la conquista, origen de la leyenda según los guionistas
La Llorona muestra tres periodos diferentes en su desarrollo –tiempos de la conquista, coloniales y de época moderna– para relatar el origen de la temida leyenda sobre un alma en pena que llora y asedia las calles mexicanas, algo ambicioso para la época y para sus apenas 70 minutos de duración.
Ramón Pereda, actor español-mexicano y con buena presentación en Hollywood, fue el protagonista de la película, interpretando el papel del doctor Ricardo de Acuña –en la etapa moderna– y del capitán Diego de Acuña –durante la Colonia–.
Como coprotagonistas estuvieron Virginia Zurí, María Luisa Zea y Adriana Lamar, quien recibió muy buenas críticas por su interpretación de una madre enloquecida por la maldición de la llorona en tiempos coloniales.
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El guion cinematográfico de Carlos Noriega Hope —también periodista y director de EL UNIVERSAL ILUSTRADO entre 1920 a 1934— y Fernando de Fuentes se basó en la versión teatral del mito hecha por Antonio Guzmán Aguilera. Él atribuyó el origen de la leyenda a la poco certera relación entre la Malinche y Hernán Cortés, durante la conquista de México.
Según la cinta de Ramón Peón, los conquistadores alejan de la Malinche al hijo que tuvo con Cortés y la ira que esto desata en la mujer nahua le hace jurar venganza contra los descendientes del capitán español.
El espíritu de la desdichada, un cuchillo y su anillo son los conductos que perpetuaron la maldición. Su objetivo era asesinar a los primogénitos varones de las familias ligadas a Cortés apenas cumplan cuatro años, así como a cualquiera que se interponga en su camino.
La cinta podría considerarse como la primera sobre posesión espiritual del cine mexicano, pues la esencia de la Malinche domina a sus descendientes para cobrar venganza; no es el fantasma quien ejecuta las muertes, sino sus familiares.
En su corta duración, La Llorona muestra rasgos del expresionismo alemán, con claroscuros y penumbras, así como ligeros close ups a los personajes. A pesar del tema terrorífico, la película de 1933 mantiene diálogos humorísticos, en especial con el criado, interpretado por Carlos Orellana.
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Hablando de la cuestión técnica, la que fuera la primera producción cinematográfica de terror para México tuvo una gran planeación y promoción, siendo el proyecto estrella del momento.
Producida por Eco Film, La Llorona requirió un presupuesto mayor a los 100 mil pesos, más costosa de lo esperado. Su elevado coste se debió a la construcción de ambientes, pues se armó una calle y un edificio sólo para escenas coloniales, así como un templo para escenificar el tiempo azteca.
Leonardo Noriega Stávoli estuvo a cargo del diseño de producción, con muebles fabricados –en exclusiva para la película– por Palacio de Hierro.
El rodaje se realizó entre marzo y abril de 1933, en los recién inaugurados estudios de Jorge Butarelli Stahl. La producción fue todo un suceso, reportado en las páginas de esta casa editorial.
Según EL UNIVERSAL, uno de los principales retos para la cinta fue recrear el famoso grito del alma en pena. Actores, cantantes y hasta aparatos mecánicos se buscaron para ejecutar un lamento creíble y que no provocara la risa de los espectadores, pero no había buenos resultados.
La solución llegó con Carlos V. Espinal, un titiritero de la compañía Rosete Aranda y experto en representar la leyenda de la llorona con sus marionetas. “Su lamento, largo, sostenido y doloroso, hace estremecer al auditorio que lo escucha en la pantalla”, describió este diario.
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La Llorona se estrenó el 25 de mayo de 1933 en el Cine Balmori; su primera función fue a las cuatro de la tarde, sin presentaciones especiales o preestreno, lo que consagró la expectativa del público por verla cuanto antes.
Mucha expectativa y pésimas críticas
La cinta de Ramón Peón atrajo la atención del público mexicano. Desde unos días antes de su estreno, las críticas de expertos elogiaron vestuarios, diseño de producción y actuaciones, sobre todo la “revelación” de Adriana Lamar, quien sólo tenía experiencia en teatro.
Para el 21 de mayo de 1933 y tras una función exclusiva para el gremio cinematográfico, los hermanos Rafael y Vicente Balmori, dueños del cine con su nombre, compraron los derechos para exhibir la película de Eco Films; incluso retrasaron el estreno de la cinta estadounidense Rasputín y la Emperatriz, pues quedaron impresionados con La Llorona.
Los responsables del cine Balmori declararon a EL UNIVERSAL que la película de Peón tuvo la mejor ambientación colonial y “será muy difícil que pueda ser mejorada, aquí o en el extranjero”. Todo parecía pintar muy bien para La Llorona, pues su exhibición marcó un rotundo éxito, pero los comentarios negativos no tardaron en aparecer.
Este diario publicó, en su edición del 29 de mayo de 1933, la crítica de “L. de L.”, quien se reconoció ampliamente la ambientación de las tres épocas históricas en la cinta de Eco Film. Pero, a juicio del autor, el final de La Llorona “es lo más flojo de la obra”.
