Tras décadas de racismo y discriminación, la comunidad afroestadounidense logró una significativa victoria el , cuando la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos dictaminó que la segregación educativa era “inconstitucional”.

Gracias al célebre caso Brown contra la Junta Escolar de Topeka, miles de estudiantes afros tuvieron el derecho de elegir a qué escuela acudir sin tomar en cuenta su color de piel. La popular doctrina “iguales, pero separados”, que por tanto tiempo dividió a la población estadounidense, por fin veía su fin.

Lee también

A pesar del avance social que significó la inconstitucionalidad de segregación racial, muchas comunidades de la Unión Americana no recibieron con celeridad el histórico fallo, exhibiendo el lado más racista de políticos y estudiantes que preferían quedarse sin escuelas a recibir en sus aulas a un compañero afro.

Anuncio de Missouri, 1915, para advertir a vecinos blancos sobre la llegada de afros al vecindario; “¡Salva tu casa! ¡Vota por la segregación!” se leyó. Algunos estudiantes afroamericanos que demandaron su acceso a escuelas para blancos debían cruzar la ciudad para llegar a una institución segregada. Foto: Missouri Historical/Wikimedia Commons.
Anuncio de Missouri, 1915, para advertir a vecinos blancos sobre la llegada de afros al vecindario; “¡Salva tu casa! ¡Vota por la segregación!” se leyó. Algunos estudiantes afroamericanos que demandaron su acceso a escuelas para blancos debían cruzar la ciudad para llegar a una institución segregada. Foto: Missouri Historical/Wikimedia Commons.

La doctrina “iguales, pero separados” perpetuó la segregación

En 1895, Homer Plessy, un hombre afroestadounidense, se negó a abordar el vagón segregado en un tren interestatal y quedó bajo arresto.

Recurriendo a las enmiendas décimotercera y décimocuarta, que eliminan la esclavitud y garantizan protección igualitaria para todos los ciudadanos, Plessy exigió su derecho a estar en un vagón de blancos; su demanda fue denegada por un tribunal estatal y se envió a la Suprema Corte de Estados Unidos.

Lee también

En menos de un año, la máxima sala de justicia desestimó el entonces conocido caso Plessy contra Ferguson y justificó que la segregación racial no era delito, perpetuando la peligrosa idea de “iguales como ciudadanos, pero separados”.

Estudiantes de la Hoffman-Boston. La sentencia en el caso Plessy contra Ferguson determinó que la segregación racial no se equiparaba con la esclavitud ni era una medida restrictiva de derechos, sólo era por un “interés general y por no ofender u oprimir a una parte de la población”. Foto: Archivo Nacional de Filadelfia/Wikimedia Commons.
Estudiantes de la Hoffman-Boston. La sentencia en el caso Plessy contra Ferguson determinó que la segregación racial no se equiparaba con la esclavitud ni era una medida restrictiva de derechos, sólo era por un “interés general y por no ofender u oprimir a una parte de la población”. Foto: Archivo Nacional de Filadelfia/Wikimedia Commons.

En palabras de la Suprema Corte, a finales del siglo XIX, el gobierno “no pretendía eliminar las distinciones basadas en el color de la piel, ni establecer la igualdad social –diferenciada de la igualdad política–, ni mezclar razas en términos que no dejarían satisfechas ni a una ni a otra”. Esa fue la realidad que rodeó a los afroamericanos durante más de seis décadas.

Para febrero de 1951, el reverendo afroamericano, Oliver Brown, interpuso una demanda contra la Junta de Educación del Condado Topeka, en Kansas, para solicitar la inscripción de su hija Linda en una escuela para blancos, algo impensable en tiempos de la segregación.

El caso Brown contra la Junta Escolar de Topeka se unió a otras 11 solicitudes de infantes afros del condado, quienes también pidieron inscripciones en escuelas para blancos. Aunque los jueces de Kansas aceptaron que niños afroamericanos sentían inferioridad a causa de la segregación, el tribunal estatal denegó la demanda.

Lee también

Para octubre del 51, la Asociación Nacional para el Progreso de Personas de Color –NAACP, siglas en inglés– apeló el caso ante la Suprema Corte, integrando otras peticiones de Carolina del Sur, Virginia, Delaware y Washington, lo que convirtió a la demanda en un asunto federal.

Linda Brown, joven por quien se interpuso la demanda Brown contra la Junta Escolar, junto a otros activistas por derechos de los afroamericanos. Los otros casos que integraron su juicio fueron Briggs contra Elliot; Davis contra la Junta de Educación del Condado Prince Edward; Bolling contra Sharpe; y Gebhart contra Ethel. Foto: Library of Congress/Wikimedia Commons.
Linda Brown, joven por quien se interpuso la demanda Brown contra la Junta Escolar, junto a otros activistas por derechos de los afroamericanos. Los otros casos que integraron su juicio fueron Briggs contra Elliot; Davis contra la Junta de Educación del Condado Prince Edward; Bolling contra Sharpe; y Gebhart contra Ethel. Foto: Library of Congress/Wikimedia Commons.

