En México la música del mariachi nos representa más allá de las fronteras; todo aquel que se jacte de ser mexicano se ha estremecido al escuchar lejos de la patria el Son de La Negra.
Es muy común entre músicos y aficionados decir que los instrumentos musicales deben tocarse siempre con delicadeza, suavidad y alegría. Fue así que sin faltar a esos principios musicales ocho mujeres tocaban sus instrumentos y en 1952 formaron el primer mariachi internacional femenil en una época donde la mujer no tenia ni siquiera el derecho de ejercer su voto y en un ambiente dominado por el llamado “macho” mexicano.
Guadalupe “Lupita” Morales nació el 12 de diciembre de 1936, desde temprana edad su pasión fue la música. Acompañada de su padre Jesús Morales, Lupita comenzó a cantar en programas de la XEW fue entonces que tuvo la idea de formar un mariachi exclusivo de mujeres.
Cada una con diferente historia respondió al llamado de lupita y en un restaurante de la calle Lucerna de la colonia Juárez, en la Ciudad de México, llamado “Casa Michoacán” mismo que era atendido por la familia de Lupita, aquellas ocho jovencitas sin saberlo se convertirían en el primer mariachi mexicano internacional de mujeres.
En un cuarto trasero de aquel establecimiento fue donde realizaron los primeros ensayos, lugar donde se encubaron las notas musicales que llegarían a tener estruendo en el Millón dólar de los Ángeles, en el Teatro Chicago de la ciudad del mismo nombre y en la ciudad de los rasca cielos, Nueva York, cuando se presentaron en el Teatro Puerto Rico.
Este primer grupo femenil fue integrado por Lupita Morales, la fundadora, Juana Lara, María de los Ángeles Reyes, Felicia González, Raquel Flores, Isabela López, Josefina Correa y Magdalena Berrones; estas dos últimas son las únicas de aquel mariachi con vida.
Los hechos aquí descritos son verdaderos recuerdos vivos de dos mujeres que entraron a la historia musical de México. Ellas son una prueba tangible de que el mariachi femenil fue la punta de lanza para que otras agrupaciones se internacionalizaran.
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En sus inicios se llamaron “Mariachi Michoacano”, en honor al lugar de procedencia de la familia Morales; sin embargo, fue necesario cambiarlo para diferenciarse de los formados por hombres, entonces el padre de Lupita propuso a la agrupación de lindas muchachas el nombre de “Mariachi Femenil Estrellas de México.”
Los atuendos que utilizaban eran perfeccionados por la señora Juanita y el señor Jesús, padres de Lupita Morales, quien fundó el grupo y quienes siempre cuidaron y acompañaron a las jóvenes. Ellos les bordaban los trajes de cada presentación con lentejuela y chaquira.
Seria injusto decir que Las Estrellas de México fueron el primer mariachi femenil ya que en 1950 Las coronelas ya se presentaban en algunos teatros de la capital, pero Las Estrellas de México sí fueron las primeras mujeres mariachis internacionales al realizar giras por Canadá, Estados Unidos, centro y Sudamérica; incluso acrecentaron su fama cuando en 1955 el director de cine Miguel Sacarías las eligió para que acompañaran en una película al ídolo inmortal Pedro Infante y a Libertad Lamarque en lo que fue la primera comedia musical del cine mexicano: Escuela de Música.
Josefina Correa se integró al grupo de Lupita cuando apenas tenia 14 años, primero tocando la guitarra, después el violín instrumento con el que acompañó a Infante en aquella cinta.
Con la salida de Raquel Flores en 1958 no hubo quien tocara el guitarrón, por lo que Lupita le pidió a Josefina que cubriera ese espacio y fue así que empezó a darle duro a esas cuerdas rígidas que con su sonido simulan el latido del corazón.
