El caudillo fue un personaje emblemático de la Revolución Mexicana, famoso por liderar grupos civiles armados que lucharon por causas sociales. Décadas antes de Zapata o Villa, este sinaloense con fama de “bandido caballeresco” se opuso al gobierno de Porfirio Díaz.
En su corta vida, Heraclio Bernal (1855-1888) fue mano de obra en las minas de Sinaloa, recluso en la cárcel de Mazatlán, jefe de bandidos, agitador político y ejemplo para héroes de novela.
Esta entrega de Mochilazo en el Tiempo recuerda a “el Rayo de Sinaloa” que Nicole Giron, doctora en Letras por la Universidad de París III-Sorbona, encontró entre el mito y el olvido para la biografía que publicó en 1976.
¿Precursor de la Revolución?
No pocos expertos dudan de la verdadera personalidad de Bernal. Incluso la prensa de su época iba de un lado a otro con la información sobre él. Giron señaló que diarios como La Federación o El Nacional, tras su muerte lo recordaban apuesto, educado y generoso, víctima de abusos de poder de las autoridades.
En cambio, el diario oficial de Culiacán, El Estado de Sinaloa, aseguraba que fue un bandido cruel, cobarde y perverso.
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Sin embargo, quizá la cuestión más interesante está en el título del libro de Nicole Giron: Heraclio Bernal, ¿bandolero, cacique o precursor de la Revolución?
El comienzo es su vida en prisión, porque siempre se dijo que lo recluyeron sin justa razón. Distintas versiones dicen que lo arrestaron por conveniencia, ya fuera para alejarlo de su prometida o por un traicionero abuso de autoridad, en la época de su trabajo honesto como minero.
Diez años después, lo liberaría el general Jesús Ramírez Terrón, que por razones desconocidas lo estimaba. Este general tuvo aspiraciones de ocupar la gobernatura de Sinaloa, que lo llevaron a rebelarse contra Porfirio Díaz.
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Por si fuera poco, Ramírez y Bernal hicieron historia juntos al capturar el puerto de Mazatlán, de manera que forzaron a Díaz a enviar al general Bernardo Reyes a retomar la ciudad costera.
Aunque el militar falleció tiempo después, el nuevo caudillo llegó a controlar extensiones considerables de Sinaloa como todo un cacique.
El ahora bandido autónomo aprendió la organización militarizada y el interés por sumarse a pronunciamientos políticos, que ayudaron a etiquetar sus actividades como antiporifiristas y liberales, de modo que Díaz ordenó una campaña en su contra.
Sería entonces que estalló la fama de Bernal, aunque a modo de “teléfono descompuesto”.
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Uno de los tantos corridos sobre Bernal que perduran hasta la fecha recuerda que "él no robaba a los pobres, antes les daba dinero". Tomado de YouTube.
Los corridos que luego se cantarían decían: “qué bonito” fue el bandido generoso que ayudó a los pobres, con su habilidad de imparable salteador de caminos.
En la capital, decía Nicole Giron, fue un héroe pintoresco gracias a la prensa, que lo retrató de forma que su vida hiciera más creíbles las novelas de moda.
Luego de publicarse una recompensa de 10 mil pesos por su cabeza, murió a punta de traiciones en una montaña de Cosalá, en Sinaloa y su cuerpo se exhibió al público.
Giron lo consideró un lejano precursor de la Revolución por mantener la conexión forajido-pueblo, además de ser más firme que el propio general Ramírez Terrón en sus tendencias políticas.
- Fuentes consultadas:
- Archivo Fotográfico EL UNIVERSAL.
- Hemeroteca EL UNIVERSAL.
- Giron, Nicole. Heraclio Bernal, ¿bandolero, cacique o precursor de la Revolución? INAH, 1976.