Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Una de las características que hoy representa a México ante el mundo es su legado prehispánico y la calidad de su riqueza multicultural; pero no siempre fue así. A lo largo de la historia han existido episodios donde todo aquello relacionado con las comunidades originarias era renegado de la vida cotidiana.
En esta ocasión, en Mochilazo en el Tiempo hablaremos sobre un estilo arquitectónico que hacía homenaje, a través de detalles, a las culturas prehispánicas y que, debido a la forma en la que la sociedad lo percibía, fue olvidado o aislado. Para profundizar sobre el tema hablamos con el arquitecto Alejandro Leal, quien nos platicó sobre el estilo “ neo-prehispánico ”.
Explicó que la discusión sobre lo que significaba ser mexicano —desde la óptica del nacionalismo — inició desde el nacimiento del país y que para el siglo XIX ”un grupo de intelectuales ligados al movimiento nacional e internacional a favor de la búsqueda, catalogación y valoración del pasado apostó por el antecedente prehispánico como el fundamento simbólico de nuestra identidad”. Entre aquellos personajes estuvieron el arqueólogo Antonio Peñafiel y el ingeniero y arquitecto Antonio M. Anza.
Ellos fueron los responsables de construir el edificio que representó a México en la Exposición Universal de París de 1889 —misma en la que se construyó la Torre Eiffel— que tenía inspiración prehispánica y que dio origen al estilo neo-prehispánico; aunque nuestro país no fue el único que buscó reconectar con sus raíces, sino también otras naciones del continente como Perú, Bolivia, Ecuador o Argentina.
Leal comenta que el estilo estaba basado en aspectos principalmente estéticos de diversas culturas prehispánicas ; muchas veces estos edificios mezclaron elementos de distintas culturas o períodos y, a pesar de que el resultado tenía evidentes características del pasado, los métodos con los que se construían edificios o monumentos eran los de la época, es decir, los que se utilizaban a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
El arquelólogo Antonio Peñafiel y el ingeniero y arquitecto Antonio M. Anza, quienes invitaron a su vez a otros artistas para diseñar el edificio que dio origen al estilo neo prehispánico. Otras naciones del continente también reconectaron con sus raíces a través de la arquitectura como Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina. Fotos: EL MUNDO ILUSTRADO.
Así luce hoy el pabellón de México en la ciudad de Sevilla en España. Foto: Google Maps.
De acuerdo con Alejandro, el estilo vino a replantear la pregunta sobre la relación entre lo mexicano y lo prehispánico , debido a que en el virreinato y hasta el siglo XX “el pasado prehispánico se percibía como distante y hasta cierto punto “ bárbaro ”. Su resignificación permitió incluirlo como parte del crisol que es el México contemporáneo ”.
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El Monumento a Cuauhtémoc
En la Ciudad de México tenemos pocos ejemplos de este estilo arquitectónico, uno de ellos es el Monumento a Cuauhtémoc, que se encuentra sobre Paseo de la Reforma y que fue mandado a hacer por Porfirio Díaz en 1887; en la página oficial del Museo Amparo en el estado de Puebla, se describe que:
“La base de la escultura, que forma una pirámide dividida en tres secciones, combina características clásicas con motivos geométricos precolombinos, que fueron inspirados por edificios en Mitla, Uxmal y Palenque. La plataforma del monumento incluye animales relacionados con las antiguas cosmogonías, como el jaguar y la serpiente.”
El Monumento a Cuauhtémoc, ubicado en el cruce del Paseo de la Reforma e Insurgentes, a finales del siglo XIX. Este conjunto fue creado por Miguel Noreña, Gabriel Guerra y Francisco M. Jiménez en 1887, y hoy se encuentra en un entorno muy transitado; del lado derecho ahora se extiende la colonia Cuauhtémoc. Fotos: A. Briquet, Southern Methodist University / Colección Villasana - Torres.
Imagen de la publicación EL MUNDO ILUSTRADO con fecha de agosto de 1906, donde niños realizan un homenaje al tlatoani Cuauhtémoc vestidos con trajes aztecas.
El Monumento a la Raza
Otro ejemplo es el Monumento a la Raza , obra diseñada por Luis Lelo de Larrea y Francisco Borbolla, concluido en 1940 y en cuya punta se encuentra el águila que originalmente estaba destinada al Palacio Legislativo de Porfirio Díaz, del que sólo se construyó lo que hoy conocemos como Monumento a la Revolución .
El Monumento a la Raza, que también tiene forma piramidal , integra una parte de los bajorrelieves que el escultor Jesús F. Contreras realizó para el Pabellón de México —bajo el proyecto de Antonio Peñafiel— en la Exposición de París en 1889; en los que representó a seis deidades prehispánicas, así como a seis héroes y reyes mexicas. Tres de estos bajorrelieves se encuentran a un costado del Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos —a la vuelta del Palacio de Minería — y otros se encuentran en el estado de Aguascalientes.
El Monumento a la Raza en la década de los 40. Foto: Colección Villasana - Torres.
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Las imágenes comparativas son el mismo Monumento a la Raza, en la antigua se observa la fuente que alguna vez lo complementó en la década de los años 60. En la comparativa actual, el monumento luce aislado, con pintas y la fuente hoy está fuera de servicio y en abandono. Fotos: Colección Villasana – Torres y Google Maps.