Fue el propio Pepe Chávez fundador y director del mariachi Oro y Plata de México quien le enseñó a tocar a dos cuerdas aquel instrumento. “Chatita”, como le dicen de cariño, cumplió este año 66 tocando el guitarrón, actividad que aún realiza en conferencias y presentaciones en la Ciudad de Chihuahua donde radica, convirtiéndose en la guitarronera más longeva de México a sus 83 años.
Ese mismo año, 1958, las ocho damas se convirtieron en el primer mariachi en llegar a Nueva York donde alternaron con la Sonora Santanera y con Celia Cruz. Con un repertorio de 400 canciones Las Estrellas de México brillaron en todo escenario donde mostraban su talento, dignas representantes ya no sólo de la música folclórica si no de la mujer bravía, así con seguridad y gallardía lograron con notas musicales acallar los gritos de algunos “hombres” que se rehusaban a ver en tacones y vestidos a las del mariachi.
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En 1960 las Estrellas de México emprendieron una larga gira por Centro y Sudamérica, donde el presidente de Guatemala Miguel Ydigorás aprovechó para que amenizaran la boda de su hija.
Algo similar ocurrió en Panamá cuando el 11 de abril de 1962 el presidente de aquel país José Dominador Bazán asistió a la presentación en el Club de Leones de Panamá y al final invitó personalmente al mariachi femenil a continuar la fiesta de manera particular con la familia del mandatario.
Al pasar de los años estas estrellas del mariachi acompañaron en grabaciones y programas de televisión a artistas como Amalia Mendoza, Queta Aguilar, Gilberto Parra, Yolanda del Rio, Pedro Infante, Libertad Lamarque y junto con Rosita Quintana le llevaron serenata a Luis Aguilar en la cinta “Yo no me caso compadre”.
A otro que acompañaron en los escenarios fue al cantante Roberto G. Rivera, en Cali, Colombia. Durante las presentaciones al cantante le gustaba sacar su pistola y dar un tiro al aire, sobre todo cuando el mariachi tocaba las melodías de “Bala Perdida” y “Sonaron Cuatro Balazos”; sin embargo, en aquella ocasión al tratar de guardar la “fusca” dándole vueltas al estilo texano un tiro fue a dar a la pierna de una persona del público, por lo que la presentación fue suspendida.
Después de que el hecho se aclaró por soldados y policías, Roberto G. Rivera logró salir libre porque el herido no presentó cargos. El incidente, que pudo terminar en tragedia, se suscitó mientras cantaba “Los Laureles”.
Diez años después del nacimiento de este mariachi ya habían recorrido Costa Rica, Chile, Puerto Rico, El Salvador, Perú y en Argentina tuvieron un detalle digno de recordar, pues durante su estadía se realizó el festival de Cine en Mar de Plata.
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Al enterarse del arribo de los compatriotas mexicanos a tierras argentinas, las féminas del mariachi fueron a recibirlos con música el 15 de marzo de 1963. Así fue como Emilio “El Indio” Fernández, Rodolfo de Anda, Sonia Infante, Rubén Rojo, Dacia González, Norma Mora y Wolf Rubinsky, entre otros, quedaron sorprendidos por tal recibimiento al ritmo del Son de la Negra y del Cielito Lindo y que jamás imaginaron.
El 2 de junio de aquel 1963 la agrupación Estrellas de México volvió a presentase ante otro mandatario. En esta ocasión, el presidente de Ecuador, Carlos Julio Arozamena, quien después de aplaudir gustoso aquella actuación encabezando la comitiva diplomática les dio la cordial bienvenida al país de los cuatro mundos.
Fue en este país donde la tragedia alcanzó al mariachi. El 15 de junio se dirigieron a la Ciudad de Cuenca. María, quien tocaba el violín, no pudo asistir a la presentación porque estuvo enferma. La llevaron al doctor y tuvo que ser internada de urgencia.
Al estilo de la ópera de “payaso” de Ruggero Leoncavallo, en la que el pobre actor tiene que ocultar sus lágrimas ante el público; Lupita, líder y primera voz esa noche, cantó, bailó y tocó su instrumento sin novedad para que ni una de sus compañeras supiera la verdad. María, había fallecido por causa de septicemia el 17 de junio de 1963, tres horas antes de que subieran al escenario.
