Uno de los políticos más importantes en la historia brasileña tomó una controversial y dramática decisión hace 70 años. Getúlio Vargas, presidente y dictador del quinto país más grande del mundo, se suicidó en 1954 cuando le exigieron su renuncia.
El estadista era conocido en Latinoamérica por sus medidas nacionalistas y populistas. Su primer periodo fue provisional, entre 1930 a 1934, para después quedar como mandatario constitucional entre el 34 a 1938.
Su obsesión por el poder se asomó en 1937, cuando estableció su Estado Novo, un modelo de gobierno con características totalitarias, disolución del congreso y poder dictatorial, hasta que el Ejército brasileño lo derrocó en 1945.
Lee también El día que murió el expresidente Lázaro Cárdenas
Después de 15 años en el poder, parecía que Getúlio Vargas no regresaría a la presidencia de Brasil, hasta que el mismo pueblo lo eligió en 1951 para un mandato de cinco años. A pesar de la elección democrática, el político enfrentó severos cuestionamientos de la oposición y, para 1954, atravesó la peor crisis de su vida.
Atentado contra un periodista detonó la crisis
El 6 de agosto de 1954, este diario informó sobre un condenable atentado en calles de Río de Janeiro, Brasil. Un tirador desconocido intentó asesinar al periodista y político opositor más relevante contra el gobierno de Getúlio Vargas, Carlos Lacerda.
El también editor del diario Tribuna Impresa sólo recibió un disparo en el pie, pero su escolta y oficial de las Fuerzas Aéreas, Rubens Vaz, murió por un impacto en el pecho.
Lee también El día que murió el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz
“Rufianesco atentado contra un líder de la libertad de prensa en América”, se leyó en EL UNIVERSAL. No hubo detenidos al momento, pero se intuyó que el motivo era político y que el presidente Vargas estuvo involucrado.
El mismo mandatario brasileño consideró a los perpetradores como “mis enemigos públicos número uno. Son asesinos que han alterado el orden público y acarreado sobre mi persona y mi gobierno sospechas completamente infundadas”.
Desde el comienzo de las investigaciones, Carlos Lacerda desconfió de la aparente imparcialidad y honestidad de las autoridades, lo que avivó la tensión política en Brasil.
Lee también El regente que cayó por la construcción del Estadio Azteca
El descontento popular y hasta militar también se incrementó por el asesinato del mayor Vaz, condenado por integrantes de las Fuerzas Aéreas, quienes encabezaron sus propias indagatorias.
Para el 18 de agosto, las Fuerzas Aéreas sostuvieron que el autor intelectual del atentado fue el diputado e hijo del presidente, Lutero Vargas. A partir de tal suposición y por la “evidente responsabilidad moral” en el crimen, el movimiento opositor oficializó su exigencia de renuncia contra Getúlio Vargas.
Dejaría la presidencia arrestado o muerto
Para el 20 de agosto, la Comisión Investigadora del gobierno identificó y detuvo a Joao Alcino de Nascimento como el autor del atentado. Junto a él se vinculó y encarceló a Climerio Eurides de Almeida, miembro de la guardia presidencial y José Antonio Soares, empleado de la casa de gobierno, quienes ayudaron al criminal a huir del lugar.
La comisión afirmó que Getúlio Vargas y su familia estaban “limpios de sospecha”, declaración que alebrestó a opositores, quienes no creyeron en la inocencia presidencial tras ver la culpabilidad de empleados cercanos al Ejecutivo.
De acuerdo con EL UNIVERSAL, en sus ediciones entre el 18 y 23 de agosto de 1954, la exigencia opositora de renuncia no perturbó a Vargas, quien sólo saldría del poder “arrestado o muerto”. “Si mis adversarios quieren deponerme, lanzaré un llamado a la nación y moriré con las armas en la mano”, declaró el mandatario.
Lee también Cuando los eclipses “pronosticaron” el futuro de líderes mundiales en 1938
Vargas aseguró que su elección democrática le dio derecho de seguir como presidente, pues “fui elegido por el pueblo para un periodo de cinco años que me propongo completar. Resistiré, soy viejo, pero derramaré mi sangre para defender un derecho”.
La crisis política en Brasil dio un giro inesperado en la madrugada del 24 de agosto de 1954. El diario estadounidense, The Key West Citizen, aseguró que 58 jefes militares sostuvieron una reunión de emergencia con Getúlio Vargas y lo obligaron a dimitir.
“Los generales de las fuerzas brasileñas, reafirmando su determinación de respetar el orden, la disciplina y los principios constitucionales, estiman que la actual crisis nacional sólo puede ser resuelta por la dimisión del Presidente de la República”.
Vargas aceptó su renuncia en el Palacio de Catete, Río de Janeiro, antes de las 8 de la mañana de aquel 24 de agosto. Tras su encuentro con los militares y con su firma puesta en el documento de dimisión, el expresidente regresó solo a su habitación.
Para las 8:41 de la mañana, se escuchó un disparo proveniente del cuarto personal de Getúlio Vargas. El político se dio un balazo en el corazón y murió al instante.
Lee también Sara Ornelas, líder de billeteros y candidata a diputada, fue asesinada por su esposo
Su hijo Lutero fue quien encontró el cuerpo, junto a dos “testamentos políticos” o cartas suicidas, con mensajes para el pueblo brasileño.
“A la ira de mis enemigos, dejo el legado de mi muerte. […] Me queda el dolor de no poder darle a todos los humildes todo lo que quise darles”, últimas palabras de Vargas. En pocos minutos, el equipo presidencial anunció la muerte del exmandatario y publicó sus misivas para que todo el país conociera su contenido.
La ira popular ahora se centró en los opositores
Tras la muerte del político, y según informó este diario en sus páginas del 25 de agosto de 1954, hordas de seguidores y fanáticos comunistas salieron a las calles para vengar a Getúlio Vargas y enfrentarse a los opositores que motivaron su renuncia.
Las agresiones se dirigieron contra algunos diarios opositores como El Globo o Tribuna Impresa. En las instalaciones de este último, los manifestantes gritaron “queremos la cabeza de Lacerda”.
En su edición del 26 de agosto, este diario reportó 4 muertos y más de 50 heridos en calles brasileñas, además de la destrucción de dos periódicos y una radiodifusora. Algunos sectores económicos se declararon en huelga y Río de Janeiro fue descrita como “ciudad en guerra”.
Tras la muerte de Getúlio Vargas, Brasil permaneció en luto por varios días, pero pronto se calmó la tensión política que le invadió durante casi todo agosto de hace 70 años. El exmandatario permanece como uno de los principales estadistas de Latinoamérica y, al final, tuvo razón en sus palabras cuando aseguró que sólo la muerte lo sacaría del poder.
- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- Library of Congress
- Dulles, J. (1964). Farewell messages of Getúlio Vargas. En Duke, UP.
- Murad, R. (2023). La influencia del fascismo italiano en el derecho penal de Brasil y de Argentina. En Pensamiento Penal.