Tras tres años en litigio, el 17 de mayo de 1954, se declaró como inconstitucional la segregación racial en escuelas públicas estadounidenses. Por primera vez en la historia, se aseguró que esa práctica –de obvia intención racista– sólo promovió la inequidad social y violó la protección igualitaria que garantiza la Décimocuarta enmienda.

Fue un revolucionario fallo que tardó más de 60 años en llegar. Según indicó la edición vespertina del periódico The Key West Citizen, aunque las entidades mencionadas en el caso sólo eran Carolina del Sur, Virginia, Kansas, Delaware y el distrito de Columbia, la sentencia de 1954 transformó el sistema educativo de otros 17 estados.

Lee también

El dictamen prohibió la separación racial desde el jardín de niños hasta la universidad; así, cualquier institución escolar que recibiera fondos públicos tenía la obligación de recibir a alumnado blanco o afro, sin excepción.

Alumnos de la escuela para negros en Massachussets, 1948. Tras la victoria legal de 1954, la NAACP exigió igualdad en empleo, libertad de residencia, no segregación en derechos electorales, integración educativa, no discriminación en transportes, impedir leyes obstruccionistas y evitar la segregación en grupos civiles. Foto: Archivo Nacional de Filadelfia.
Alumnos de la escuela para negros en Massachussets, 1948. Tras la victoria legal de 1954, la NAACP exigió igualdad en empleo, libertad de residencia, no segregación en derechos electorales, integración educativa, no discriminación en transportes, impedir leyes obstruccionistas y evitar la segregación en grupos civiles. Foto: Archivo Nacional de Filadelfia.

Prefirieron cerrar o privatizar escuelas para no integrar estudiantes afros

La negativa y racismo no se hicieron esperar. Los entonces estados más radicales de la Unión Americana, como Florida o Georgia, aseguraron que aplicarían todas las vías posibles para no aceptar el ingreso de estudiantes afroamericanos en escuelas para blancos.

De acuerdo con EL UNIVERSAL, el 19 de mayo de 1954, el gobernador Herman Talmadge, de Georgia, prometió a su electorado que ninguna escuela eliminaría las barreras raciales mientras él estuviera a cargo. Incluso se mostró dispuesto a usar fuerza militar para impedirlo.

Lee también

En el estado de Virginia, el senador Harry Byrd estableció severas medidas segregacionistas, como sanciones a escuelas que aplicaran la integración de afroamericanos, retirándoles fondos públicos y cerrando la institución. Su postura era tan radical que cerraron todo su sistema de educación pública por 5 años, en lugar de integrar a la población afroamericana.

Protesta en Little Rock, Arkansas, 1959; "La mezcla de razas es comunismo" se leyó en los carteles. Hubo manifestaciones y huelgas en varias universidades, como la vista en White Sulphur Spring, Virginia, que se “solucionó” con el restablecimiento de la segregación, violando la orden de la Suprema Corte. Foto: Library of Congress/Wikimedia Commons.
Protesta en Little Rock, Arkansas, 1959; "La mezcla de razas es comunismo" se leyó en los carteles. Hubo manifestaciones y huelgas en varias universidades, como la vista en White Sulphur Spring, Virginia, que se “solucionó” con el restablecimiento de la segregación, violando la orden de la Suprema Corte. Foto: Library of Congress/Wikimedia Commons.

En palabras del senador Byrd: “si nosotros podemos organizar los estados sureños para una resistencia masiva creo que, a la larga, el resto del país se dará cuenta que la integración racial no será aceptada en el sur”.

Otra conocida forma de impedir la integración educativa fue privatizar escuelas públicas, librándolas de la medida federal. Los gobiernos segregacionistas ofrecían becas a padres blancos para pagar las colegiaturas privadas y así impedir la entrada de alumnos afroamericanos que no podrían costear la educación.

En su punto más despreciable, las comunidades que apoyaron la segregación –en especial en estados sureños– fomentaron miles de amenazas de muerte y despidos contra ciudadanos afros que quisieran llevar a sus hijos a escuelas para blancos.

Los defensores de derechos civiles enfrentaron miles de agresiones y les tomó casi dos décadas lograr la integración educativa en toda la Unión Americana. Para comienzos de los años 70, todos los estudiantes afros y blancos podían asistir a la escuela pública de su elección, un importante paso para combatir el racismo que se niega a desaparecer por completo en los Estados Unidos.

Ruby Bridges, estudiante afroamericana, sale escoltada por agentes “Marshall” de una escuela para blancos, en Nueva Orleans, 1960. Una corte ordenó su protección ante las persistentes protestas segregacionistas. Foto: Wikimedia Commons.
Ruby Bridges, estudiante afroamericana, sale escoltada por agentes “Marshall” de una escuela para blancos, en Nueva Orleans, 1960. Una corte ordenó su protección ante las persistentes protestas segregacionistas. Foto: Wikimedia Commons.
Google News

TEMAS RELACIONADOS