Su cuerpo fue velado en aquella ciudad ecuatoriana en una modesta funeraria, donde sólo sus compañeras y Roberto G. Rivera acompañaron a su amiga. Pero el pueblo verdadero, que sabe sentir el dolor ajeno, al enterarse del suceso llegaron a la funeraria uno a uno los habitantes de Cuenca para hacer suya la tristeza que embargaba a las estrellas aztecas.
Al féretro de María se le cubrió con la bandera mexicana, misma que siempre honró con su música. La joven mariachi fue sepultada el 18 de junio en la gaveta 27 del cementerio municipal de Cuenta, lejos de los suyos y de su patria.
La historia de este mariachi ha quedado injustamente en el olvido, no se le ha dado reconocimiento alguno y lo que es peor, no se le menciona en documentales o crónicas musicales.
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Es el canta autor chihuahuense, Polo Montañez, quien ha dado crédito al mariachi de las estrellas y fue en 2022 que compuso un huapango para aquel mariachi triunfante. Es por ello que esta entrega de Mochilazo en el Tiempo tiene el objetivo de presentar esta investigación y recordar la trayectoria de estas mujeres valerosas y pioneras de la música mexicana.
Josefina Correa "Chatita" acompaña la dedicatoria con el guitarrón en este video. Tomado de YouTube.
Brasil, Uruguay, Paraguay, Las Bahamas, Belice se sumaron a la lista de escenarios conquistados. En los Juegos Olímpicos de México 68 se presentaron durante la inauguración, siendo el primer mariachi que tocaba en la justa olímpica; luego, pasaron cuarenta años para que otro mariachi tocara en las olimpiadas, lo cual se registró en los juegos de Beijing, China, en 2008.
Magdalena Berrones, la otra integrante viva de aquel mariachi, radica en Cancún y todavía al igual que “Chatita” sigue tocando su instrumento, el violín y en 2022 fue reconocida como Reina del III Festival Internacional de la Mujer Mariachi.
Como palomas que vuelan, cada una se presentó a su destino y después de más de 20 años cada quien tomó el rumbo que el momento le exigía. A finales de la década de los 70, el padre de Lupita enfermó de gravedad, por lo que ella tuvo que cuidarlo hasta el final, razón por la cual aquel mariachi fue dejándose de escuchar.
En "El Jalisciense", Chente decía que "pa' mujeres bonitas" el lugar era su lindo Huentitán; la voz que le responde "Seguro que sí, mi Chente" es de Lupita. Tomado de YouTube.
Las últimas veces que Lupita entró a los estudios de grabación fue para acompañar al cantante Vicente Fernández en la canción “Volver, Volver” en 1972. Ella hizo la segunda voz y el grito ranchero que se escucha en la melodía, al igual que en la canción “El Jalisciense”, en donde el mismo Chente la reconoce mencionando su nombre. Lupita dejó su legado el 17 de abril del 2005, día de su muerte a causa de la leucemia que padecía.
La última vez que las integrantes del Mariachi Femenil Estrellas de México volvieron a estar juntas fue en 1993, cuando en una casa en la Ciudad de México se reunieron para recordar sus años de fama, de entrevistas y de autógrafos. Aquella vez volvieron a tocar juntas una vez más, pero ahora frente al mejor público de sus vidas, sus hijos y sus nietos.
- Bibliografía y fuentes consultadas:
- Mujer Mariachi, memorias de una violinista. Magdalena Berrones Berrones, 2024
- Articulo revista de 1957 de Fernando Campos.
- Entrevista con Josefina Correa Guzmán, integrante del mariachi Estrellas de México.
- Entrevista con Guadalupe Morales, hija de Lupita Morales fundadora del mariachi.
- Apoyo fotográfico del archivo personal de Morayma Gómez Correa, hija de Josefina Correa.