Sobre la calle de Filomeno Mata esquina Tacuba, en el Centro Histórico, se encuentran los bajorrelieves de Itzcóatl, Nezahualcóyotl y Totoquihuatzin, realizados por Jesús F. Contreras. Foto: Google Maps.
A pesar de que tanto el Monumento a la Raza como Indios Verdes son íconos de la zona en la que se encuentran y que tienen un peso en el imaginario de la Ciudad de México, muy pocas personas conocen las esculturas o el monumento, ya que se encuentran en zonas de difícil acceso.
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La avenida de los Insurgentes y el Monumento a la Raza en una toma aérea de inicios de los años 70. Al fondo se encuentra el Hospital "La Raza" del IMSS, en la esquina del Paseo de las Jacarandas y la Calzada Vallejo, cuya fachada fue modificada más tarde. El Monumento a la Raza está rodeado por las vías rápidas Circuito Interior y Avenida de los Insurgentes Norte, a diferencia del Monumento a la Raza, el Parque del Mestizaje, donde se encuentran los Indios Verdes, sí es un poco más accesible para el tránsito peatonal. Foto: Colección Villasana - Torres.
Construcciones desaparecidas de la Ciudad
En cuanto a construcciones desaparecidas de este estilo en la Ciudad de México, están el centro de fiestas “ Teocalli Super Club ” que se ubicaba en la calle de Campeche número 138 y la Fuente Maya situada en la Glorieta Riviera, entre División del Norte y las avenidas Universidad y Cuauhtémoc, autoría del arquitecto M. Amabilis. Antes se encontraba en el cruce de Yucatán y Coahuila, en la colonia Roma.
La Fuente Maya era idéntica a la que realizó para el pabellón de México en la Exposición Internacional de Sevilla de 1929.
En la actualidad se desconoce el paradero de la Fuente Maya y el último registro que se tiene de ella es en 1969, esta imagen es de la década de 1950. Foto: Colección Villasana - Torres.
Según el investigador Xavier Moyssén, el "Teocali 'Super Club" tenía “una escalinata que permitía el acceso, la puerta estaba flanqueada por grandes columnas con cuerpo de serpiente; los muros ligeramente cortados en talud; no faltaban, por supuesto, las "cornisas mayas", los relieves, las grecas y los junquillos” fue destruido en 1983.
Estuvo ubicado en la calle de Campeche 138. Foto:“El nacionalismo y la arquitectura” de Xavier Moyssén.
El Pabellón de México para la Exposición de Sevilla de 1929 aún existe y es parte de la Universidad de Sevilla, España. En Google Maps aparece una foto de la Fuente Maya, que está en el patio de dicho Pabellón.
Para Alejandro Leal entre las múltiples razones por las cuales este tipo de arquitectura no fue aceptada con tanta facilidad, destaca que la concepción que tenemos del “cómo deben ser” los edificios o monumentos es de herencia española y que aún en el siglo XX, el estilo “ neo-colonial ” volvió a aparecer en la capital con mucha fuerza, como las adecuaciones en el Centro Histórico, el Centro Escolar Benito Juárez, el edificio Jeanne D'Arc “Juana de Arco” muy cerca de la Capilla de la Concepción Tlaxcoaque o El Hotel Virreyes, situado en la esquina de José María Izazaga y San Juan de Letrán.
Sin embargo, la falta de interés en este estilo arquitectónico no es algo compartido en todo el país, ya que en la Península de Yucatán por ejemplo, “la arquitectura neo-maya fue muy relevante y sigue muy presente en el imaginario de la sociedad con edificios como el ex Sanatorio Rendón Peniche o el Parque de las Américas, construcciones que juegan un papel relevante en su patrimonio cultural”.
Fuente del Parque de las Américas y fachada del ex Sanatorio Rendón Peniche, ambos en Mérida Yucatán. Fotos: Google Maps.
Para la segunda mitad del siglo XX, también se construyeron algunos edificios o centros deportivos que hacen cierta referencia al estilo neo-prehispánico como el Heroico Colegio Militar al sur de la capital, la casa de Amalia Hernández en Bosques de las Lomas o los Frontones de la UNAM. En ejemplos de este siglo XXI, se podría contar a la Biblioteca Vasconcelos.
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A manera de conclusión, Alejandro Leal comenta que de acuerdo a su percepción, aún existe interés por este estilo en las nuevas generaciones de arquitectos : “pero hay mucho desconocimiento al respecto, pues no se ha difundido tanto como otros estilos o periodos históricos. Es importante dar a conocer el significativo papel que jugó esta arquitectura en la discusión más amplia de lo que entendemos por México. La importancia de la forma, la proporción y de ciertos elementos en la construcción visual de nuestro imaginario.”
La fotografía principal es el monumento a la Raza en 1950, donde se observa que la gente convivía con la edificación al grado que dos personas se ven en la parte superior y varias en la base.
Fuentes:
- Alejandro Leal, arquitecto.
- Página oficial del Museo Amparo.
- “El nacionalismo y la arquitectura” de Xavier Moyssén.