Mochilazo en el tiempo

Getúlio Vargas, el presidente brasileño que se suicidó en 1954

Hace 70 años, Brasil despertó con una noticia insólita: su entonces presidente, Getúlio Vargas, renunció a su mandato y se disparó en el corazón. Agosto de 1954 fue un mes complicado para el país sudamericano, con una severa crisis política que terminó con el suicidio de su Ejecutivo. Texto: Liza Luna

Getúlio Vargas, 1943. Sus opositores aseguraron que el presidente y dictador “retrasó el progreso del país”, a pesar de instaurar reformas sociales y económicas, implementar la industrialización, nacionalización de recursos y defensa laboral. Foto: Arquivo Nacional/Wikimedia Commons
26/08/2024 |02:00
Liza Luna
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Getúlio Vargas, el presidente brasileño que se suicidó en 1954

Hace 70 años, Brasil despertó con una noticia insólita: su entonces presidente, Getúlio Vargas, renunció a su mandato y se disparó en el corazón. Agosto de 1954 fue un mes complicado para el país sudamericano, con una severa crisis política que terminó con el suicidio de su Ejecutivo. Texto: Liza Luna

Getúlio Vargas, 1943. Sus opositores aseguraron que el presidente y dictador “retrasó el progreso del país”, a pesar de instaurar reformas sociales y económicas, implementar la industrialización, nacionalización de recursos y defensa laboral. Foto: Arquivo Nacional/Wikimedia Commons
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Uno de los políticos más importantes en la historia brasileña tomó una controversial y dramática decisión hace 70 años. Getúlio Vargas, presidente y dictador del quinto país más grande del mundo, se suicidó en cuando le exigieron su renuncia.

El estadista era conocido en Latinoamérica por sus medidas nacionalistas y populistas. Su primer periodo fue provisional, entre 1930 a 1934, para después quedar como mandatario constitucional entre el 34 a 1938.

Su obsesión por el poder se asomó en 1937, cuando estableció su Estado Novo, un modelo de gobierno con características totalitarias, disolución del congreso y poder dictatorial, hasta que el Ejército brasileño lo derrocó en 1945.

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Después de 15 años en el poder, parecía que Getúlio Vargas no regresaría a la presidencia de Brasil, hasta que el mismo pueblo lo eligió en 1951 para un mandato de cinco años. A pesar de la elección democrática, el político enfrentó severos cuestionamientos de la oposición y, para 1954, atravesó la peor crisis de su vida.

Tras el atentado contra Carlos Lacerda, ciudadanos y políticos exigieron la renuncia de Getúlio Vargas. Según reportó el diario Evening Star, cientos de protestantes gritaron “¡Vargas, fuera!”. Foto: Governo do Brasil/Wikimedia Commons

Atentado contra un periodista detonó la crisis

El 6 de agosto de 1954, este diario informó sobre un condenable atentado en calles de Río de Janeiro, Brasil. Un tirador desconocido intentó asesinar al periodista y político opositor más relevante contra el gobierno de Getúlio Vargas, Carlos Lacerda.

El también editor del diario Tribuna Impresa sólo recibió un disparo en el pie, pero su escolta y oficial de las Fuerzas Aéreas, Rubens Vaz, murió por un impacto en el pecho.

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“Rufianesco atentado contra un líder de la libertad de prensa en América”, se leyó en EL UNIVERSAL. No hubo detenidos al momento, pero se intuyó que el motivo era político y que el presidente Vargas estuvo involucrado.

El mismo mandatario brasileño consideró a los perpetradores como “mis enemigos públicos número uno. Son asesinos que han alterado el orden público y acarreado sobre mi persona y mi gobierno sospechas completamente infundadas”.

Desde el comienzo de las investigaciones, Carlos Lacerda desconfió de la aparente imparcialidad y honestidad de las autoridades, lo que avivó la tensión política en Brasil.

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El descontento popular y hasta militar también se incrementó por el asesinato del mayor Vaz, condenado por integrantes de las Fuerzas Aéreas, quienes encabezaron sus propias indagatorias.

Para el 18 de agosto, las Fuerzas Aéreas sostuvieron que el autor intelectual del atentado fue el diputado e hijo del presidente, Lutero Vargas. A partir de tal suposición y por la “evidente responsabilidad moral” en el crimen, el movimiento opositor oficializó su exigencia de renuncia contra Getúlio Vargas.

