Hace 32 años, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, flanqueado por banderas mexicanas, estadounidenses, canadienses y al fondo con un cuadro de Venustiano Carranza a su espalda.
“Es un buen tratado; lo es para México”, fueron algunas de las declaraciones que el entonces mandatario mexicano sostuvo aquel 17 de diciembre de 1992, rodeado por políticos y representantes económicos de nuestro país, todos expectantes ante la importante decisión comercial que se consolidó con el TLC.
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Más de dos años tomaron las negociaciones
A las 6:30 de la tarde del 12 de agosto de 1992, el entonces presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, emitió una noticia sin precedentes para la economía nacional: “Quiero informarles que hemos concluido las negociaciones para firmar un Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá”.
En un mensaje a nivel nacional, el mandatario confirmó que los tres países formalizaron un acuerdo de beneficios tripartitos y justos para cada economía; una serie de reglas y compromisos que acelerarían los intercambios comerciales en América del Norte.
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Fueron más de dos años de negociaciones, encabezadas por empresarios, obreros, campesinos, abogados, académicos y tratadistas de México, Canadá y Estados Unidos, enfocados en un “auténtico frente común” para las tres economías, según apuntó Salinas de Gortari aquella tarde de agosto.
El resultado quedó plasmado en un documento de más de 400 páginas y fue enviado a los respectivos congresos para su aprobación.
A pesar de su entusiasmo, el ejecutivo mexicano aseguró que “no debemos pensar que los beneficios llegarán de manera inmediata; tampoco que constituye en una fórmula mágica para resolver todos nuestros problemas. […] A futuro, el tratado nos permitirá crecer más rápido, tener más y mejores empleos y, sobre todo, competir mejor”.
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“A México se le respeta en el extranjero y se le mira como una nación unida, decidida a superarse y a tener un gran papel en el siglo venidero. […] Vale la pena, compatriotas, [el TLC] es para el bien de nuestra gran nación; es por México”, concluyó Salinas de Gortari hace 32 años.
Pese a protestas, los tres países firmaron el TLC
“El 17 de diciembre se inscribe como el momento culminante de 1992, después de terminar las negociaciones trilaterales el 12 de agosto”, aseguró este diario ante la firma del Tratado de Libre Comercio por parte de Carlos Salinas de Gortari, George Bush –presidente de Estados Unidos– y Brian Mulroney –primer ministro canadiense.
A las 8:30 de la mañana del 17 de diciembre de 1992, los tres máximos representantes de México, Canadá y Estados Unidos sostuvieron una breve, pero significativa llamada telefónica, previo a dar un “paso gigante” en sus relaciones internacionales, como lo describió el presidente Bush.
Horas después y según apuntó EL UNIVERSAL, el Parlamento de Canadá, la Organización de Estados Americanos y la Residencia Oficial de Los Pinos se enlazaron en un ejercicio simultáneo para que los tres mandatarios firmaran sus respectivas copias del TLC.
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La firma por parte de México se celebró en el salón “Adolfo López Mateos” de Los Pinos, con 600 asistentes que respaldaron al presidente Salinas de Gortari en esta importante decisión económica e internacional.
El encargado de presentar las más de 400 páginas del acuerdo fue el entonces secretario de Comercio y Fomento Industrial, José Serra Puche, principal negociador en el tratado por parte de México.
Siendo un convenio que “ofrece certidumbre económica al país”, Salinas de Gortari invitó a funcionarios públicos, empresarios, líderes obreros y campesinos al evento, asegurando su “compromiso para competir y aprovechar los beneficios del acuerdo”.
Entre los cientos de asistentes a esta “firma histórica” en Los Pinos estaban los 31 gobernadores, todo el gabinete presidencial, los embajadores John Negroponte y David Winfield de Estados Unidos y Canadá, así como senadores, diputados, académicos y representantes de los sectores económicos del país.
Canadá y Estados Unidos reportaron importantes protestas por la firma del TLC. Durante la ceremonia con Brian Mulroney, varios manifestantes denunciaron que el acuerdo comercial “entregaría el país a Washington” y “exportaría empleos a México a costa de los canadienses”, justo cuando enfrentaban un alto índice de desempleo.
Por el lado estadounidense, a las afueras de la OEA se congregaron protestantes de Greenpeace, quienes aseguraron que el TLC sería un “regalo navideño de Bush a las grandes corporaciones”, por “anteponer los beneficios económicos a la protección del ambiente y salud de los trabajadores”.
EL UNIVERSAL, en su cobertura del 17 de diciembre de 1992, no reportó incidentes mientras Salinas de Gortari firmaba el tratado en Los Pinos.
La principal manifestación en contra del TLC tardó más de 12 meses en llegar, con el levantamiento zapatista en Chiapas, justo el mismo día que el prometedor pacto económico entraba en vigor. Ahora, este polémico acuerdo enfrenta otra severa crisis, con los volátiles planes arancelarios que Donald Trump amenaza con imponer.
- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL