Antes de los e-mail, envíos por internet y mensajes en segundos, las cartas comunicaban a México. El sistema de correos era prioridad para las comunicaciones nacionales, pero su efectividad tuvo algunos contratiempos en la época que más debía actualizarse.
Hace 38 años, el 20 de agosto de 1986, se decretó la descentralización del Servicio Postal Mexicano (SEPOMEX), anteriormente anexado a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Con esto, se esperaba que la labor postal fuera autosuficiente y de excelencia, algo lejos de la realidad.
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Los años 80 fueron complicados para Correos de México, pues no sólo afrontó la independencia financiera, sino también un revolucionario sistema para distribuir piezas postales, ejemplar en otros países del mundo, pero poco realista para el México del siglo XX.
Un paso importante: el Código Postal
Años antes de la descentralización del Servicio Postal Mexicano, ya se planeaba una transformación drástica dentro de la dependencia pública, con miras a su modernización.
El desempeño de Correos tenía evidentes deficiencias durante los 70 y 80, pues la explosión demográfica rebasó con rapidez la distribución de correspondencia nacional, sin olvidar fallas administrativas y sospechas de corrupción que empeoraban el servicio.
A finales de los 70, la entonces Dirección de Correos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) implementó, a marchas forzadas, su proyecto más ambicioso, el Código Postal. Antes de ese modelo, la correspondencia se distribuía por zonas postales, sistema inexacto que perdía envíos.
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El estudio demográfico para el Código Postal inició desde 1977 y tuvo su periodo de prueba en noviembre de 1979. La implementación nacional operó desde el primero de agosto de 1981, bajo el mando de Romeo Rincón Serrano, entonces director de Correos para la SCT.
Apenas cuatro semanas después, el 29 de agosto de 1981, EL UNIVERSAL aseguró que el novedoso modelo fracasó, con casi 3 millones de cartas paralizadas y otras “fallas garrafales”. Dentro de los posibles culpables se consideró la burocracia del SCT, falta de difusión y despilfarro de presupuesto.
Meses después, los trabajadores denunciaron despidos contra quienes expresaron su desacuerdo contra el nuevo modelo de localización. Para el 7 de marzo de 1982, se supo de una demanda contra Rincón Serrano por aparente saqueo de 520 millones de pesos del presupuesto de la dirección.
Los sindicalizados afirmaron que todo el servicio postal carecía de efectividad, sobre todo el código. Miles de carteros desconocieron el nuevo sistema y realizaron sus entregas “a la antigua”.
En la edición de EL UNIVERSAL del 18 de febrero de 1983, el entonces secretario general del sindicato de la SCT, Manuel Monárrez, aseguró que el Código Postal fue un error. Según sus datos, todavía no se cubría ni el 20% del país, después de casi dos años de su implementación.
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Monárrez consideró que se forzó el Código Postal en México, inspirado en países de Europa y América que no tienen tanta extensión territorial. Los empleados afirmaron a esta casa editorial que la correspondencia tardaba días en entregarse e incluso se extraviaron miles piezas postales.
Hasta 1986, casi cinco años después de su introducción, el Código Postal se estandarizó y distribuyó mejor en el territorio nacional, pero la Dirección de Correos sólo tendría unas cuantas semanas sin conflictos, pues su descentralización generó una nueva inestabilidad.
Sin personal suficiente y presupuesto perdido, así se formó el Servicio Postal Mexicano
Durante la presidencia de Miguel de la Madrid, entre 1982 y 1988, numerosos organismos públicos se descentralizaron para tener autonomía financiera y jurídica.
El presidente decretó el 20 de agosto de 1986 la separación de la Dirección General de Correos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para convertirse en el Servicio Postal Mexicano, ahora Correos de México, con plena personalidad jurídica y presupuesto propio.
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Con tal acción se quería mejorar el área de comunicaciones. El fallido comienzo del Código Postal evidenció la cuestionable administración de la dependencia, pero su distancia con el centralismo prometía un honesto manejo de recursos y se aseguró que los empleados mantendrían derechos y prestaciones.
A pesar de tal garantía laboral, el objetivo de cubrir más poblaciones sería imposible con sólo 30 mil colaboradores. Era necesario aumentar las contrataciones un 30%, así como la compra de vehículos y nuevas sedes para ampliar el servicio.
Los conflictos por este proyecto se hicieron evidentes. En la edición de EL UNIVERSAL del 13 de noviembre de 1986, el primer secretario general del Sindicato del Servicio Postal Mexicano, Rolando Vite, denunció desvío de fondos por parte de altos mandos y venta de plazas.
Para ese momento, Correos manejaba casi 750 millones de piezas postales por año, por lo que las irregularidades ponían en riesgo un servicio primordial para las comunicaciones mexicanas.
Para el 9 de enero de 1987, según Rolando Vite, la dependencia arrastró un déficit de 14 mil millones de pesos. Los costos de la dependencia alcanzaron 29 mil millones, con apenas 15 mil millones de ganancia por concepto de servicios y venta de estampillas.
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La solución propuesta por el sindicato fue una “inyección económica” para equilibrar las finanzas de Correos. La falta de fondos afectó salarios de empleados generales y comenzó la fuga de personal; para 1987 sólo permanecían 28 mil trabajadores.
Agregando más al problema, compañías como DHL o Mensajería Internacional competían de manera “desleal” contra el SEPOMEX, pues aprovecharon sus fallas para ofrecer envío de correspondencia de primera clase a costos elevados, pero garantizados en tiempo.
Incluso, antiguos empleados de Correos se trasladaron a negocios privados, sirviéndose de sus conocimientos sobre labor postal y de deficiencias públicas para mejorar la oferta privada.
El Gran Diario de México reportó, el 5 de julio de 1987, que el Servicio Postal Mexicano “entró en un proceso de franca decadencia y retroceso, al negársele la modernización, impulsar su deterioro y favorecer la proliferación de mensajerías independientes”.
A casi un año de su autonomía jurídica, Correos destinó la mitad de su presupuesto para salarios de altos mandos, algo que acrecentó la ineficiencia y “tortuguismo” en sus entregas. El sindicato denunció que, contrario al objetivo original, se cerraron oficinas en provincia por considerarlas “incosteables”, aunque también influyó la falta de empleados para operarlas.
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Pasaron varios años para que SEPOMEX sobrellevara los conflictos que afectaron su desempeño en los 80. Se creía que, antes de la descentralización, la entonces Dirección General de Correos tenía uno de los mejores servicios a nivel internacional, pero parece que la maniobra para darle autonomía al servicio postal retrasó varios años las mejoras para la correspondencia en México.
- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- Correos de México
- Decreto de 1986 [Con fuerza de ley] Por el que se crea el organismo descentralizado denominado Servicio Postal Mexicano. 20 de febrero 1986. Diario Oficial de la Federación.
- s.a. (2023). El correo en números. Servicio Postal Mexicano, Gobierno de México.
- Servicio Postal Mexicano