Periodista y político brasileño, Carlos Lacerda. El director de EL UNIVERSAL y presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, Miguel Lanz Duret, condenó “el atentado criminal de que fue víctima el gran periodista Carlos Lacerda”, quien también era miembro importante del SIP. Foto: Arquivo Nacional/Wikimedia Commons

Dejaría la presidencia arrestado o muerto

Para el 20 de agosto, la Comisión Investigadora del gobierno identificó y detuvo a Joao Alcino de Nascimento como el autor del atentado. Junto a él se vinculó y encarceló a Climerio Eurides de Almeida, miembro de la guardia presidencial y José Antonio Soares, empleado de la casa de gobierno, quienes ayudaron al criminal a huir del lugar.

La comisión afirmó que Getúlio Vargas y su familia estaban “limpios de sospecha”, declaración que alebrestó a opositores, quienes no creyeron en la inocencia presidencial tras ver la culpabilidad de empleados cercanos al Ejecutivo.

De acuerdo con EL UNIVERSAL, en sus ediciones entre el 18 y 23 de agosto de 1954, la exigencia opositora de renuncia no perturbó a Vargas, quien sólo saldría del poder “arrestado o muerto”. “Si mis adversarios quieren deponerme, lanzaré un llamado a la nación y moriré con las armas en la mano”, declaró el mandatario.

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Vargas aseguró que su elección democrática le dio derecho de seguir como presidente, pues “fui elegido por el pueblo para un periodo de cinco años que me propongo completar. Resistiré, soy viejo, pero derramaré mi sangre para defender un derecho”.

La crisis política en Brasil dio un giro inesperado en la madrugada del 24 de agosto de 1954. El diario estadounidense, The Key West Citizen, aseguró que 58 jefes militares sostuvieron una reunión de emergencia con Getúlio Vargas y lo obligaron a dimitir.

Getúlio Vargas inaugurando un aeropuerto, 1936. El político brasileño estuvo en el poder durante 15 años ininterrumpidos, además de otros tres años entre 1951 y 1954. Foto: Arquivo Nacional/Wikimedia Commons

“Los generales de las fuerzas brasileñas, reafirmando su determinación de respetar el orden, la disciplina y los principios constitucionales, estiman que la actual crisis nacional sólo puede ser resuelta por la dimisión del Presidente de la República”.

Vargas aceptó su renuncia en el Palacio de Catete, Río de Janeiro, antes de las 8 de la mañana de aquel 24 de agosto. Tras su encuentro con los militares y con su firma puesta en el documento de dimisión, el expresidente regresó solo a su habitación.

Para las 8:41 de la mañana, se escuchó un disparo proveniente del cuarto personal de Getúlio Vargas. El político se dio un balazo en el corazón y murió al instante.

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Su hijo Lutero fue quien encontró el cuerpo, junto a dos “testamentos políticos” o cartas suicidas, con mensajes para el pueblo brasileño.

“A la ira de mis enemigos, dejo el legado de mi muerte. […] Me queda el dolor de no poder darle a todos los humildes todo lo que quise darles”, últimas palabras de Vargas. En pocos minutos, el equipo presidencial anunció la muerte del exmandatario y publicó sus misivas para que todo el país conociera su contenido.

En 1942, Getúlio Vargas sufrió un accidente automovilístico; aquí algunos infantes lo visitaron durante su recuperación. Su vicepresidente en 1954, Joac Cafe Filho, aseguró que intentó convencer a Vargas de dimitir para evitar la crisis nacional, pero el presidente se negó. Foto: ACME/ESPECIAL.

La ira popular ahora se centró en los opositores

Tras la muerte del político, y según informó este diario en sus páginas del 25 de agosto de 1954, hordas de seguidores y fanáticos comunistas salieron a las calles para vengar a Getúlio Vargas y enfrentarse a los opositores que motivaron su renuncia.

Las agresiones se dirigieron contra algunos diarios opositores como El Globo o Tribuna Impresa. En las instalaciones de este último, los manifestantes gritaron “queremos la cabeza de Lacerda”.

En su edición del 26 de agosto, este diario reportó 4 muertos y más de 50 heridos en calles brasileñas, además de la destrucción de dos periódicos y una radiodifusora. Algunos sectores económicos se declararon en huelga y Río de Janeiro fue descrita como “ciudad en guerra”.

Tras la muerte de Getúlio Vargas, Brasil permaneció en luto por varios días, pero pronto se calmó la tensión política que le invadió durante casi todo agosto de hace 70 años. El exmandatario permanece como uno de los principales estadistas de Latinoamérica y, al final, tuvo razón en sus palabras cuando aseguró que sólo la muerte lo sacaría del poder.

Getúlio Vargas y el presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, 1936. Ante el suicidio del brasileño, el mandatario mexicano, Adolfo Ruíz Cortines, envió sus condolencias por la “trágica muerte del excelentísimo presidente Getúlio Vargas, cuya amistad por México siempre la tendremos presente”. Foto: Wikimedia Commons