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EL UNIVERSAL ILUSTRADO sostuvo, en su entrega del primero de junio de 1933, que “los productores [de La Llorona] no pensaron hacer una obra de arte, sino más bien una película de taquilla”.
Según el semanario de esta casa editorial, el proyecto de Eco Film no salió de lo estándar, para que “gente de gusto poco fino” acudiera a sus funciones, “de manera que, este último filme nacional es de psicología completamente populachera”.
Para el 4 de junio, hasta uno de los guionistas reprendió contra la cinta. Noriega Hope –bajo su seudónimo, Silvestre Bonnard– se consideró “parte integrante del asesinato cinematográfico de La Llorona”, pero también mencionó que el verdadero culpable era Antonio Guzmán Aguilera, por su idea de que la leyenda surgió por la desdicha de la Malinche.
“Tengo en mi conciencia una mínima parte del pecado de La Llorona. […] Pero no divaguemos. Esa película, con todos los defectos que pueda tener, es un pequeño exponente de que, en México, ya se hacen films mexicanos”, argumentó el también escritor y figura de EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
Semanas después, EL UNIVERSAL publicó la reseña de Alejandro Aragón, quien “despedazó” toda esperanza para la cinta de terror. Según el colaborador de esta casa editorial, La Llorona sufrió “una lentitud exasperante, de tal modo resulta monótono y lento su desenvolvimiento. […] Se limita a la exhibición de tipos y ambientes desaparecidos. ¡Pero eso no es hacer cine!”.
Aragón aseguró que el cine mexicano requería “más acción” en sus cintas, asegurando que el proyecto de Ramón Peón quedó muy por debajo de lo esperado.
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Llegó el 7 de diciembre de 1933 y un artículo de EL UNIVERSAL reevaluó el trabajo del director cubano. Se dijo que la fotografía de la película era desigual, con pésimo sonido, iluminación pobre, una continuidad extraña, pero con bravura para un tema difícil, buen gusto en los detalles y una adecuada sincronización musical.
Los aspectos negativos de la cinta dieron mucho material para los críticos cinematográficos, pero su éxito en taquilla continuó a pesar de tales comentarios.
EL UNIVERSAL ILUSTRADO demostró en sus páginas del 30 de agosto de 1934 –más de un año después del estreno– que los defectos de La Llorona no demeritaban el logro de su producción, pues la película ofreció la posibilidad para una prometedora industria cinematográfica nacional.
La Llorona dejó más que malos comentarios en el cine mexicano
En la gran mayoría de las reseñas publicadas por este diario, se resaltó el nivel de producción y promoción de La Llorona, justo cuando el cine mexicano apenas sobrevivía de adaptaciones estadounidenses y cintas poco memorables.
En el texto de “L. de L”, que mencionamos con anterioridad, se aseguró que la película de 1933 “merece verse, por ostentar detalles y conjuntos que demuestran a lo que puede llegar la naciente industria nacional del cine”.
No era un monstruo europeo o estadounidense, ni filmada en inglés, era una cinta 100% mexicana. Se inspiró en el cine extranjero, eso no se cuestiona, pero con manufactura para mercado nacional.
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En la crítica del 7 de diciembre, después de muchos malos comentarios, se aceptó que “a través de La Llorona se ve llegar, al fin, el cine hablado en español producido en nuestros países. […] Es una cinta hecha en un pueblo de habla española, con tema nacional, con elementos nacionales”.
El mismo Noriega Hope, después de darse golpes de pecho por el “asesinato cinematográfico” en el que participó, reconoció que la película de Eco Film mostró la “posibilidad de que, algún día, con organización, más capital y experiencia, pudiera la industria nacional lanzar a los mercados extranjeros películas dignas de aplauso”.
La Llorona enfrentó intensas críticas en el mismo año de su estreno, pero también ganó reconocimiento desde sus primeras funciones, aspecto que no se alteró con el paso de los años.
El colaborador de EL UNIVERSAL, Alonso Díaz de la Vega, escribió en 2018 un breve análisis de la cinta de Ramón Peón. El también crítico de cine rescató aspectos interpretativos que no se notaron en las primeras reseñas de 1933
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Díaz de la Vega visualizó una latente confrontación entre el misticismo único de las Américas contra el racionalismo europeo, símbolo de lucha entre civilizaciones durante la conquista del Nuevo Continente y evidencia de una historia que no se ejecutó bien, pero que tenía buenas intenciones.
90 años después de su estreno, La Llorona de Ramón Peón no sólo se coronó como la primera película de terror mexicana –no da miedo, pero sí tiene rasgos que impresionan–, sino también como la producción que abrió las puertas a la industria nacional que deslumbró durante el siglo XX.
Cinta completa de “La Llorona”. Fuente: Eco Films/Canal 22/YouTube.
- Fuente:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- Díaz, A. (7 de junio 2018). La primera película mexicana de horror: La llorona. En Morelia Film Festival.
- La Llorona – IMDb
- s.a. (s.f.). La llorona, la primera película mexicana sonora y de terror. En MXCity.
- s.a. (s.f.). La Llorona 1933. En The Forgotten Dawn Of Horror.